❝Ocean eyes❞ ❀ ﹙Yoonmin﹚ «Omegaverse»

8; ❝Océano❞

—Los tulipanes son suaves —Pasa sus dedos por los pétalos de la flor —Es muy hermoso que haya un montón de estos aquí.

—Lo es, son mis flores favoritas —Jala un poco la mano de Jimin para indicarle que era momento de ingresar a la casa ya que estaba anocheciendo. No tardaron mucho en regresar a la casa, mientras tanto Yoongi se dispuso a preparar la cena, especialmente para impresionar a Jimin con sus dotes en la cocina. 

El menor disfrutaba del delicioso aroma que se esparcía por toda la casa, Yoongi lo tenía completamente encantado en todos los sentidos. Desde que conoció a dicho alfa, no había tenido días malos, todo lo contrario, se había vuelto en su inspiración para seguir adelante. 

No hacía mucho tiempo en el que Jimin había aprendido a tocar la guitarra, su discapacidad no le había impedido aprender a tocarla y últimamente solo pensaba en invitar a Yoongi a cenar para enseñarle como tocaba sus canciones favoritas a la perfección, además tendría mas motivos para reunirse con dicho alfa. No entendía como ni por qué el alfa se había vuelto tan importante en su vida, pero estaba seguro de que le encantaba que forme parte de ella.

—La cena está lista, Jiminnie —Yoongi sirvió en dos platos la pasta con salsa blanca mientras le daba en mano los cubiertos al menor, Jimin palpó con la yema de sus dedos la mesa para ubicar donde estaba el plato y finalmente comenzó a comer lo que el mayor había hecho con tantas ganas. 

Luego de cenar, Jimin no dudó en llenar de halagos al mayor. Yoongi por su parte estaba muy feliz de saber que al menor le gustaba como cocinaba. Tras caer la noche decidieron irse a la cama, ambos dormirían en habitaciones distintas por diversos motivos. No querían que sus lobos tomen el control en la madrugada, Yoongi sabía que si tenía a Jimin en la misma cama no iba a poder resistirse y terminaría besándolo o peor.

Antes del mediodía se encontraban colocándose sus trajes de baño ya que irían al río que quedaba en la misma residencia, Jimin sintió algo de pudor así que se colocó una polera gris para cubrir su abdomen, mientras que Yoongi decidió dejar su abdomen completamente al descubierto porque comenzaba a hacer más calor de lo esperado. 

Al encontrarse en la sala, Yoongi formuló una sonrisa observando al menor con su traje de baño color azul oscuro y aquella polera gris, le daba mucha ternura porque tarde o temprano debería quitársela, ya sea por el calor o para meterse al río. 

Tomó la mano del omega entrelazando sus dedos y abriéndose paso hasta el río que quedaba a unos cuantos metros, mientras tanto Jimin iba disfrutando de la paz que le transmitía estar allí. Conectar con la naturaleza era sin duda algo que le fascinaba increíblemente, pero estar junto a Yoongi, tomar su mano y seguirlo a donde sea que lo lleve era sin dudas lo que más paz le provocaba. 

—Aquí suelo venir en los días de verano o primavera, son las mejores épocas para estar disfrutando de la soledad y despejar la mente —Yoongi se quita las zapatillas y Jimin hace lo mismo tras quitarse finalmente la polera, dejan aquellas prendas  en la orilla y luego caminan hasta donde estaba el agua para mojar sus pies, sin soltar sus manos —Sabes... siempre que vengo aquí es para escapar, cuando estoy triste o simplemente no quiero estar con nadie, desde que esta casa está deshabitada no he invitado a nadie, eres el primero de hecho. Tengo muchísimos recuerdos vividos en esta estancia, pero este es mi favorito, definitivamente cambiaría todos mis bonitos recuerdos aquí por el hermoso recuerdo que me voy a llevar de este día —El pulgar de Yoongi acariciaba el dorso de la suave mano de Jimin, el omega por su parte se encontraba aguantando las lágrimas que amenazaban con salir, las palabras de Yoongi hacían eco en su mente y llegaban a hacerle sentir revoloteos en su estómago. Jamás en la vida había sentido internamente lo que era enamorarse perdidamente de alguien, pero estaba seguro de que comenzaba a experimentar aquello y no había vuelta atrás.

—Este viaje es el más bonito de todos, me lo estoy pasando de maravilla y con la mejor compañía del mundo, tú —Jimin le dedica una bonita sonrisa y jala al mayor entrando cada vez más al río hasta sentir que el agua le llega hasta el abdomen o un poco más arriba.  Yoongi por su parte toma al menor de la cintura, abrazándolo y apegándolo a su cuerpo. Jimin enrolla sus piernas en la cintura del mayor y lo abraza por los hombros sintiendo la respiración levemente agitada de este mismo.

A ambos les sobraban las ganas de llenarse a besos allí mismo, sus aromas dejaban al descubierto el deseo que ambos tenían de mandar a la mierda al cortejo y comerse a besos sin importar más nada. Yoongi apreciaba a detalle la belleza que se cargaba el omega, sus carnosos labios tan tentadores, tenían un hermoso brillo que lo invitaban a besarlo una y otra vez hasta volverse un completo adicto a ellos. Luego su mirada se dirige a sus mejillas sonrojadas, dándose cuenta de que tenía unas pequeñas pecas a penas perceptibles y finalmente decide ver sus hermosos ojos, su mirada parecía perdida pero esos destellos grisáceos con un pequeño toque celeste lo tenían cautivado, esos bellos orbes que quizá para Jimin solo eran símbolo de su desgracia, para Yoongi eran inspiradores y llenos de vida. El omega juntó sus frentes mientras acariciaba con ternura la nuca del alfa, sabía que el mayor se había detenido a mirarlo así que le dio algo de pena.

—Tus ojos son tan hermosos, me recuerdan al vasto océano, tan inmenso, profundo y lleno de incertidumbre. Con tanto por explorar, por aprender, lleno de misterios y maravillas —Yoongi hablaba fascinado, completamente perdido en la belleza cautivadora del menor.

—Si sigues diciéndome cosas tan bonitas me largo a llorar —Jimin lo abraza con fuerza aferrándose a él y escondiendo su rostro en el cuello de este mismo, se derretía con cada palabra de aquel alfa, lo hacía feliz con solo formular unas simples palabras. No era común en la vida de Jimin tener a alguien que le dijera cosas tan bellas, tan dulces que lograban acelerarle el corazón o sudar las manos. Así que por ello mismo aun no se acostumbraba a tales acciones del mayor, aunque de más esta decir que dichas acciones lo enamoraban en ascenso cada día.

Mas que claras estaban las reacciones de ambos ante esos gestos llenos de dulzura y afecto, esos momentos inolvidables y esas palabras que quedarían grabadas para siempre en su corazón. 

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Merecida actualización de Ocean Eyes, espero que les vaya gustando el rumbo por donde se está dirigiendo la historia, nos leemos pronto.