( Liam)
Abrí los ojos con dificultad, mientras notaba como una sensación de mal estar me subía a la cabeza haciendo que hiciera una mueca de dolor y me pusiera las manos en los ojos para evitar que la luz me entrara tan directamente.
Cuando al fin conseguí abrir-los, me quede parado observando mi alrededor. Ese no era mi cuarto ¿dónde estaba?, mientras me venían mil preguntas a la cabeza me acorde de la fiesta de Emma. Me quede helado, al recordar que yo era el responsable de ella, y ahora a saber donde estaba ella.Me levanté de la cama, y empecé a andar un poco confuso, mientras me miraba la ropa que llevaba puesta.
Una camiseta azul oscuro, que no me iba demasiado ajustada, y unos pantalones negros para hacer deporte. La verdad es que esa ropa era muy cómoda, pero tampoco era mía. Ande descalzo hasta la puerta de la habitación, y justo cuando la iba a abrir, abrió la puerta una chica joven. Era rubia, con unos mechones de pelo hermosos, y una bonita cara, parecía ser modelo, ya que tenía el cuerpo perfecto para ello. Iba vestida con una camisa a rayas, que le iba grande, y no parecía llevar pantalón, o si lo llevaba la camisa me lo tapaba.
En las manos llevaba una taza de café, que en ella estaba gravado el nombre de la empresa en la que trabajaba mi madre, cosa que me pareció un tanto extraño porque me conocía a casi todo el personal de allí, ya que mi madre siempre era la que los contrataba, pero no le di demasiada importancia.
Subió la mirada, y se quedó un rato mirándome, y luego sonrío. Me esquivo para pasar y se sentó en la cama en la que me había despertado.
- Buenos días, Liam. Te he traído café y alguna pastilla, para poder pasar mejor la resaca- dijo tendiéndome la taza, y dejándome las tres pastillas encima la mesa.
La miré muy extrañado, ya que no la recordaba de ninguna parte, y por lo que me parecía debería tener unos 20 años, o si no es que se mantiene muy joven. No iba casi maquillada, solo con algo de lápiz negro en los ojos, pero muy discreto. Eso me gustaba de las chicas, que se mostraran como realmente son.
Agarre la taza con cuidado, y con la otra mano agarre las tres pastillas, mientras no le quitaba ojo a esa chica que aún no sabia ni su nombre. Me tome las tres pastillas con un sorbo de café, y luego me acerque a ella.
- Te encuentras en el hotel Martinique, en Nueva York, por si no te acuerdas, ayer tu amigo te pagó esta habitación por que habías bebido mucho, y me tuve que quedar cuidando de ti.
Me quede muy confuso, ya que si que recordaba haberme pasado con la bebida, pero irme con una chica a un hotel, eso no era propio de mí.
- Entonces, entre tú y yo...- dije asustado por la respuesta.
- No, no, bueno esa era la intención que tenía yo, hasta que tu amigo me dije que no te tocara, ya que amabas mucho a otra mujer, y que no te arruinase de esa forma, así que cumplí tus deseos, y solo te cuide.
Me sentí tan aliviado de haber escuchado eso. Pero aun había algo que no me terminaba de encajar.¿ Por que iba sin pantalones en mi cuarto, y con una camisa de hombre?
Asentí con la cabeza, y le dije:
- ¿Y de dónde has salido tu esta mañana entonces?- dije dejando la taza que tenía en las manos en la mesita de noche, mientras me sentaba a su lado en la cama.
- Bueno- dijo apartándose un mechón de pelo, y bajando la mirada tímidamente- Puedes estar tranquilo que solo pase unas horas aquí, luego me acosté con el camarero del bar del hotel, así que dormí en otro cuarto, y esta ropa, obviamente es de él, siento que incomode verme así.- dijo agarrándose la camisa con ambos brazos mientras se cubría el cuerpo.
- Tranquila, ya veo que al fin todo ha salido bien. Pero me falta algo, ¿dónde esta Alex?¿Y dónde esta mi hermana?- dije subiendo cada vez más la voz.
Ella sin perder las modales, se levantó de la cama, y camino hasta la mesita de noche en la que yo había dejado antes el café. De allí, abrió el cajón, y sacó un móvil. Bueno, de hecho ese era mi móvil, y con la otra mano, sacó un puñado de cosas, que las reconocí al instante.
- Descúbrelo tu mismo- dijo tendiéndome el móvil, mientras dejaba todas mis pertenencias en la cama.
Lo agarre sin pensar-lo, y marque el número de Alex, mientras esperaba impaciente su respuesta.
- ¿Liam?- dijo sorprendido
- Alex, estoy muy confundido, estoy aquí en Martinique, con una ropa que no es la mía, y con una chica que no conozco de nada en mi cuarto diciéndome que me ha estado cuidando. Luego, no tengo ni idea de donde puede estar mi hermana, estaba en una fiesta ...- me corto de golpe mi explicación.
- Para Liam... Deja que te lo cuente. Para empezar tu hermana esta bien, esta en casa de tus padres, la traje yo ayer a noche cuando tu novia me advirtió de que ella dependía de ti.- En ese momento me quede helado al pensar que Lexa se había enterado de todo, pero también muy agradecido por lo que había echo por ella.- Luego, puedes estar tranquilo, que Kate es muy buena chica, y seguro que si dice que te ha cuidado, es porque de verdad lo ha hecho- dijo mientras me ponía a pensar que en verdad era lo que llevaba haciendo todo el poco rato que conscientemente la había conocido.- Y finalmente, la ropa que llevas puesta es mía, tranquilo te la puedes quedar, pero te pasaré a buscar en media hora para llevarte de nuevo a tu casa.
- Muchas gracias por todo Alex, enserio. Ya veré como te lo compenso, pero te debo una, y de las grandes.
- Prepárate- dijo en tono muy cariñoso y amable.
En media hora, ya me encontraba en el recibidor, con Kate a mi lado, mientras esperábamos a que el coche de Alex llegara.
Kate me había contado como se conocieron Alex y ella, que resulta que ambos se conocieron mientras hacían una entrevista a Jennifer James, diseñadora de la línea de ropa Georgiou, una de las más prestigiosas del país.
Ella, era periodista del New York Times, junto con Alex, que había conseguido ese trabajo hace poco, y de allí se ganaban bastante bien la vida.
Se paró un coche negro enfrente de nosotros dos, y salió el conductor para abrirme la puerta trasera.
Me gire hacía Kate, y le dije:
- Gracias por todo, y siento mis malas modales de esta mañana, si quieres algun dia te lo puedo compensar con una cena o algo así.- dije en tono amable.
- Tranquilo, son cosas que suelen ocurrir, y supongo que ya nos veremos. Encantada de conocerte Liam.- dijo eso, y se dio media vuelta para ir a pedir otro taxi.
Me la quede mirando, y finalmente me subi en el coche que me llevaria de vuelta a la normalidad, peró antes debia de llamar a Lexa.
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Sobre todo, locura
Teen Fiction"Tiró la blusa al suelo, y me quede con la mirada perdida en su sujetador de encaje negro..., no sabía aún ni como esa chica estaba totalmente para mí, ni como me la quería tanto, pero lo que estaba claro es que para mí ella era una droga de la cual...