-Me siento como un elfo doméstico- se quejó el pelirrojo llegando a la sala con una cesta de ropa limpia que acababa de recoger. Llevaba todo el día lavando la ropa y limpiando la sala después de haber perdido una apuesta con su esposa.
-No es para tanto- respondió la rubia desde el sillón sin despegar la vista de su ejemplar de "Animales fantásticos y dónde encontrarlos"- además el día apenas comienza- se burló- te faltan los cuartos, baños y la cocina... si yo fuera tú empezaría por ahí, para que no se pegue el desastre que hiciste para el desayuno-
-Haces que cocinar se vea muy fácil- se quejó por lo bajo depositando la cesta en la mesita de centro. Suspiró y se dirigió a la cocina.
-¿Y la ropa?-
-Ya está limpia-
-Falta doblarla y acomodarla en su lugar- respondió enderezándose para verlo con una gran y burlona sonrisa
-Pero...- suspiró resignado y se sentó en el suelo a tratar de doblar la ropa escuchando la suave risa de su esposa ante su fracaso- ¿podría usar magia?-
-Nop. Tú dijiste que era fácil-
-No pensé que fuera tanto trabajo- se quejó y observó el suelo. Frunció el ceño- ¡Acabo de limpiar aquí! ¿cómo es posible que haya polvo?-
-Bueno, eso es lo que pasa cuando vives en una comunidad dragonalista que está en medio del bosque. Por eso hay que limpiar bien todos los días-
-¡Esto es imposible!-se quejó- No voy a hacer esto toda la semana.-
-Perdiste la apuesta- canturreo la rubia
-Al menos déjame usar magia-
-Sabes bien que yo no puedo hacer magia. Tú dijiste que mi trabajo era fácil porque solo tenía que quedarme en casa a limpiar y cocinar-
-Perdón- respondió Charlie- Fui un estúpido y lo siento Lyra. Cuando dije eso no tomé en cuenta que no usas magia-
-Es increíble que se te olvide si por eso nos conocimos- Charlie recordó cuando encontró a la rubia llorando en el caldero chorreante. Unas horas antes los Malfoy habían corrido a su primogénita de casa pues ya que el Señor Tenebroso había regresado y decidido usar su mansión no podían permitir que se supiera que su hija era una squib. El pelirrojo se había sentado con ella preguntándole qué le ocurría, tras mucho insistir le contó lo sucedido confesándole que no tenía donde pasar la noche, ni siquiera tenía cómo pagar su cuenta ese día; después de pensarlo un rato decidió llevarla a la madriguera durante su estadía y para cuando tuvo que regresar a Rumania se había encariñado tanto con Lyra que le pidió fuera con él. De eso hace ya seis años.
-'Perdón...- dijo acercándose de rodillas a la rubia- Es mi semana libre, quiero pasarla contigo todo el tiempo-
-Lo harás- respondió dejando que el pelirrojo apoyara su cabeza en su abdomen y la rodeara con sus brazos. Suspiró aliviado- ¿crees que me perdería ver de cerca como limpias todo?- El pelirrojo se separó indignado de su divertida esposa y enfurruñado fue a sentarse otra vez junto a la cesta de ropa. Lyra se río, tomó un calcetín y se lo lanzó a la cara, Charlie la miró ofendido.- Eres libre, elfo.-
-¿En serio? No juegues conmigo, sabes que soy sensible-
-Yo no usaría esa palabra. Pero sí, te libero- respondió y Charlie se levantó de un brinco exclamando un fuerte "¡sí!" para abrazarla. Lyra se rió y le dió un ligero empujón. Se levantó y tomó la cesta.
-¿Qué haces?-
-Alguien tiene que limpiar y cocinar- respondió encogiéndose de hombros, el pelirrojo negó con la cabeza y le quitó la cesta volviendo a dejarla en la mesita. Con un movimiento de varita la ropa comenzó a doblarse y acomodarse por montones en la mesa, perfectamente clasificada.
-Mientras yo esté aquí no vas a mover ni un dedo. Ve a cambiarte que saldremos a comer-
-¿En serio? Vaya, debí haberte puesto a limpiar hace mucho- Respondió sonriente, le dió un beso en la mejilla y salió corriendo a la habitación. Cuando terminó de cambiarse y salió casi se estrella con una escoba que pasaba recogiendo el polvo seguida de un trapeador. Encontró a Charlie en la cocina coordinando todo para limpiar el desastre. Lo abrazó por la espalda y tras un par de hechizos más la tomó de la mano y salieron de la cabaña.
-Tenemos que mudarnos- dijo Charlie cuando al cerrar la cabaña un fuerte viento les alborotó los cabellos.- Demasiada tierra.- Lyra rió y tomando su brazo se dirigieron a la salida del santuario.