Let's play with fire! (Boku no hero: Dabi-Todoroki)

Capítulo 11: Problemas

Como reclutador, no le gustaban los nuevos reclutados, pero tampoco quería ir contra su líder ni sus compañeros. Habían salido a la calle cuando estaba más custodiada que nunca, con la mitad de héroes buscando al hijo de Endeavor, bastante habían hecho trayendo a algunos villanos como refuerzos.

¡Sus ojos! Se había fijado en la mirada de todos esos tipos cuando Tomura dijo con claridad que tenían al hijo de Endeavor allí retenido y, por tanto, pronto se enfrentarían al padre. ¡No le gustaba! Todo eso pintaba mal y por lo mismo, decidió quedarse en la habitación de Shoto. Entre villanos, la confianza siempre era frágil y conocía demasiado ese mundo como para saber que no podía bajar la guardia ante nadie. Siempre había sido cauteloso pero hoy, lo sería mucho más.

Desde la pequeña ventana de la habitación de Shoto, miró la callejuela a la que daba. Podía escuchar sirenas de policía y seguramente, estaban a un par de manzanas, investigando el asunto de la droguería. Era posible que creyeran que era un villano cualquiera, pero también estaba la posibilidad que pensasen en él por el tamaño de la explosión. Si ese era el caso, les tocaría volver a cambiar de guarida.

No era la mejor opción ir a la droguería más cercana, pero no le quedaban demasiadas opciones. No confiaba en que sus compañeros pudieran mantener a Shoto y sus poderes bajo control si éste decidía abrir una ruta de escape, y seguramente lo habría hecho incluso estando enfermo si se hubiera enterado de que él no estaba allí.

Se sentó en el suelo y miró. Era las seis de la madrugada y todavía quedaba una o dos horas para que el sol empezase a iluminar con sus rayos. Shoto dormía profundamente pero su fiebre estaba remitiendo, lo cual calmaba a Dabi. Al verle dormir, no podía apartar sus ojos de ese cabello tan poco usual, de su rostro angelical cuando se relajaba. No quería admitirlo y hacerlo sería un desastre para todos, pero realmente... se sentía atraído por él.

Esos días de convivencia continua, ver su valentía, su inteligencia, comprender su pasado... verle en la ducha... nada había ayudado precisamente. Todo lo que vio y conoció de él, le gustaba. Era un chico interesante y terco. Si hubiera sido un villano... sólo si lo hubiera sido, ¡qué fácil habría sido todo! Seguramente le habría confesado todo, seguramente... incluso podrían haber tenido una relación, pero las cosas nunca eran fáciles. Eligieron dos caminos muy diferentes y no había vuelta atrás.

Sobre la punta de su bota, las patitas del gato se apoyaron. ¡Se había despertado! Lo raro era que le buscase precisamente a él. ¡Nunca tuvo una mascota! Su padre lo consideraba algo innecesario. Entrenar y entrenar, primero él, separado de todos sus hermanos cuando éstos nacieron. Se centraba en hacerle fuerte, quería que fuera el mejor hasta que nació su hermano pequeño. Fue desechado entonces como basura, pero admitía que, en parte, fue un alivio. Por fin podía jugar a la pelota con sus hermanos, pero esa libertad costó que jamás conociera o interactuase demasiado con su hermano pequeño. La presión cambió y tras el accidente... simplemente quiso desaparecer. ¡En casa ya ni debían hablar de él! Muerto, le daban por muerto y casi era mejor así.

Si en ese instante, le hubieran preguntado qué conocía de su hermano pequeño, su respuesta habría sido clara. ¡Su nombre! No sabía sus gustos, no sabía lo que le preocupaba, ni sus problemas, ni cómo se sentía, ni qué música le gustaba, ni siquiera si tenía un color o comida favorita. Para él, era como no tener un hermano pequeño, de hecho... no podía considerar que lo tuviera. Los dos entrenaban por separado, nunca coincidían, ni siquiera a la hora de comer. Cuando uno terminaba de entrenar, el otro empezaba. Un leve cruce en el pasillo, eso es lo que habían tenido como mucho.

Tomó el gato entre sus manos y lo llevó hacia sus piernas, dejándole allí mientras lo acariciaba con suavidad. ¡Ronroneó entre sus cálidas manos! Agazapándose en sus piernas y tratando de dormir de nuevo.