"El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de algunos"
— Mahatma Gandhi —- Chicas -llamó Kaoru a sus hermanas, quienes dejaron lo que hacían para acercarse a ella.- Me ha vuelto a escribir, quiere una confirmación.
La mirada verde de la mediana se paseó por la habitación con cuidado maldiciendo esa forma de empezar el día. Todas ellas se encontraban aún en pijama alrededor de la mesa de la cocina, tratando de desayunar, pero detuvieron en seco sus acciones. Momoko observaba a sus hermanas de la misma manera que Kaoru lo había hecho momentos antes, por otra parte, Miyako no apartaba los ojos de los coloridos cereales de su bol, sintiéndose encoger hasta que Kaoru decidió hablar.
- No me parece una buena idea. Puede interferir con lo que estamos haciendo ahora- comentó mientras se introducía la cuchara, repleta de frutos rojos y cereales, en la boca.
- ¿Entonces por qué fuiste a la reunión? -preguntó la rubia, provocando un silencio en su hermana.- Quizá esté bien hacerlo, además, si funciona, podríamos quedarnos. Sería un trabajo estable.
- ¡Sería un trabajo para la policía! -explotó la morena- ¿Por qué deberíamos fiarnos de ellos? Además, un poli que acude a criminales, no es bueno, menos aún si es para limpiar el nombre de otro.
- Quizás esté justificado -se defendió Miyako, cruzándose de brazos.- Tú y yo sabemos que tiene comprados a la mitad de los cargos públicos, quizás supiera de nuestra lucha contra él.
- O quizá trabaja para él y quiere entregarnos, Burbuja -al utilizar ese nombre, un escalofrío recorrió la espalda de la más joven mientras la pelirroja reprendía a su hermana con la mirada, quien pronto se arrepintió.- Miya, escucha, quizás tengas razón pero... No quiero arriesgarme a que os hagan daño.
- Kaoru...
- Tiene razón, Miyako -intervino la pelirroja por primera vez, tras dejar su blanca taza de café sobre la encimera.- Pero creo que vale la pena arriesgarse una vez que hayamos acabado la operación que tenemos entre manos. Kaoru, pásame el teléfono, yo negociaré con él.
- Si tú lo dices... Pero no me fio, para nada
- Lo sé -suspiró Momoko mientras escribía algunos mensajes.- Pero venga, daos prisa, tenemos que terminar con Jule antes de esta noche.
(...)
- Recordarme una vez más por qué estoy haciendo esto -Habló Miyako mientras bajaba, insegura, del asiento del copiloto. Llevaba puesto un vestido azul cielo un tanto ajustado que le llegaba algo más arriba de la rodilla, con unas mangas tres cuartos y un corte recto de escote que dejaba al aire sus hombros. Calzaba unas bailarinas blancas impolutas y su habituales coletas habían desaparecido, dejando una densa cabellera dorada y ondulada peinada simplemente con la raya hacia la derecha. En resumen, aquella no parecía Miyako Gotokuji.
- Porque esta es una empresa de ciberseguirdad, es tu elemento -susurró Momoko, vestida de chófer.- No te preocupes, irá bien, recuerda que eres Selena Richards, CEO de Security Connect, nosotras estaremos a tu lado.
- "Sí Miyako, no te preocupes" -habló la hermana faltante a través del comunicador- "Va a ir bien y vamos a tirar a ese tiburón, no te preocupes. Y cuando no sepas qué hacer piensa, ¿Qué haría Momoko?"
Aquello sacó una sonrisa a la rubia, quien pronto se colgó del cuello un identificador y caminó firme hacia el moderno edificio. Poseía unos enormes ventanales en todo el, y en su interior unos colores grises y blancos, muy sobrios, con el ascensor en la pared derecha. Ella caminó hasta el mostrador, que se encontraba en el extremo contrario de la puerta, perfectamente centrado, y con un hombre rubio y sonriente sentado tras el.
- Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? -preguntó cordial
- Soy Selena Richards, tengo una reunión hoy con su jefa -terminó mostrando su identificador, reprimiendo una sonrisa. Observó a su alrededor, dándose cuenta del nerviosismo general de los trabajadores, creyendo que podría ser por su causa, se animó a preguntar.- ¿Qué es lo que ocurre? Noto... Ansiedad en sus compañeros.
- La policía está en el edificio -comentó distraídamente mientras tecleaba en su portátil.- Ya está avisada, ¿puedo preguntar acerca del motivo de la reunión?
- Una fusión, aunque sinceramente, con la policía aquí quizás no sea tan buena idea- comentó aparentemente distraída, pero haciendo especial incapie en sus palabras para sus compañeras del otro lado de la línea. Una sonrisa se asomó en sus labios cuando pudo apreciar cómo el recepcionista tragaba seco al darse cuenta de lo que había ocurrido.- No se preocupe, usted no me ha dicho nada, ni siquiera sé su nombre.
- No suele usted hacerse cargo de estas cosas, ¿cierto? -preguntó amistoso, dejándo ver abiertamente su mirada azul sin el reflejo de la pantalla. Aquel contacto visual provocó en Miyako un escalofrío, sonrió apenada por lo rápido que había sido descubierta, aunque su cabeza comenzó a preparar un plan de escape de dicha situación.
- Me encargo de la parte técnica de la empresa, superviso todo aquello que tenga que ver con los ordenadores -contó con una sonrisa cómplice.- ¿Qué me ha descubierto?
- Es demasiado agradable, en este mundo hay que ser muy cruel para llegar al puesto que dice tener. -A través de los enormes auriculares que llevaba pudo escuchar las voces de sus hermanos mayores *Boomer -decían- deja de ligar y concéntrate, alguien está acosando a esta señora, ¿has encontrado algo?* él simplemente se los quitó, dejándolos en su cuello.- ¿Puedo preguntar por qué te mandan a ti?
- ¿Puedo preguntar cuánto falta para la reunión? Mi empresa me prometió que podría ver las instalaciones junto a Jules Wills.
- Ahora mismo la llamo... -suspiró, marcando el número en el teléfono que estaba junto al ordenador.- Señora... sí, sé que no es un buen día, pero tengo aquí a... -echó una rápida mirada a la identificación de la rubia- Selena Richards, la... Disculpe, pero... Sí, ahora mismo se lo comunico. -Boomer estaba enfadado, aquella bruja era demasiado joven para estar tan amargada, y sin embargo, acababa de comerse una cantidad anormal de gritos. Lo que debía hacer por el departamento...- Ahora mismo baja. -La mujer de su lado se limitó a asentir mientras escribía distraídamente en su teléfono. Boomer se dió el gusto de contemplarla un poco, corroborando su teoría. Definitivamente desencajaba en ese mundo. A pesar de la ropa elegante, seguía viéndose dulce y agradable, con una sonrisa agradable en sus labios, pintados con un tímido brillo de color rosa, "Quizá tenga algún sabor u olor especial" se dijo a sí mismo, deseando acercarse para comprobarlo... Agitó su cabeza, aquello no estaba bien.
- A mi empresa no le da del todo buena espina este sitio -susurró mientras se alejaba, dejando un papel escrito en el mostrador.- Algo sucio tiene esa red de seguridad. -finalizó, para acercarse a la puerta del ascensor, que se abría en el momento aunque no sin antes obserquiar una sonrisa al supuesto recepcionista.
- *¿Ese era uno de los Him?* -escuchó preguntar a Kaoru, con la respiración algo entrecortada.
- Eso creo -susurró ella
- *¡¿Y por qué le dijiste nada?!* -volvió a preguntar su hermana, sin comprender lo que ocurría.
Estuvo a punto de contestar, pero se detuvo. Una mujer se acercaba a ella con una sonrisa dentada en su rostro, no hacía falta ser un gran detective para detectar la falsedad de su rostro. Su melena castaña estaba peinada de la misma manera que el de Burbuja, y en eso era en todo lo que coincidían. Llevaba una falda marrón beige junto a una camisa azul con varios botones desabrochados y calzaba unos enormes tacones negros, lo que la hacía más alta que la rubia. En ese momento entendió lo que el hombre le había dicho, y es que la mirada de superioridad y control que tenía la castaña era algo que escapaba a sus habilidades.
- *Porque ahora ellos también estarán buscando* dijo Momoko, contestándo a la otra hermana y provocando una sonrisa en Burbuja al tiempo que estrechaba la mano de Jules- *Bien hecho Miyako*
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Arreglo (Pausa Temporal)
FanfictionMomoko Akatsutsumi, la perfecta ladrona, gran metalista, experta negociadora. Kaoru Matsubara, exmiembro de las fuerzas de la ley, hoy sólo tiene un objetivo, el cuidado y protección de aquellas a quienes considera sus hermanas. Miyako Gotokuji, dul...