-Deberías invitarla al baile- dijo Fred al darse cuenta de que su hermano no le prestaba ni un poco de atención, sino que miraba a cierta castaña en la mesa de Ravenclaw.
-Tiene novio- respondió George amargamente, suspiró y apartó la mirada para dirigirla a su plato. Estaban a 4 días del baile de navidad en honor al torneo de los tres, ahora cuatro magos y solo sabía que con la única persona que quería asistir al baile era con esa pequeña castaña que le quitaba el aliento desde tercer grado; el problema era que a pesar de estar en el mismo curso y haber compartido varias clases nunca había hablado con ella por el simple hecho de que lo ponía demasiado nervioso, tenía una mirada demasiado penetrante. A pesar de lo que decía su hermano sí que lo había intentado una vez. Se le había acercado con la firme intención de hablarle utilizando como excusa una tarea de historia de la magia, la llamó y cuando ella volteó a verlo se paralizó no pudo más que tartamudear un "hola" e irse rápidamente, de eso hace un año-
-No lo sabes, nunca lo han confirmado-
-Es obvio- respondió de mal humor. Si por algo era conocida esa Ravenclaw en especial era, además de ser de las mejores de su clase y cazadora del equipo de Quidditch, por los fuertes rumores de que salía con Chase, su compañero de casa y equipo. Desde primer año se habían vuelto muy amigos y a partir de finales del segundo se habían vuelto prácticamente inseparables. No iban a ningún lugar sin el otro por lo que se dio por sentado que eran pareja, más ellos decían nada al respecto, se decía que vivían en su propia burbuja.
-No es seguro y nada pierdes con preguntarle-
-No lo haré Fred-
-Entonces ¿con quién irás?-
-No lo sé, tal vez no vaya-
-Muy bien, te quiero y por eso voy a hacer esto- George lo vio alarmado- tranquilo, te daré una última oportunidad. Tienes de aquí a la cena para invitarla al baile-
-¿Y si no lo hago?-
-Si no lo haces me haré pasar por ti, y no solo la invitaré sino que le confesaré todo; que me gusta desde hace años, que soy el admirador secreto que le manda flores y se la pasa observándola todo el tiempo, incluso le diré de esa vez que la espiaste en los baños-
-¡Yo no hice eso!- exclamó levantándose, ganándose varias miradas de parte de todas las mesas, incluyendo la de esa castaña y su fiel amigo. Sonrojado se volvió a sentar junto a su sonriente gemelo.- Sabes que fue un accidente- susurró apretando los dientes.
-Pero ella no, y ahí si que te verás mal- respondió Fred tranquilamente.
-No puedes hacer esto-
-Claro que puedo, y de hecho lo voy a hacer si no la invitas-
-Fred...-rogó
-Es por tu bien- respondió encogiéndose de hombros, tomó un pan y se fue dejando a un nervioso y enojado George en la mesa.
-Que rápido pasa el tiempo, ¿no lo crees Georgie?, faltan solo dos horas para la cena y tú aún no has hablado con Lara- señaló Fred recargado en el marco de la puerta. Tras dos horas de buscar a su gemelo por todos lados lo había encontrado en su habitación con una almohada sobre la cabeza.
-No puedo hacerlo-
-Claro que puedes, y de hecho vas a hacerlo-
-No- respondió George apartando la almohada para sentarse. Fred pudo ver la desesperación en sus ojos. Suspiró y atravesó el cuarto para sentarse junto a él.