Capítulo 4

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A las 10 de la mañana ya había sonado la alarma y Aliisa y Ali ya habían desayunado y ahora estaban afuera plantando las semillas y el almendro.
-Yyy... la última ya está- dijo poniendo un palito al lado de la semilla plantada. - Vamos con el almendro. Ayúdame a cogerlo- las dos lo cogieron y cuando lo levantaron se dieron cuenta de que no habían hecho un hoyo para plantarlo.
-¿Tenemos palas?
-Nop. Vamos a buscarlas.
Pasaron por el bar y estaba cerrado al igual que el chino y cualquier comercio del pueblo.
-¿Qué hacemos?- dijo una Aliisa ya desesperada.
-¿Y si nos dividimos? A lo mejor encontramos a alguien que tenga más rápido.
-Buena idea. Quedamos en media hora en la caravana. Si no encontramos nada siempre podemos coger el coche e ir a otro sitio.
-Vale.
Cada una se fue por una dirección distinta.
Aliisa iba caminando por la calle mirando a ver si veía a alguien que conocía, y de repente se encontró a Taylor.
-Hola nueva vecina.
-Hola persona humana que no me acuerdo como se llama.
-De verdad, anda que no acordarse de mi nombre, yo que os presenté delante de todo el pueblo.
-Sin nuestro permiso- soltó disimuladamente.
-Bueno, pensé que os gustaría.
-Pues pensaste mal. Y una cosa ¿tú tienes palas?
-No, pero sé quien las tiene.
-¿Quién?
-Lucas.
-Pero el bar está cerrado.
-Ya pero el tiene casa.
-Y ¿dónde está?
-Ahí enfrente-y señaló una pequeña casa de dos pisos con las paredes grises y viejas.
-Gracias.- dijo y se fue.

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Por otro lado Ali iba caminando por la calle cuando alguien desde detrás la saludó:
-Hola pelirroja.
-Hola Daniel, siempre me saludas por detrás.
-No me llames Daniel.
-Cuando tú me llames por mi nombre yo te llamaré por el tuyo.
Daniel se río.
-¿A dónde vas?
-Estoy buscando a alguien que tenga palas.
-¿Qué las quieres para enterrar a alguien?
Ali se le quedó mirando entre cabreada y con ganas de reír.
-No, para plantar un almendro.
-A vale, mi tío tiene, si quieres vamos y te las doy.
-Vale.
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Aliisa llamó al timbre, a los 10 segundos salió Lucas despeinado y con mal aspecto, parecía que se acababa de levantar.
-Hola, ¿ocurre algo?
-Taylor me ha dicho que tienes palas.
-Emm, sí, sí que tengo.- se quedó con la mirada perdida.
-¿Pasa algo?-y le pasó la mano por los ojos.
-Ayer cuando te fuites hablé con Dani.
-¿Y?-abrió los brazos y al mismo tiempo abrió y cerró las manos, como queriendo decir "venga cuéntamelo, en el fondo sabes que quieres"
-Le conté todo, todo lo de su madre, lo que había hecho y se fue.- Dijo nervioso.
-¿Lo has llamado?
-Si y no lo coge. Un adolescente de 15 años, que está a mi cargo lleva más de 8 horas desaparecido. -Dijo alterado.
-A ver, tranquilizate, vamos a buscarlo, 4 ojos son mejores que 2.
Y los dos se fueron a buscar a Dani.
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-Bueno ¿qué tal tu mañana?- preguntó Dani mientras iban caminando.
-He estado plantando con mi madre. ¿Y la tuya?
-Mi tío me ha contado una cosa sobre mi madre que no me gusta y desde ese entonces no he aparecido por casa.
-Y.. ¿dónde cree tu tío que estás?
-Ni idea.
-Y ¿dónde has estado?
-Eso es secreto de confesión.
-Vale.
Siguieron caminando durante 10 minutos en silencio hasta llegar a casa de Lucas.
-Ya estamos.
-Gracias.
-Yo me voy, no entro.
-Yo creo que deberías entrar, creo que tendrías que hablar con tu tío de lo que esté pasando.
-¿Tú cres?-se quedó un rato pensando, asintiendo levemente con la cabeza. - La verdad es que tienes razón. Vamos a entrar.
Los dos entraron, pero para sorpresa de ambos no había nadie.
-Yo tengo que ir a la caravana, he quedado con mi madre en 10 minutos.
-Vale, te acompaño, a ver si veo a mi tío.
Los dos retomaron el camino de vuelta.
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Aliisa y Lucas ya habían pasado por todo el pueblo y no encontraban a Daniel.
-No está, tiene que estar en otro pueblo o incluso a estas horas puede llegar a estar en otra provincia.-dijo Lucas nervioso.
-Es posible que esté en la cala.-sugirió Aliisa.
-Puede ser, venga vamos.
Los dos fueron a la cala, pero ahí no había nadie.
-Escucha yo ahora he quedado con Ali, pero luego te puedo seguir ayudando a buscarlo.-dijo ya de vuelta.
-No, no hace falta, tranquila.
-¿Seguro?
-Sí, venga vete que tu hija te espera.
-Si cambias de opinión avisame.-a continuación se fue.

De tal palo tal astilla. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora