En una casa pequeña se encontraban iniciando su vida como pareja, habían llegado desde tierras muy lejanas con la idea de que él encontrara mejor madera para poder trabajar, pronto llegaron los hijos, y pronto llegue yo.
La comida nunca falto en la mesa, pero el dinero era problema cada vez más, y con cada hijo en camino venía una responsabilidad más.
Recuerdo que cuando tenía 3 años me mandaron a trabajar, junto a mi hermano Pancho para que acabara más temprano con mi ayuda, caminábamos eternidades, o bueno, eso era lo que yo pensaba, recuerdo que me llenaba de felicidad ver aquella iglesia en la Colonia Chepevera, significaba que habíamos llegado y que pronto íbamos a empezar a trabajar, yo gritaba y hacía reír a Pancho, él era muy noble y el mejor de todos mis hermanos, Pancho era un sabio para mi pues cada mañana lo escuchaba decir que "por más humilde que sea nuestro trabajo a nuestros hijos dará para educar".
Hasta que le llegó su hora de entrar al trabajo verdadero, nosotros no entendíamos esas palabras, estábamos demasiado ocupados pensando en cosas sin importancia, perdidos de la vida.Solo quedamos mi hermano Chato y yo, recuerdo que éramos polos opuestos, y aunque él era el mayor siempre vimos por el beneficio de ambos, caminábamos mucho y buscábamos a cualquier persona que quisiera una boleada, "lo primero que saquen es para que desayunen" decía mi madre, estábamos deseosos de ver el mundo, deseosos de crecer.
Con el tiempo el dinero hacia cada vez más falta y un día cansados de buscar trabajo vi a los chicos de la esquina vendiendo periódico, me acerqué con miedo y les pregunté
-¿Cuánto ganan?
-Ve con doña Juanita, ella te puede decir más de esto
Fui corriendo gustoso con Chato que hasta al doblar la esquina resbale, me levanté y seguí corriendo hasta que lo encontré, lo tomé de la mano y recogí mi cajón de bolear, casi me suelta un golpe del susto que le metí
Llegamos con doña Juanita y rápido nos dio 20 periódicos a cada uno. No éramos niños penosos, así que los vendimos rápido, ganamos más y llegamos con mamá gustosos, ese día papá se dio cuenta por primera vez que no éramos solo unos chiquillos, teníamos carácter y como no tenerlo, éramos sus hijos.
Recuerdo uno de los días que debíamos ir temprano pues le había dicho a doña Juanita que el día de mañana quería 100 periódicos, yo tenía 6 años y Chato tenía 8, ambos corriendo de lado a lado vendiendo, fui por mis amigos y me ayudaron a vender, ya iba a salir el siguiente periódico y aún nos quedaban muchos, corrimos por todos lados y los demás niños nos corrían de su lugar de venta, si no lograbamos venderlos todos tendríamos que pagarlos, terminamos a las 6 de la noche, pero logramos terminar.
El trabajo se hacía cada vez más difícil para nosotros, a los 8 años vendimos flores en el Panteón, recuerdo que debíamos irnos a las 6 de la tarde porque a Chato le daban miedo los muertos vivientes él siempre decía "cuidado donde pisas que no les gusta que camines sobre ellos", un día caminando me caí en una de las tumbas y no podía salir, el día claro se hizo cada vez más oscuro, y el miedo de los muerto vivientes se venía a mi cabeza, me dolía la garganta de tanto gritar, Chato no estaba por ningún lado, "demonios le dije que no se alejara" pensé para mi, escuchaba la gente llorando sus penas y eso solo me hacía recordar a mi madre, ella que todas las noches lloraba por cosas que no comprendía, esas veces que me decía que me fuera a dormir solo para que no la viera y esas veces que veía a Pancho llegar a casa cansado a solo bañarse y dormir, quizá yo nunca hubiera creído esto sino lo hubiera visto, pero de donde yo pisaba algo salió a mi ayuda, se elevó por el aire y me dio una cálida sonrisa, el miedo me inundó cada hueso, pues Chato tenía razón, a los muertos no les gusta que los pisen.
-No temas- dijo con su gran voz, pero ya era tarde, el miedo inundaba mi pequeño cuerpo- vengo a ayudarte- dijo aquel hombre, tenía cabello castaño y piel morena, era joven, quise seguir observándolo pero continuó hablando- muchas de las veces que nos encontramos en un problema grave como el que estas ahora metido y tenemos miedo debemos comprender ese miedo y usarlo a nuestro favor, la vida es como un papel, mientras más lo dobles más pequeño se hace el mundo, mientras más comprendas, más fácil es entenderlo, y mientras más desdobles problemas menos miedo tendrás, no pienses en desgracias, pues como un proverbio chino dice "El que teme sufrir, ya sufre temor"
Me tomo de la mano y me saco fuera del hoyo, mis padres nunca se dieron cuenta de mi tardanza, mi hermano nunca se preocupó por buscarme y las personas nunca escucharon al niño llorar de miedo.
Fui corriendo a contarle a Pancho lo que me había pasado, pero él sólo sonreía, como si de una historia se tratase; recorde que mi hermano mayor José, el más grande de todos me platicaba historias de miedo.
Ese día el fantasma dejó clavado algo en mi, pues cuando llegué a casa entusiasmado preguntando por mi hermano José mi madre solo bajo la cabeza y poco a poco comenzó a llorar, lo busqué en cada habitación, hasta que en una lo encontré, estaba arriba del espejo, con su sonrisa enorme y sus ojos grandes, en ese momento recordé su carácter fuerte y sus historias de miedo y una sonrisa se esbozó en mi rostro, una foto de mi hermano antes de morir era lo que había arriba del espejo, era el mismo fantasma que había visto en el Panteón.
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Olvera
FantasyCuando necesites de un impulso no dudes en pedirlo porque hasta la flor necesita ayuda del sol para crecer.