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"Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas
— Rabindranath Tagore —

- ¡Maldita sea Bombón ya habíamos hablado de esto!

- "¿¡Y qué se supone que quieres que haga!?"- le contestaron en un grito susurrado al otro lado de la línea- "¡Se suponía que debían ser paranoias de nueva rica! ¿Cómo se supone que sabría que ellos iban a llevarlo y asociarlo?"

Motivo número dos para odiar a los Him, se anotó Kaoru mentalmente mientras corría escaleras abajo, el mayor veía a Momoko por todos lados, y por desgracia, aquella vez había acertado. Había logrado avanzar hasta el despacho de Jules, sin embargo, no fue capaz de entrar a cumplir con su objetivo, debido a que dos de los tres hermanos estaban dentro, observando cómo se desarrollaban las cosas. El plan era muy simple, Miyako entraba, entretenía a Jules, ella se colaba en el despacho, accedía a los datos, los copiaba en la memoria que llevaba, se los daba a Momoko que se tropezaría con la rubia derramando "por accidente" el café sobre la empresaria, esta iría al baño dándole a Miya el tiempo suficiente para traspasar la información a su "teléfono móvil" (si es que se podía llamar así a ese aparato) desde donde comenzaría a sacar a la luz algunas cosas, Momoko iría a por el coche e iría al punto de reunión donde se encontrarían todas al poco tiempo. Sencillo, rápido, eficaz. Ahora lo que tenían era a todos los seguratas del edificio observando de cerca a Bombón, sin estar seguros de su identidad, pero sin dejarle estar a lo suficientemente sola como para que ella le pudiera entregar la información, aunque aquella era otra y divertida historia. Sí, los dos Him mayores estaban en el despacho, y sí, la habían escuchado tratar de abrir la puerta.

- "¿No puedes dar paso al plan B?"

- Mi querida compañera.- Comenzó sarcástica mientras abría la rejilla del sistema de ventilación.- En cuanto me han visto han sabido que algo no estaba bien.- Pausó y calmó su respiración mientras se ocultaba en aquel hueco, volviendo a ajustar la rejilla en su lugar sin cerrarla en verdad. Pasaron unos minutos y las pisadas se escucharon cada vez más fuertes, y después, gradualmente más suaves hasta llegar a desaparecer.- Normalmente cuando ves a alguien en chándal en un lugar así se sospecha algo, y si después de comenzar a seguirla te golpea y echa a correr, aún más.

- "La proxima vez podrías invertarte algo, ¿no crees?"

- Sabes que no miento tan bien como tú.- Confesó con una sonrisa. Un contratiempo no iba a arruinarle el día.- Están sueltos y siguen bajando, ten cuidado, voy a por ello.

- "Me da igual, a la próxima trata de colarles alguna excusa y no de romperles la nariz"- Contestó la pelirroja con una molestia evidente.- "Sabes que podrían ser aliados"

- "Tanta subida y tanta bajada podría afectar al rendimiento de sus trabajadores, ¿No cree? Todos esos viajes en ascensor deben de retrasarlos al menos cinco minutos- esa vez era Miyako quien hablaba, aunque camuflaba su advertencia en la conversación que llevaba con la dueña de la empresa.

A pesar de eso, Kaoru entendió el mensaje claramente, los Him habían tomado el ascensor y confiando en que hubiera sido en la primera planta, el viaje les llevaría casi diez minutos gracias a esa parada que se iba a provocar en el aparato. ¿Quién lo haría? Pues no estaba segura, tal vez la propia Miyako con la ayuda de la pelirroja, pero aprovecharía esa breve ventaja. Se bajó de su posición, ajustando de nuevo su chaqueta y guantes, y sin siquiera volver a cerrar el conducto de ventilación, echó a correr escaleras arriba, hasta llegar a la última planta, aquello le llevó un total de cuatro minutos. Por suerte, Jules había planeado el edificio de manera que su despacho fuera el único punto de interés real en aquel pasillo era su despacho y no mucha gente estaba interesada en llegar hasta allí; todo lo deprisa que pudo encendió el ordenador e introdujo la memoria portátil, según Miyako esta ya llevaba un programa inteligente que infectaría la torre y comenzaría a revelar los puntos débiles de la red, así como haría públicos los pagos que, dado su perfil, seguro estaban guardados en algún rincón del disco duro. Mientras aquello ocurría, Kaoru se dió el ujo de observar con detenimiento el lugar, paredes frías, blancas y desnudas al completo, escritorio vacío a excepción de unos cuantos papeles y bolígrafos desperdigados que no debían ser suyos, también había un pequeño rincón de descanso con un par de sillones y una mesa pequeña y de cristal con una maceta vacía; las luces eran tenues y el asiento del despacho en el que debía sentarse ella estaba ligeramente elevado. Aquel despacho representaba muy bien lo que debía ser el corazón de esa mujer. Kaoru volvió a mirar el reloj, advirtiéndo que había pasado algo más de la mitad del tiempo del que disponía, y una vez que confirmó que el programa había terminado, quitó la memoria. Fue a conectar un segundo dispositivo, pero comenzó a escuchar llamados de parte de la pelirroja, a quien calló con un ademán, si bien ya tenía lo necesario para arruinar a Jules, aún había un par de cosas que debían conseguir.

Arreglo (Pausa Temporal)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora