Epílogo

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Ya  de noche todos dormían en sus camas menos una persona la cuál se dirige la habitación dónde está el ropero.

Una vez que abrió Lucy el ropero dispuesta a entrar una Voz la de tiene.

—No creo que puedas regresar por ahí —, dijo la voz, Lucy se da vuelta y era el profesor sentado con su pipa en la mano —. Es que yo ya lo intente —, viendo la pequeña Lucy.

—¿Volveremos alguna ves? —Pregunta Lucy.

—Yo espero que sí —, dijo cerrando la puerta del ropero. Pero es posiblemente que pase cuando menos te lo esperes —, dijo y empezaron a caminar de la mano a fuera de la habitación.

—Aún así, maten los ojos abiertos —, le dice en un susurro.

Cuando el profesor y la menor de los Pevensie abandonaron la habitación, la puerta de aquel hermoso ropero se abrió apenas, dejando ver un gran rayo del sol y se escuchó un potente rugido de un león y cerrar por un tiempo el portal que los llevaba a Narnia.

Las crónicas de Narnia: El león, la Bruja y el ropero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora