"Capítulo 9"

86 19 15
                                    

Por Aron:

Al despertar, sentía todo mi cuerpo pesado, completamente exhausto. Había sido una de las peores noches de mi vida, por no decir la peor de todas. La mayor parte de la noche me la pasé pensando en Noah, extráñandole, dándome cuenta de lo importante que es en mi vida. Y para cuando por fin logré consiliar el sueño, eran al rededor de las cuatro de la mañana, así que a penas y pude dormir un par de horas como mucho.

Tan pronto me di un baño y me senté a desayunar, comencé a extrañar a Noah otra vez. No podía evitar mirar su plato y no sentir la necesidad de llamarle a comer. Había muchísimo silencio en el apartamento, demasiado para mí gusto. Sin darme cuenta, me había acostumbrado a sus ladridos, al ruido que hacía desde muy temprano. Después de todo, Noah es como un niño pequeño.

Incluso, al salir de casa, algunos vecinos me preguntaron por él. Al igual que yo, mis vecinos ya se habían acostumbrado a Noah y al vernos pasear por el parque todas las mañanas. Cuando les explique la situación, pude ver en sus rostros la preocupación, el afecto que estos sentían hacía mi perro. Aunque era de esperarse, Noah es muy dulce y cariñoso, capaz de ganarse el amor de cualquiera.

Cuando llegué a la veterinaria y lo vi, no pude evitar romper en llanto de nuevo. En serio tenía mucha suerte, de haber sido otro, quizás le habría perdido y no sabría que hacer sin él. Sin pensarlo, me quedé un rato, haciéndole compañía. El pobre aún estaba dormido, debía estar igual de exhausto que yo. Pero por más que quisiera quedarme ahí, a su lado, debía ir a trabajar. Debía pagar todo el dinero que me habían prestado.

Al llegar a la radio, pude observar a Ámber, mi mejor amiga, presentado el programa matutino. Ella es bastante carismática, por lo que la gente suele disfrutar mucho de sus pláticas por las mañanas, justo cuando todos se dirigen a sus trabajos. Por mi parte, suelo presentar el programa de la tarde. Pero al tener que doblar turno, no me quedaba de otra más que quedarme hasta la noche y ayudar en todo lo que fuera posible. Una vez llegó la hora del almuerzo, no dudé en ir a almorzar con Ámber.

¿Y bien, qué tal estuve?—preguntó algo nerviosa e indecisa. Parecía no estar muy conforme con su segmento de hoy.

Estuviste genial, no te preocupes.—mencioné sincero. En verdad lo había hecho muy bien. Su platica había sido algo inesperada, viniendo de ella, pero supo muy bien cómo manejar el tema.—No muchos suelen hablar de viejos amores. Para la mayoría el pasado es pasado, pero también es cierto que hay amores que nunca se olvidan.

¿Lo dices por ella, cierto?—preguntó de nuevo, haciéndome incomodar un poco. Rápidamente los recuerdos se vinieron a mi mente.

Tú bien sabes cuanto amé a Raina en su momento, habría dado mi vida por ella de ser necesario.—respondí con honestidad. Sintiendo aún esa pequeña espina en el pecho.—Pero las cosas simplemente no funcionaron. Por eso, lo mejor que pudimos hacer fue separarnos.

Dime, ¿aún la extrañas?—volvió a preguntar, solo que ahora con un semblante más serio.—¿Aún sientes algo por ella?

No te voy a mentir, al principio fue muy difícil, pensaba en ella todo el tiempo.—admití, recordando cada uno de los mejores momentos que viví con ella.—Pero luego, con ayuda de Noah, y la tuya también, pude salir adelante. Ustedes dos fueron mi más grande apoyo durante mi depresión.

Aron...—llamó con suavidad, colocando su mano en mi hombro en forma de consuelo. Nadie me entendía mejor que ella, no por nada era mi mejor amiga.

Recuerdo claramente el día en que Raina y yo terminamos. Fue un día muy difícil para ambos, pero sabíamos muy bien que nuestra relación ya no tenía futuro alguno, aún si en el fondo nos seguíamos queriendo el uno al otro. Cada uno tenía sueños y caminos diferentes. Un futuro muy distinto al del otro. En mi caso, pretendía seguir en la radio, después casarme, y por último, intentar formar una hermosa familia. Nada me hace más ilusión que la idea de ser padre, de tener un hijo propio.

Pero en el caso de Raina, ella aún no estaba lista para todo aquello. Ella aún quería seguir estudiando, terminar su carrera de actuación y algún día convertirse en una reconocida y talentosa actriz de teatro. Raina tenía aspiraciones muy grandes, demasiadas como para salir con un simple presentador de radio. Sabía muy bien que solo sería un estorbo, una sombra en su camino a la fama. Y es por esa razón que decidimos separarnos. Nos queríamos, pero no éramos capaces de lastimarnos y mucho menos echar a perder la vida del otro.

Y aunque sufrí bastante al perderle, sé que fue lo mejor. Ambos prometimos seguir en contacto, ser buenos amigos y recordar con cariño todos nuestros momentos felices, pero realmente no fue así. En poco tiempo, Raina conoció a alguien más, alguien de quien se enamoró perdidamente y con quien está actualmente comprometida. Hasta donde sabía, era un reconocido director de teatro, uno que la haría feliz de ambas formas. Ya que la amaba y al mismo tiempo elevaría su carrera como actriz. Tan solo deseo que ambos podamos ser felices.

"Una Omma Para Noah" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora