Bebé (parte 2)

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 La presión en el vientre de Kuroo había disminuido bastante, por lo que pudo trabajar parte del mañana tranquilo, la hora de la comida y la tarde fue toda normalidad, hasta que cerca de las 9 la tienda cerró sus puertas.

Kuroo se dejó caer en una de las sillas cerca de la salida de empleados, sintiendo entonces un extraño y creciente dolor en sus muslos.

—¿Hijo? —el dueño de la tienda era un hombre mayor, que solía visitarla tienda a ver como estaban sus empleados.

—Si señor, solo estoy algo cansado...— Omitió el detalle de su caída, aunque una sensación de angustia empezó a crecer en su pecho, repentinamente tenía un millón de dudas sobre si en realidad el bebé se había movido durante el día.

Kuroo tomó sus cosas y sintió el sudor corriendo por su nuca, no podía recordarlo, no podía recordar el movimiento, llevó sus manos a la parte baja de este y con los dedos, suavemente inició el toque en la base de su vientre, ese toque que solía terminar con una pequeña patadita de su bebé.

—Bebé...—Su voz salió estrangulada, casi en una suplica constante. — Vamos, siempre juegas conmigo, vamos amor muévete...

—¿Kuroo? — el moreno levantó la vista sintiendo las lágrimas bajando por sus mejillas, cuando la mirada preocupada del rubio se cruzó con la propia. —¿Algo va mal? —Kei acortó la distancia entre ambos y lo había tomado por los hombros.

—No quiere moverse. — Kuroo lloraba, sentía la opresión en su pecho. — Mi bebé, el no quiere moverse, no se mueve desde la mañana y yo no lo había notado, no note que él no estaba bien...

—Vamos al hospital. — Kei guio al moreno a su auto, cuando la desesperación en el rostro del moreno pareció lograr que el rubio se preocupara.

—No puedo. — Kuroo hiperventilada, sentía que el aire no estaba entrando a sus pulmones. — No tengo como pagarlo, no tengo dinero y mi bebé...

—Yo pago. — Kei besó la frente del moreno y mirando a los ojos del mayor. — Vamos, iremos a ver a ese pequeño dormilón que solo quiere preocupar a papá.

El camino fue tranquilo, con el sonido de los sollozos de Tetsuro, quien trataba de secar las lágrimas que bajaban caudalosas por su rostro lograba que Kei apretase el volante del automóvil con desesperación.

El rubio conocía al mayor y aunque sus caminos se habían separado por culpa de la familia del otro, ese reencuentro, ese pequeño momento de esa mañana, todos esos recuerdos habían regresado con solo una fracción de segundo donde había reencontrado su mirada con la de Kuroo, por eso, ahora que lo escuchaba, tan cerca, tan destrozado, tan asustado, todo en él se descontrolaba.

La llegada al hospital fue bastante rápida, llamaron a Kuroo para firmar un pagaré por la atención, pero fue el rubio quien se adelantó.

El moreno estaba recostado, aun con lágrimas corriendo por sus mejillas y con una maquina en el vientre, cuando el obstetra llegó.

—Señor Kuroo Tetsuro, veamos que tenemos aquí. — El moreno debía explicar, pero las palabras no querían salir, el nudo en su garganta parecía simplemente cortarle hasta la respiración.

—El bebé no se a movido, en la mañana sufrió una caída y parece que el bebé no se ha movido desde entonces.

El médico les hizo un gesto de asentimiento y con las manos rápidamente procedió a realizar una revisión al joven, quién lloraba más y más.

—Entiendo que puede estar muy asustado, se recomienda que si algo pasa luego de una caída vengan a la brevedad, no tuvo perdida de liquido y al tacto el vientre parece estar normal, pero que les parece si miramos a ese bebé, que no quiere moverse.

El médico había intentado por bastante tiempo lograr movimiento del bebé, pero nada, simplemente no quería hacer nada, logrando que Kuroo sollozara más y más fuerte.

—Parece que en realidad el bebé está un poco profundo. — el moreno tendió una bata al moreno. — Te haré un ultrasonido, las pulsaciones del bebé están bien, creo que lo mejor es que miremos un poco dentro de la casita de este bebé.

Tetsuro solo lloraba, por lo que Kei fue quien lo ayudó en todo momento.

—Esto será un poco extraño, pero ya debes conocer la sensación del gel...

Kuroo dio un suave respingo y las manos de Kei rodearon rápidamente las del otro, dándole el apoyo que el tanto necesitaba.

—Veamos, ese es su corazón, fuerte, voy a tomar un par de medidas y trataremos de hacer que se mueva un poco. —El médico estuvo un par de minutos, pero el bebé no realizaba ni un movimiento, cuando Kuroo se llevó ambas manos al rostro con desesperación.

Kei sintió que el alma se le rompía en pedazos, como si su corazón se apretase y se quebrase a la vez, en un pequeño impulso su mano se acomodó en la suave piel del moreno.

Fue una sorpresa y el mismo Kei alejó su mano cuando el suave golpecito en su palma le hizo estremecer.

—Vaya, el pequeño comenzó a moverse de golpe...

Kuroo buscó el movimiento, pero nuevamente todo se había detenido.

—Al parecer solo quería sentir las manos de papá, vamos, háblele a su bebé para que se mueve, su pareja está muy asustado.

Kuroo se tensó, abrió la boza para explicarle al médico que ellos no tenían esa relación, cuando las manos del rubio terminaron nuevamente en su vientre, haciendo que en el ultrasonido el niño alargase sus pequeñas extremidades, con movimientos un poco bruscos.

—Hola bebé, hola...— Kei sentía que se ahogaba, por un segundo se permitió soñar, por lo que simplemente se concentró en el retumbante sonido de los constantes latidos del niño. — Estábamos muy asustado de pensar que algo te había pasado campeón, no nos asustes así, papi lloró mucho...

El moreno sentía como su corazón apretado, pero lleno de alegría, su pequeño parecía realmente enérgico y todo el susto parecía algo lejano.

—El bebé se encuentra bien. — El médico los miró y les sonrió. — solo debió estar muy cansado, aunque su vientre y el líquido lo protege, pero en realidad, puede que la caída de la mañana lo asustara y lo agotara, probablemente su presión estuvo alta y el bebé lo resintió, por eso le recomiendo descansar y alimentarse bien, iré por una copia del ultrasonido y regreso, puede cambiarse.

El doctor salió y las manos de Kei limpiaron los restos de gel del redondo vientre del mayor. — Tetsuro, lo lamento. — Kei sintió y sabía que debía disculparse, había tomado atribuciones que no le correspondían, pero el soñar por un momento con ese bebé, lo había llenado de sobre manera, haciéndole olvidar su realidad—Sé que no soy su...

—¿Lo quieres?

—¿Cómo?

—Le hablaste como si lo quisieras, nos vimos nuevamente esta mañana, es hijo de otro hombre, te dejé cuando la vida estaba más compleja para, simplemente tomé mis cosas y te dejé, pero le hablaste con amor ¿le quieres?

Kei no sabía que decir, el mismo se había jurado tantas veces no volver a amar, pero solo un segundo junto a Kuroo, el mundo, sus ideas y decisiones se habían ido al carajo.

—Le quiero. — Kei sonrió y acercándose a los labios del embarazado, agregó. — Los quiero a ambos y quiero estar en la vida de este pequeño. — Sus manos viajaron nuevamente al vientre y continuó. — quiero ser parte de las vidas de los dos, ¿me lo permitirás?

Kuroo guardó silencio cuando el doctor hizo presencia, pero no podía sacarse las palabras del otro de la cabeza.

Kei se hizo cargo de las deudas, mientras el moreno miraba la copia física de su bebé, hasta que ambos estuvieron en el vehículo.

—Kuroo, si me equivoqué...— Kei intentó disculparse, había exagerado, probablemente había molestado al mayor, por lo que, si el otro le permitía, se conformaba con ser su amigo nuevamente, por lo que, se sorprendió ante las palabras del embarazado.

—Debes llevarte este eco, no tienes fotos de tú hijo...

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2020 ⏰

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