Ardiendo

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                                                                                                       (Lexa)

Él bajo la mirada a mis labios y se acerco a besarme, un beso que se acabo rápido al separarme de él.
Lo mire para poder ver como se mordía el labio pidiéndome más. Quería sentir como me necesitaba, y quería que siguiera.

- Te haré mía- dijo entre jadeos sin dejar de mirarme los labios.

Se acerco nuevamente y volvió a besar-me, pero esta vez lo hizo deseándome toda.

Mientras le besaba sus perfectos labios, me levante sin despegarme de él, y me senté con las piernas abiertas enzima suyo.
Él puso sus manos en mi cintura, y sus manos se colaron por mi camiseta mientras sus suaves dedos recorrían mi desnuda espalda.
Debajo de mí, noté como él también le estaba poniendo esa situación.
Al no llevar camiseta me lo ponía todo mucho más fácil, así que me separe de sus labios, jadeando los dos, y empecé a besarle el cuello mientras mi cuerpo se acercaba más a él para poder sentirlo.

Sus manos no resistieron más, me agarraron la camiseta y lentamente me la fue subiendo mientras él no le quitaba ojo a mi desnudo cuerpo.
Me agarró de ambos muslos mientras me besaba y se levantaba de la tumbona, haciendo así que mis piernas abrazaran su cintura y mis manos se agarrasen a su pelo, para que no dejara mis labios.
Mientras me tenia agarrada en brazos, empezó a caminar hacia la sala principal, en donde una vez allí, me dejo al suelo lentamente mientras notaba en los pies el frio suelo de la sala.

- Tengo una nueva norma...- me dijo él sonriendo.

- Cual es?- dije divertida y curiosa.

- Veras, mi habitación queda en la segunda planta, y allí no se puede llevar ropa, con lo cual, vamos a tener que quitarnos-la- dijo mientras me analizaba de arriba abajo.

- Buena norma, ahora viene la mía. Empiezas tú.-le dije de forma provocativa a la oreja.

Me miro divertido, y justo cuando ya tenía las manos en el pantalón para bajar-lo, las quito y me agarro la mano poniéndola en su abdomen.

-¿Y si me los quitas tú?

Me mordí el labio deseosa, me acerque a él, y le empecé a besar el pecho mientras iba bajando hasta abajo y me arrodillaba en el suelo frente suyo sin dejar-lo de mirar a los ojos.
Acerque mi boca a los cordones del pantalón, y mordí un extremo tirando de él, haciendo que en nudo se deshiciera.
Mis manos le agarraron el principio del pantalón, y tiré de él hacia abajo, dejándome así al descubierto su bóxer, donde se le marcaba la erección que me pedia a gritos que la sacara de allí.
Me mordí el labio, me acerque a él y la besé por encima del bóxer mientras él tiraba la cabeza hacia atrás del placer.
Pero me debí aguantar las ganas así que me levante del suelo, le agarre la mano, y la puse encima de mis pantalones.
Él me miró con una mirada ardiente, se acerco a mí, e hizo lo mismo que yo.
Estaba arrodillado enfrente mío, sus manos tiraron del pantalón hacia abajo mientras su mano me rozaba la pierna lentamente, haciendo que mis manos se agarraran fuerte a su pelo.

Me besó en el muslo, y fue subiendo la boca mientras esta me rozaba con sus tiernos labios.
Paró antes de llegar a mi punto de placer, se levanto quedando-se enfrente mío y me agarro de la mano sin decir nada, tirando de mí para que le siguiera.

Subimos las lujosas escaleras lo más rápido posible, mientras admiraba su desnudo cuerpo, y me fijaba en que aún llevaba puesto él bóxer.

Cuando llegamos arriba, tiro de nuevo de mi mano, haciendo que mi cuerpo se juntara con el suyo, y cuando él me fue a besar, retire la cabeza lentamente hacia atrás mientras le sonreía, y el me miraba extrañado.

- Es que hay un problema...y es que, en la segunda planta, no se puede llevar ropa. - le dije mientras le acariciaba el pecho con los dedos suavemente.

Él me miro divertido y con una enorme sonrisa en la cara, sabiendo que allí le había devuelto la jugada.

Cuando bajo sus manos para quitarse-los, mi manó se posó encima de la suya parando-le, y le dije:

- Antes de eso, las reglas se deben cumplir, y si no hay castigo...con lo cual, vas a tener que entrar así en la habitación, y aguantar lo máximo que puedas.- dije mientras lo seducía con las palabras.

- Eres muy mala, lo sabes verdad?- me dijo él mientras me apartaba él peló hacia un lado del hombro, y pasaba sus dedos por mi cuello, siguiendo así mi silueta, pero le agarre la manó impidiendo que bajara más y tire de él hasta llegar a la habitación.

Cuando estábamos los dos de pie en frente de la cama, me abalance sobre él tirándolo en la cama y me acerque con intención de dar-le un beso, pero entonces sonreí y me aparte de su boca.

Me senté arrodillada encima de él con una pierna a cada lado de su cintura, notando así entre mis piernas su erección. Baje una mano recorriéndole todo el cuerpo de arriba a abajo, hasta llegar encima del bóxer, donde la empecé a acariciar estimulando así su punto de placer.

Le mire directamente a los ojos, y vi como sus pupilas se dilataban al sentir mi manó moviéndose y haciendo que su cuerpo ardiera.

No aguantamos más, sus labios bajaron a mi cuello en donde me empezó a besar con fuerza, y su húmeda lengua me recorría el cuello mientras iba bajando hasta llegar a mis pechos. Allí los besó, y los mordió delicadamente provocando que se me escapara un gemido de placer.

Me agarro de la espalda, y con fuerza me giro en la cama teniéndome así con las piernas abiertas y yo bajo su cuerpo. Él se levanto de la cama, se quito el bóxer rápidamente y volvió a poner-se encima de mí.

Yo noté que delante esa situación iba muy mojada, y tanto yo como mi cuerpo, deseaban tener-lo dentro.

Me agarró una mano entrelazándola con sus dedos, y me dijo al oído:

-Preparada?

Me miró, y yo asentí con la cabeza mientras le agarraba cada vez más fuerte la manó.

Estaba preparada para poder tenerlo. Hacia más de tres meses que no practicaba sexo con nadie, y él lo era todo para mí, me quería y yo le quería a él, con eso me bastaba para querer hacerlo.

De repente sentí como él entraba en mí, y me llenaba de felicidad. Empezó a moverse encima de mí lentamente mientras me besaba allá donde pudiera, y me apretaba con fuerza la manó.

Al principio me dolía un poco, ya que hacia demasiado tiempo que nada de ese tamaño entraba allí, pero el placer superó el dolor en unos instantes.

- Todo bien?- Dijo acariciándome la cara con una mano, mientras seguía moviéndose encima mio.

- Quiero más- le dije entre gemidos.

Le deseaba, lo deseaba todo de él. Los dos ardíamos de placer, mientras nuestros cuerpos se unían en uno solo.

Cada vez se movía más rápido y yo no aguantaría mucho más sin venirme. Escuchaba sus gemidos en mí oído, y eso hacía que aún quisiera más de él, así que lo empecé a besar fuertemente.

Cuando ya ninguno de los dos aguantó más, me miro a los ojos directamente, y nos venimos a la vez. Fue todo maravilloso, él me había hecho sentir que era la mujer más afortunada de esa ciudad, y esa noche me lo había demostrado por completo.

Bajo de encima de mí, y se tumbo a mi lado jadeando aún. Giro la cabeza mirándome, y me sonrío.

Cuando nos íbamos a tapar con el edredón, nos dimos cuenta de que no estaba.

Mire hacia abajo de la cama, y allí estaba. Los dos nos empezamos a reír al ver que habíamos desmontado la casa con nuestros juegos.

Lo agarre del suelo y tire de él con fuerza para poder subir-lo a la cama y poder taparnos. Me acerque a él, y me tape mientras me acurrucaba entre sus brazos.

- Eres perfecta- me dijo así sin más.

Sonreí, y le di un beso en los labios. Me quede dormida en su pecho, con una pierna encima de él, y mis pensamientos perdidos en esa noche.

Sobre todo, locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora