Por lo general camino por las calles tristes de la noche, en un callejón me detuve a tomar comida del basurero, tenía hambre, y como no? Si no había comido nada desde ayer, por desgracia había tanta basura en la calle, pero ninguna de ellas era de comida, seguí caminando por la banqueta, veía las casas a mi alrededor, eran demasiado grandes para mi, pero se veían calentitas y no eran oscuras como la mayoría de las cajas en las que solía dormir.
Caminaba en cuatro patas, con las orejas caídas de tanto cansancio y mi colita se movía de la ansiedad que sentía. La noche empeoró al momento en que sentí una gota de agua en mi lomo, era fría e hizo que me erizara por completo, comencé a correr tratando de llegar a un lugar con techo, los carros iban más deprisa y el sonido que emanaban me lastimaba las orejas, caí en un charco de agua más fría que la que caía del cielo, no lograba dejar de temblar, de repente sentí que me eleve en el aire y creí que iba a ese lugar mágico que unos amigos me habían contado al que íbamos todos los perros buenos al finalizar nuestra vida y estaba listo, cuando empiezo a sentir la calidez de unos brazos abrí los ojos de nuevo y vi un rostro preocupado que miraba a todos lados, tenía el cabello corto, era demasiado grande a comparación mía, y había luz en sus ojos grandes, volteó a verme y sonrió, era la primera vez que un humano se detenía a verme, tenía la sonrisa más hermosa que había visto, me acerqué más a su pecho y me quedé dormido.Desperté, me sentía diferente, me faltaba algo que antes siempre tenía, frío, ahora sentía la calidez de una cobija que el humano había puesto sobre mí, levante la cabeza, ¿el humano a dónde se había ido?, estaba solo en esa grande habitación, ¿me habría dejado de nuevo?
Escuche unos pasos venir hacia mi, levante lo más que pude mi pequeña cabeza y pude ver que me encontraba en una camita de mi tamaño color rojo, unas toalla y luego arriba de ella unas mantitas de bebé, pude ver al humano venir hacia mi con una gran sonrisa y dos platos en sus manos, los dejo en el piso y me acerco a ellos, ¡era comida! ¡y agua!, ¡¡era comida y agua!!, dos cosas que nunca encontrabas juntas en un día normal, no me di cuenta que ya estaba de pie sonriendo y mi colita no dejaba de moverse de tanta felicidad, me acerqué temeroso al plato de comida y al probar el primer bocado no pare, seguí comiendo, luego bebí tanta agua que mi pancita colgaba, terminé acostado en el piso y la sonrisa de mi rostro no se borraba, sentí que volví a elevarme, pero sabía que era el humano quien me había tomado entre sus brazos, me llevo hasta una caja de plástico y ¿qué es eso?, ¿agua calentita?, sentí que comenzaba a rascar mi piel y posteriormente mojarme más, olía rico, quería comerme lo que ponía sobre mi piel, comenzó a rascar mis orejitas y solo hacía que me diera comezón, me moví haciendo que se empapara de agua, upsi.
-Veo que no te gustan los baños amiguito- me dijo el humano haciendo que me asustará al escuchar su gran voz, así que así se llaman, baños, curioso
Cuando me soltó me sacudí tratando de sacarme, haciendo que se mojara más el humano, pensé que se enfadaría conmigo, pero él solo sonrió, tomó una toalla y comenzó a secarme, me enrollo de taquito y me acostó en el piso, se sentó junto a mi, traía algo en sus manos, una calceta calientita, la puso sobre mi lomo y luego comenzó a cortarla, me quitó la toalla y me puso la calceta en forma de suéter, era muy calientito
-Con esto jamás tendré frío- penséMe acostó en la cama y me tapó, haciendo que las cómodas cobijas me hicieran dormir.
Desperté en la mañana siguiente, seguí su olor hasta la habitación de abajo, caí por las escaleras al no saber cómo bajarlas, me levanté de poco a poco y seguí corriendo a buscar al humano, lo encontré en una cama gigantesca, un millón de veces más grande que la mia, comencé a llorar al borde de su cama y lo vi soñoliento abrir los ojos y sonreír, su cara cambió derepente a preocupado, no me había dado cuenta que cojeaba de una pata, se levanto y me cargo, vendo mi patita y nos fuimos a desayunar.
Después de un tiempo me he acostumbrado a todo esto, él se a convertido en mi familia y yo en la suya, todos los días me levanto corriendo para ir a despertarlo, desayunamos y luego me lleva al parque a jugar a perseguirnos, siempre disminuyó la velocidad para que pueda alcanzarme, y me gusta que rasque mi pancita, suelo hacer pipí en cada árbol que pasa por si un día me pierdo ya se como volver a casa.
Cuando vemos algún amigo perro con hambre le damos de mis croquetas y un poco de agua, sé lo que es sentirse con la desesperación del no haber comido en ya varios días y el miedo que te transmite la enorme ciudad.
Mi humano tiene que ir a trabajar todos los días, el tiempo se me hace eterno, pero él dice que tiene que ir para poder comprar comida para los dos, yo creó que si compra una bolsa de croquetas puedo compartirle de mi comida, pero sin importar el día él siempre va, algunas veces creó que ya no volverá pero él siempre cruza esa puerta y a mi me hace saltar sobre él muy felíz de que no me deje solo.
Un día estábamos acostados en su cama él veía una película y yo dormía, escuché un quejido de su parte, lo volteó a ver asustado, se tocaba el pecho y hacia gestos de dolor, comencé a llorar en su regazo, estuvo así aproximadamente unos 20 minutos
-Ya pasó, ya estoy bien- me dijo y me abrazó fuerte
Podía escuchar su pecho, su corazón latía muy despacio, podía incluso escuchar mi pecho más rápido que el de él, estaba muy preocupado por mi humano, lo quería demasiado como para que él sufriera.
Nos quedamos hasta tarde viendo películas, iba caminando a mi cama cuando veo alguien tratando de entrar a su cuarto, gruñi al ver una persona de negro cruzar por la puerta.
-Es su hora- dijo mirando a mi humano
En ese momento supe quien era, los ojos se me llenaron de lágrimas y recordé lo mal que se sintió mi humano esta tarde
-No puedes llevártelo, él es el mejor humano que puedes encontrar- le grite- él es mi humano
Trato de acercarse a su cama pero yo me puse en su camino, le mostré mis dientes afilados, pero eso no lo asustó
-Es su hora- volvió a repetir
La desesperación me invadía, no podía dejar que la muerte se llevara al humano que me había dado un hogar y había cuidado de mi tan bien, traté de encontrar una solución por todos lados pero nada se me ocurría.
Se acercó a su cabeza y antes de que pudiera tocarlo grite
-Llevame a mí- la muerte volteó asombrada por lo que había dicho
-Esta es la única vida que tendrás- dijo mirándome serio
-Lo sé- dije triste, no quería irme aún, pero por mi humano lo que sea
La muerte alzó sus brazos y me levanto.
Nos fuimos lejos de ahí, llegamos a un lugar hermoso, había mucho pasto y más amigos perros con quien jugar, solo hacía falta algo, mi humano, me sentía triste al no estar con él y podía verlo desde el cielo llorar por mi, hable con la muerte y le dije que quería ver a mi humano por última vez, ya sabía que le pediría eso y no se negó, abrió la puerta y aparecí dentro de su cuarto, todo era tal como lo recordaba, solo un rostro cubierto de lágrimas había de sobra en la habitación, ladre en medio de la sala por última vez
-Tranquilo humano, yo ya estoy en el lugar bueno y aunque cada madrugada te extraño, voy a esperarte para jugar a perseguirnos.
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Olvera
FantasyCuando necesites de un impulso no dudes en pedirlo porque hasta la flor necesita ayuda del sol para crecer.