Capitulo. 8

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—¿Encerio Peter? No puedo creer que estés molesto —, dijo Catalina y soltó un suspiro —, reconozco que fue peligroso en poner en peligro si fuera realmente la bruja.

—Al veter que pusiste tu vida en peligro, creí que te iba a perder. Eres parte importante para mí y para mis hermanas.

—En especial para ti, Peter también ustedes son importantes para mí, estoy feliz desde que nos conocimos.

Llegaron al río congelado pero el hielo se empieza a partir.

—Tenemos que cruzar ¡Ya! — Dice Peter alterado.

—¿No pueden hacer una presa? —Pregunta Lucy a los castores.

—No soy tan rápido, querida —, le responde el señor castor.

—En mi libro de hechizos puede tener uno donde podemos congelar el río o construir un puente.

—No hay tiempo, vamos —dice Peter tomando la mano de Lucy.

—¡Espera! ¿Quieres pararte a pensar un minuto? —Le pregunta Susan a Peter.

—No tenemos un minuto —, le responde Peter.

—Solo intento ser realista —, se excusa Susan.

—No, sólo intentas ser como siempre, la niña lista —le recrimina Peter.

Peter y lucy comienzan a bajar, después Susan, seguido por Catalina y por último los castores.

...

Los lobos ya habían llegado hasta la cueva en la que se habían escondido, empezaron a aullar los lobos. Por otro lado, Edmud seguía en el suelo del trineo muriendo de frío, mirando a la reina, la cuál a cada ratos bajaba la mirada para verlo, pero rápidamente volvía a mirar al frente.

Regresando con Davis, los tres hermanos Pevensie y los castores, logrando bajar en un camino estrecho sobresaliente. Se escucha como cruje el hielo. Finalmente Peter se adelanta y pone un pie pero, el pedazo de hielo que está de bajó de su pie se hunda, haciendo que retroceda.

—Espera, es mejor que valla adelante —dice el castor.

—Sí sería lo mejor.

El señor castor se acerca y va golpeando con su cola por dónde pisa, para encontrar una parte del hielo duro.

—¡No debiste de haber comido tanto! —Lo acusa su esposa haciendo que el señor castor deje de caminar y se gire para verla.

—Uno nunca sabe cuándo va a volver a comer —, dice haciendo reír a su esposa —. Sobre todo, si es contigo cuando cocinas.

Todos comenzaron a cruzar el río, con mucho cuidado por dónde pisaban. De repente Lucy grita aferrándose al brazo de su hermano.

—Si mamá nos viera haciendo esto... —dice Susan.

—Mamá no está aquí —, le dice Peter enfado.

Estando en la mitad del río, Lucy mira la parte de arriba de la cascada.

—¡Oh, no! —Grito Lucy con miedo

Los lobos los habían alcanzado.

—¡Corran! —Dicen al mismo tiempo, Peter y Catalina. Peter toma a Lucy de la mano y empiezan a correr, Catalina hace lo mismo con Susan.

—¡Deprisa! —Grito Susan. Los lobos bajan muy rápido, hasta ponerse en su camino, Lucy pega un pequeño grito.

El señor castor le gruñe a un lobo, el cual se le tira encima para tomarlo por el cuello.

Las crónicas de Narnia: El león, la Bruja y el ropero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora