III

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Caminábamos en la dirección contraria a las habitaciones que habían en en burdel.
Iba a preguntar a donde me llevaba pero me interrumpió.

- Vas a querer abrigarte, te esperare detrás de aquella puerta.- dijo señalando la puerta que llevaba a la azotea.

Me estaba causando curiosidad todo esto, y no estaba haciendo nada fuera del reglamento, debía complacer al cliente.

Entré a los camarines y me puse unas botas largas que cubrían la mitad de mis muslos y mi impermeable largo beige para dirigirme donde me había indicado Adam.

Subí y lo encontré fumando apoyado en el balcón, fuera del burdel suelen tocar músicos callejeros, pero habitualmente estaba Kyle, una anciano sin hogar que deleitaba a la gente con su violín. Adam lo observaba en silencio.

- Me causa curiosidad que me hayas querido traer aquí.- confesé en busca de una respuesta acercándome.

- No me gusta hablar subiendo mi tono de voz, además me estaba dando algo de calor el whisky.

- Aun tengo la duda de ¿Por que te acercaste a mi ahora y no antes? .- afirmé mordiendo mi labio esperando que respondiera.

Él solo apagó su cigarrillo, exhaló el humo y me tomó por la cintura acercandome a él.

- ¿Bailas?.- preguntó a unos centímetros de mi rostro, ignorando mi pregunta.

¿Me estaba poniendo a prueba?.

Acomode mi mano en su hombro y tome su mano.

- Claro que si.- asentí.

Ambos comenzamos a bailar al compás del violín que deleitaba la calle con "Put your head on my shoulder".

Ninguno de los dos articuló ni una sola palabra, él se limitaba a observarme y yo a él.
En un momento parpadie algo cansada, escondiendo un bostezo, había estado todo el dia en clases para después trabajar, Adam lo notó.

- Recuéstate en mi hombro.- susurró en mi oído, yo no me negué y le obedecí.

- Gracias.- agradecí en su hombro con mis ojos cerrados, aún moviendo mis pies lentamente junto a los suyos.

- ¿Se puede saber la razón de tu cansancio Tiffany?.- preguntó educadamente, yo sonreí y levante mi mirada para responderle.
No podía relajarme tanto con un cliente.

- Estudios.- solté sin pensar.
Rápidamente me quise golpear con un ladrillo en el rostro.

- ¿Estudias?.- me cuestionó refiriéndose a una universidad yo le sonreí y asentí.

- Lo siento, no debo hablar de mi.- me disculpe mirándolo mientras el sujetaba firmemente de mi cintura.
Sentí la curiosidad de acariciar su mejilla, la verdad era bastante guapo y ningún cliente había durado tanto sin haberme besado o pedir que me acueste con el mínimo para matar su soledad amorosa que solía reemplazarla con abundancia económica.

- Déjame adivinar ¿estudias psicología?.- trató de adivinar, y adivinó, sonaba demasiado seguro para adivinar la verdad.
Pensaba irme a New York y estudiar en Columbia psicología.

Escondí mi sorpresa, no podía seguir sabiendo más información de mi, habían clientes que ni siquiera se molestaban en saber mi nombre.

Tomó mi mano y me dio una vuelta para apegarme nuevamente a él, esta vez logré disfrutar de su fuerte perfume.

- No.- negué de manera creíble.- Enfermería.- mentí.

- Oh.- formó algo perdido.- Primera vez que fallo en esto.- confesó con una sonrisa, robandome una carcajada.

Miss InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora