A Ali y a Aliisa no les quedaba más remedio que ir a celebrar la Noche Vieja a casa de Sandra y Hugo. No les apetecía mucho la idea, pero no les quedaba otra alternativa.
Aliisa aparcó el coche en la entrada del puerto y madre e hija caminaron hacia el barco. Aliisa llamó a la puerta, al ver que nadie le contestaba volvió a llamar.
-Ya voy.-se escuchó a Sandra que inmediatamente abrió la puerta.-Buenas.
-Feliz Noche Vieja.-le dijo Ali dándole dos besos a su abuela.
-Muchas gracias cariño. Tu abuelo está en el aseo.
-Luego lo saludo.-Ali entró al barco y saludó al uron.
-Hola.-la saludó Aliisa secamente.
-Hola. Pasa.-le hizo un gesto para que pasase.
Aliisa entró en el barco, dejó el abrigo en el perchero y se sentó en la mesa.
-¿Quieres vino Aliisa?-le preguntó Hugo que había salido del baño.
-No puedo.
-¿No te gusta el vino?-le preguntó Sandra.-Recuerdo que te gustaba mucho.
-No es eso, es que estoy embarazada.-le contestó con una sonrisa falsa.
A Sandra se le calló la servilleta al suelo.
-¿De quién si se puede saber?
-De mi pareja, Carlos.
-¿Y vas enserio con él o solo es un rollete como con mi hijo?
-¿Perdona?-preguntó cabreada.
-Lo que mi mujer quiere decir es que está mu contenta por ti. ¿Verdad cariño?-le preguntó Hugo a su mujer fusilándola con la mirada.
-Dejémoslo aquí.-contestó Sandra.
-Mejor.-le respondió Aliisa.
-¿Qué hay de cena?-preguntó Ali para romper el hielo.
-Sopa de verduras.
-Qué rico.
Sandra y Hugo trajeron la cena a la mesa y se sentaron uno al lado del otro en frente de Aliisa y Ali. Los cuatro comenzaron a cenar en silencio.
-Muy buena.-halagó Ali a su abuela.
-¿Cómo te va el instituto cariño?
-Bien, más o menos.
-Recuerdo mi primer día de universidad. Me choqué con un chico, estaba tan cabreado que me puse a insultarlo. Al entrar a clase me di cuenta de que era mi profesor de economía, al verme me mató con la mirada. Era tan joven que lo confundí con un alumno. Obviamente suspendí esa asignatura.
-Jaja.
-No influencies a la chiquilla con tus anécdotas de joven cabreado.-le dijo Sandra.
-Yo en la universidad me dormía en clase porque estaba tan cansada por los dos trabajos que tenía. Por eso tardé seis años en sacarme la carrera.
-Normal.-dijo Hugo.-Yo no trabajaba y me costó sacármela, no puedo imaginarme con dos trabajos. ¿De qué trabajabas?
-Trabajaba de camarera en dos restaurantes y algunos fines de semana tocaba la guitarra en fiestas de cumpleaños de niños pequeños.
-¿Tocabas la guitarra?-le preguntó Hugo sorprendido.
-Aún la toco, pero no tanto como antes.
-Yo sí que la toco bastante.-confesó Ali.
-Sí...te enseñé yo.-dijo Aliisa dudosa.
-Venga Ali come, que no has comido nada.-dijo de improvisto Sandra. Parecía un poco triste y enfadada.
-¿Estás bien?-preguntó Ali.
-Sí cariño, solo estoy un poco de bajón porque es la primera Navidad sin Julián.
Los cuatro se quedaron en silencio. Cada uno pensando en Julián desde su propia perspectiva.
-Voy al baño.-dijo Ali después de cinco minutos de silencio.
Ali se levantó de la mesa para ir al baño, en el camino vio el camarote de sus abuelos abierto, nunca había entrado y su instinto cotilla no dejaba de invitarle a entrar. Al entrar vio un papel en el suelo. Lo cogió para dejarlo en la cama, pero no pudo porque en él había una foto de un hombre pelirrojo con melenita a lo afro y un poco de perilla, tendría veintipocos, junto con un bebé de grandes ojos azules. Ali se quedó flipando, en la foto no era recién nacida sino que tendría un año.
-Pero que coño.
En ese momento Ali escuchó un ruido y se giró asustada.
-Me estaba meando.-al ver la cara de terror de Ali Aliisa se preocupó.-¿Qué pasa?
Ali le mostró la foto, Aliisa se quedó pálida y sin saber qué decir.
Ali salió de la habitación enfadada, salió del barco y cerró la puerta de un portazo.
-¿Qué pasa?-preguntó Sandra, que se había levantado de la mesa.
-Nada. Emm, gracias por la cena, ha sido un placer estar aquí.
-¿Pero qué ha pasado?
-Ha visto la foto.
-¿Qué foto?
-En la que está con su padre.
-La dejó Julián antes de morir.
-Se la encontró en le suelo. No creo que la dejase ahí.
-La he estado mirando antes.-se defendió Sandra que veía por donde iban los tiros.
-Ya. Me voy, necesito hablar con Ali.
Aliisa salió del barco y comenzó a buscar a su hija por la calle. Finalmente la encontró sentada en un banco.
-Hola.-Aliisa se sentó con ella.
-Vámonos.-Ali se levantó y caminó hacia el coche.
Aliisa se quitó el sudor de la frente y siguió a su hija, después se subió al coche y lo arrancó. El trayecto hasta la caravana fue tan tenso que se podía cortar el aire con un cuchillo.
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De tal palo tal astilla.
No FicciónAliisa y Ali son una madre y una hija muy especiales. Con solo 18 años de diferencia mantienen una muy buena relación la una con la otra. Las cosas cambian para ellas cuando, después de viajar con su caravana por muchos países, Aliisa decide que deb...