Capítulo 25

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-¿Nos vamos mamá?
-Para lo que quieres eres muy rápida.
-Tú eres la que dió la idea. ¿Qué te vas a hacer?
-El de la ceja y el Septum. ¿Y tú?
-El Septum. Pero el que tiene las bolitas fuera.
-Copiota.
-Déjame ser feliz.
-Yo te dejo todo lo que tú quieras, pero eso no quita que seas una copiota.
-Oye, ya se te nota un poco la barriga.-dijo Ali para fastidiar a su madre.
-Vete a la mierda.-cogió las llaves de la caravana y salió a la calle, detrás de ella Ali salió y cerró la puerta.
Cruzaron la carretera y entraron al bar. Al entrar se dieron cuenta de que el ambiente no era como siempre, era un ambiente un tanto estraño.
Se sentaron en la barra y Lucas les sirvió lo de siempre. Un vaso de leche con ColaCao.
-¿Todo bien?-le preguntó Aliisa a Lucas.
-Dani lleva varios días sin aparecer por casa.
-¿¡Qué?!-se sorprendió Aliisa.
-En cuatro días empiezan las clases y no sé nada de él. Ali, tú te llevas con él ¿sabes algo?
-Me contó que se iba a la ciudad a ver a su madre, pero pensaba que tardaría solo una tarde, y que lo había hablado contigo.
-Pues no. No me ha dicho nada.
-Vale, Lucas tranquilízate. Nosotras vamos hoy a la ciudad, Ali lo puede llamar, seguro que a ella se lo coje. Seguro que nos dirá donde está, entonces nosotros lo recogeremos y volveremos a casa felices y contentos.
-Está bien.
-Anda, vete a atender a los demás clientes, que seguro que están celosos.
-Sobrevivirán.
-Era una forma agradable de decirte que te pirases de una puta vez y me dejases tranquila.-dijo con una sonrisa.
-Mamá...
-Es broma.
-Ya me voy.-Lucas cogió el vaso vacío de Ali y se lo llevó.
Aliisa acabó de beberse el vaso y ambas se fueron a la estación de trenes a esperar el próximo tren, que salió en dos minutos.
Una hora más tarde madre e hija se encontraban en el salón de piercings esperando su turno cuando una chica salió de una salita y llamó a Ali primero.
Dentro de la salita, Ali se tumbó en una especie de camilla.
-Hola, mi nombre es Alba y voy a ser quien os va a hacer el piercing a ti y a tu madre.-era una chica muy guapa, llevaba el piercing del labio, el de la ceja y el del puente de la nariz.
-Encantada.
-Si no recuerdo mal tú querías hacerte el septum.
-Sí, el de las bolitas para fuera. ¿Me va a doler mucho?
-Que va.-tenía una sonrisa en la cara. Se notaba que amaba su trabajo.-Será como un pellizquito.
-Está bien.
-Cuando quieras...
-Sí. Estoy lista.-se dijo a si misma para auto convencerse.
Alba comenzó con el procedimiento para hacerle el piercing a Ali. Solamente tardó dos minutos en hacerlo. El piercing que Ali había elegido era verde. A Ali le encantó como había quedado y salió de la sala muy contenta.
-¿Te gusta?-le preguntó a su madre.
-Te queda muy bien.
En ese momento Alba llamó a Aliisa. Esta la siguió hasta la salita donde antes había estado Ali.
-Tú eras de mi pueblo.-afirmó Aliisa.
-Es verdad. Íbamos a la misma clase.-Alba se rió.-Eres la chica embarazada. Que mayor que está tu hija.
-Es lo que tiene hacerse mayor.
-Dime tía ¿qué quieres hacerte?
-El de la ceja y el septum, pero el de las bolitas para dentro.
Alba siguió el procedimiento que antes había utilizado con Ali. Veinte minutos más tarde ya llevaba los dos piercings.
Aliisa fue al mostrador y le pagó el precio correspondiente a Alba. No era muy modesto que digamos.
-Si quieres un día de estos podemos quedar. Suelo quedar todas las semanas con algunos de clase, por si te quieres venir.
-Me lo pensaré y ya te diré.-abrió la puerta.-Adiós.
-Adiós.
-Ya fuera Ali le preguntó a su madre: ¿De verdad la vas a avisar?
-Ni de coña. Antes de ir a una quedada de antiguos alumnos me tiro por la ventana.
-Debe de ser horrible. Yo tengo ganas de librarme de la gran mayoría de las personas de mi clase.
-La gente es idiota.-Aliisa se paró en seco.-Hablando de idiotas. Llama a nuestro idiota favorito para que podamos recogerlo.
-No sé si me lo cogerá.-Ali estaba marcando el número de Dani.
Al cabo de tres bips Dani lo cogió.
-¿Pasa algo?
-Mi madre y yo estamos en la ciudad, dinos donde estás y vamos a por ti.
-¿Por qué piensas que quiero que vengáis?
-Llevas días sin pasar por casa, tu tío está preocupado.
-Dile que estoy bien.
Ali respiró hondo.
-Vamos a ver gilipoyas. Estamos todos preocupados. Lo que no puede ser es que al señorito le de por desaparecer unos días y nosotros nos tengamos que callar. Ahora mismo me vas a decir donde coño estás y vamos a ir a la cafetería de tu tío para que le digas que coño hacías en la ciudad.
Dani se rió.
-¿Me quieres contestar?-Ali se estaba desesperando.
-Me haces tanta gracia cuando te enfadas.
-¡Daniel!
-Estoy en el ayuntamiento. He estado durmiendo en un hostal.
-¿Me estás vacilando?-preguntó Ali incrédula.
-Te lo prometo.
-En una hora mi madre y yo estamos ahí. Estate atento al teléfono.
-Sí jefa.-refunfuñó Dani.
Ali colgó de mala manera.
-Este tío es gilipoyas. ¿Puedes creerte que está durmiendo en un hostal por la zona del ayuntamiento?
-Lo mato. Vamos a tardar una vida entera.
-Pues entonces vamos a ir yendo.
-Que pateo.
-Si vienes conmigo te compro chuches.-dijo Ali de broma.
-Voy contigo.
Madre e hija se subieron al metro. Como no, se equivocaron de metro varias veces. Incluso hubo una vez que se quedaron dormidas y se pasaron la parada, teniendo que coger un metro de regreso. Al final pasaron dos horas hasta que llegaron al ayuntamiento.
Ali volvió a llamar a Dani.
-Estamos en frente del ayuntamiento. Baja ya.
Ali no le dejó responder porque de inmediato colgó.
-Sí que estás enfadada.
-Hombre para no estarlo. Ha desaparecido por días y no nos había dicho nada. Podría haberle pasado algo.
-La verdad es que es para darle una hostia.-Aliisa suspiró.-Me voy al Mercadona a comprar comida. Creo que lo mejor es que os deje solos.
Allisa se fue al Mercadona. Cinco minutos más tarde Dani bajó con una sudadera azul que le resaltaba su piel morena. Parecía nervioso y se pasó su mano por su pelo, completamente despeinado.
Se colocó en frente de Ali y suspiró.
-Aquí estoy. ¿Contenta?-Dani la observó.-Te queda bien el Septum.
-¿¡Pero tu eres gilipoyas o qué!?-Ali comenzó a pegarle puñetazos en el hombro.-Tendrías que haber avisado. Has estado días desaparecido. ¿Sabes la cara que he puesto cuando tu tío me ha dicho que llevabas días sin pasar por casa? ¿Lo sabes? Pensaba que solo ibas a estar una tarde imbécil.
Dani le agarró la mano suavemente a Ali, que le iba a pegar otra vez.
-Estabas preocupada.-dijo con una sonrisa y acusándola con el dedo mientras seguía teniendo su mano cogida.
-Tu tío.-Ali estaba muy seria.
-Y tú.
-¿Y qué?-Ali estaba roja.-Eres mi amigo, es normal que me preocupe si desapareces.
Dani la seguía mirando con una sonrisa.
-¿Qué ha pasado?
A Dani le desapareció la sonrisa.
-Mi madre. Está muy mal. Me llamó el otro día amenazado con que se iba a suicidar. He estado estos días hablando con ella y con su psicólogo.
-Que putada.
-Y...- dudó un poco.-Tengo pensando quedarme el tiempo necesario para asegurarme de que está bien.
-¿Y las clases?-Ali estaba flipando.
-Ahora mismo me importan una mierda las clases Ali.
-Pero podría venir tu tío. Es su...
-Mi madre no quiere que se entere. No quiere preocuparlo.
-¿Y a ti sí?-preguntó enfadada.
-Es mi madre.-se pasó la mano por las ojos. Los tenía rojos y con ojeras.
-Es su hermano. Tiene derecho a saberlo.
-No te estoy pidiendo tu opinión, solo te estoy informando.-dijo de malas maneras.
-Entonces ¿para qué coño me lo cuentas?-Ali estaba tan enfadada que su cara pasó de su tono pálido habitual a uno granate.
-No has dejado de llamarme. Era para que me dejaras en paz.
-¿Sabes qué? Vete a la mierda. Apañatelas solo, pero que sepas que cuando vengas a pedirme ayuda no te abriré ni la puerta.-le soltó enfadada.
-Perfecto.-Dani abrió las brazos, se dio media vuelta y se marchó.
Ali se metió las manos en su bolsillo y se fue a buscar a su madre. La encontró en la calle. Llevaba una bolsa de la compra y estaba buscando algo en su mochila.
-¿Qué buscas?
-Mis pastillas para el TLP.
-Te las habrás dejado en la caravana.
-Que no. Que estaban en la mochila.-Aliisa se estaba poniendo nerviosa.-Sabes que las necesito.-Aliisa comenzó a dar vueltas mientras se acariciaba la sien.-Donde coño deben de estar.
En ese momento a Ali se le ocurrió una idea.
-Las dejé en el baño. Esta mañana lavé la mochila y las dejé ahí.
Aliisa en ese momento se calmó.
-Siento haberme puesto tan nerviosa. Pero ya sabes lo que pienso sobre las pastillas.
-Tranquila, ya sé que no quieres que vuelva a pasar lo del año pasado.
-No sé qué haría sin ti hija.
Aliisa abrazó a Ali fuertemente. Tenía razón. No estaría viva sin ella.
Madre e hija se volvieron en metro al pueblo. Ali tenía razón, las pastillas estaban en el baño.

De tal palo tal astilla. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora