ºNeji is so C U T Eº ||Neji x Boys||

SaiNeji •Painter Of Love•

•Advertencia: NO•
•¿Alguien pidió una pareja rara e inexistente? Pues...okya sé perfectamente que nadie la pidió ;-; pero igual les traigo este SaiNeji :D todo descabellado porque yolo :v•
•Universo Alterno•
•Aquí Sai tendrá un apellido impuesto por mí dado que no se su nombre :v•
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Sai era un hombre exigente en cuanto a sus pinturas, no cualquier cosa merecía ser plasmada en alguno de sus tantos cuadros para luego ser exhibidos en exposiciones reconocidas, sólo la belleza verdadera sería retratada en sus lienzos, y en esos momentos no había visto ni una sola pieza digna de ser imprimida en la blancura del papel. Dos, tres, cuatro horas de trabajo en el estudio y ningún modelo de entre los tantos hombres y mujeres que trabajaban en su galería personal de arte era la joya de hermosura que él buscaba, provocándole una intensa frustración.

—Es suficiente, concluiré la sesión por hoy—indicó Sai con la voz apagada recogiendo sus pinceles. Todos lo modelos se retiraron del estudio. Suspiró desilusionado.

Una vez cada cosa estuvo en su lugar, el azabache se retiró de su lugar de trabajo con sus materiales en mano, yendo en dirección al aparcamiento privado de aquel edificio de arte y cultura, necesitaba ir por un café quizás. Guardó su valija en la cajuela y entró en su vehículo, arrancando motores, el clima era nublado pero afortunadamente no había señales de lluvia ni nada parecido.

Al cabo de unos minutos visualizó una cafetería en particular que parecía tener poca clientela, un lugar perfecto para un artista solitario como él, sonrió, orilló el auto y bajo con la intención de entrar en el local, pero justo cuando estaba por abrir la puerta principal, una persona salía también, chocando con él.

—Tsk—chasqueó Sai sacudiéndose el saco, notó que al desconocido se le habían caído unos cuantos libros, pero no se molestó en ayudarlo a recogerlos.

—Maldito idiota, por lo menos sé amable—se quejó la persona dándole un suave empujón al azabache en el pecho, para posteriormente agacharse a recoger sus pertenencias.

Sai estaba dispuesto a ofenderlo, no era de tener pelos en la lengua y poco le importaba sí sonaba hiriente, pero; al momento de conectar su mirar en el individuo contrario mientras éste recogía por su cuenta los libros regados, quedó simplemente sosegado. Un ángel, lo que estaba frente a él debía ser un deslumbrante ángel. Examinó con atención cada rasgo presentado, cabello largo, sedoso y castaño tan obscuro como el chocolate, orbes perla muy exóticos y brillantes, nariz respingada, labios durazno, piel de seda tan perfecta como la porcelana, cuerpo ligeramente delgado pero masculino. En pocas palabras belleza inaudita.

El artista quedó arrobado ante semejante hermosura tan desbordante, aspirando el dulce aroma a almendras tostadas y ciruelas que desprendía aquel joven parecido a una deidad en un mundo de mortales.

¿Debía atraparlo? Por supuesto.

—Oh, discúlpame—murmuró el azabache con un tono de voz más suave que el anterior, tomando con delicadeza la mano de aquel joven, ayudándole a levantarse, no obstante el chico se zafó de su agarre con brusquedad, dándole a entender que ya no necesitaba su ayuda.

—Olvídalo, me voy—habló con desdén el jovencito y dio media vuelta en su lugar con la intención de marcharse, pero Sai lo detuvo, no lo dejaría escapar.

—Por favor, espera—pidió el de tez en extremo pálida, tomando por el hombro a su nueva obra de arte—Sabrás disculpar mi anterior comportamiento, te ofrezco un platillo en el restaurante que está a unas cuadras de aquí, he oído que el Tempura y el Yakisoba son muy buenos en ese lugar—trató de persuadirle, intuyendo que seguramente sólo había comido al menos un postre en la cafetería que el pretendía tomar.