2 de septiembre de 1885

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Plaza del pueblo—8:00 am

Thomas caminó el mismo camino el cual había recorrido por cuatro meses y hasta ese momento le parecía surrealista ver los paisajes que sus familiares de hace 100 años vieron, giró hacia la derecha para encontrarse de frente con el reloj de la torre ahora completamente terminado y lo miró, lo miró por unos largos minutos sintiendo una leve presión en el pecho al saber que en los 55' si todo continuaba según la línea temporal su padre sería el que colgaría de este mientras intentaba conectar dos cables eléctricos.

Fue sacado de sus pensamientos al sentir un arma metálica apoyada en su cabeza, Thomas que estaba de espaldas viendo al reloj se dio la vuelta para encontrarse frente a frente con Beuford Tannen que no movió ni por un segundo el arma.

—¿Qué...?—dijo Thomas con confusión al mirarlo.
—¡No hables herrero!—gritó Tannen mientras movió el arma hacia la frente de Thomas haciendo que este comenzará a sentir como sus rodillas flaquearan de horror.
—¿Qué haces a—aquí?—Tannen dio un paso al frente para mirarlo más de cerca—vengo a pagar tus deudas herrero, tus deudas conmigo, por que yo nunca dejo cuentas pendientes. Nunca—Thomas comenzó a sentir como las manos le sudaban, recordó que el último hombre al que Tannen le había debido algo fue ahorcado.

Thomas tragó saliva antes de decir—yo no te debo nada Tannen—este comenzó a reír ante la frase—me debes 80 dólares, tú maldita herradura que le pusiste a mi caballo se cayó—diciendo esto apretó con mayor fuerza el arma sobre su frente, Thomas tragó saliva antes de decir—en ese caso...ve a mi taller y trae a tu caballo, considerando que no me pagaste la herradura es lo más justo...—¡Le disparé!—gritó Tannen ahora furioso—cuando cayó me derramé el whisky, así que de la forma en la que yo veo me debes 80 dólares...—¡No voy a pagarte nada!—Thomas se hizo hacia atrás ahora lleno de adrenalina. Tannen entonces bajó el arma antes de decir—entonces serà mejor que cuides tus espaldas, puede ser que algún día tengas una bala en ella—diciendo esto salió corriendo unos metros antes de tomar a su caballo y salir corriendo.

Fue en ese momento donde Thomas, ahora lleno de horror supo lo que tenía que hacer finalmente—debo...salir de aquí, cuanto antes—susurró ahora dispuesto a buscar el Roycey hacer un plan.

«10:00 am»

Cuando Thomas cerró la puerta de la herrería sintió un enorme alivio, se quedó respirando con fuerza durante unos momentos antes de ver el Royce por primera vez en 4 meses: estaba cubierto de tanta tierra que tendría que quitarla para impedir que bloqueara los componentes. Pero ese, era el menor de sus problemas en ese momento.

Thomas caminó hacia la cajuela del auto esperando encontrar sus herramientas, que siguen recordaba deberían de estar allí. Así que cuando estuvo enfrente de ella intentó abrirla con ambas manos, pero estaba atascada, así que ahora llevado por la adrenalina que seguía en su cuerpo pateó la cajuela antes de volver a intentarlo, esta vez se abrió haciendo que se liberará una castidad inquietante de polvo que le cubrió el rostro.

Thomas cerró sus ojos por un momento antes de pasarse la manga de la camisa por ellos, logrando despejar sus ojos, una vez que ya no había rayitos de polvo los abrió para encontrarse con que en efecto tanto la patineta voladora de Martin como la caja de herramientas estaban allí, cubiertas de suciedad pero de cualquier forma estaban allí.

—Gracias al cielo—susurró Thomas antes de tomar ambas cosas entre sus manos, de pronto cuando estaba a punto de moverse de allí sintió un líquido deslizarse por debajo de el auto.
Como un reflejo se inclinó para mirar lo que era: gasolina. Thomas entró ahora en pánico, así que dejó ambas cosas en el suelo y corrió hacia el tanque para darse cuenta que el hecho de patear la cajuela de el auto había hecho que se terminara de fracturar el tanque, que podría haberse roto en primer lugar con una bala y después con el impacto al caer a la cueva, ni él mismo podría saberlo.

—Debe haber una forma...—en ese momento como si fuera una revelación recordó una de las múltiples—y generalmente ignoradas—historias que le había contado Brown, como si lo estuviera escuchando en ese mismo momento recordó: —me expulsaron de la Expo de Hill Valley cuando casi quemo al lugar con mi cohete impulsado por alcohol, tuve que hacer acciones no del todo legales para conseguirlo en plena prohibicion, pero valió la pena.

—Podría funcionar...—dijo en voz alta antes de ir corriendo hacia la puerta, tenía una idea y no iba a dejarla de lado.

«10:20 am»

Thomas miró el licor embotellado antes de abrirlo y depositarlo en el tanque de combustión, según le había dicho Chester, el que atendía el bar, era lo más fuerte que tenían, una vez que depositó todo el líquido caminó hacia el auto y pulsó el motor, pasaeon unos segundos antes de que el licor y la ignición de el auto causada por la misma bebida hicieran que el tanque de combustión explotara, provocando un pequeño fuego. Thomas al ver esto salió corriendo hacia la fuente del fuego y sin pensarlo más le lanzó agua que tenía en una jarra para emergencias, haciendo que el fuego se extinguiera.

Thomas una vez que ya no hubo más fuego se acercó hacia el tanque de combustión y lo tomó con ambas manos—maldita sea...no sé cómo voy a repararlo...—Thomas sostuvo por unos segundos el tanque, cuando estuvo a punto de romper en llanto de desesperación la puerta del taller sonó.

Thomas al escuchar esto de inmediato, ahora en pánico corrió hacia su cama, tomó una sabana, volvió a correr hacia el automóvil y lo cubrió con ella, una vez hecho esto atendió a la puerta que ahora soñaba con mayor insistencia, la abrió y se encontró con el alcalde mirándolo con una sonrisa.

—Señor Eastwood, necesito su ayuda para un asunto...¿Recuerda haberse ofrecido a llevar a la nueva maestra desde la estación hasta aquí?—Thomas negó con la cabeza por unos momentos antes de asentir, recordó que había olvidado por completo el asunto.

—Ah si, lo recuerdo señor alcalde...—contestó con cierto desinterés—¿Cuál era su nombre?—Clara Clayton—al escuchar esto fue para Thomas como si le lanzaron un rayo, recordó de inmediato la historia de el barranco Clayton y entonces supo que ella era la que estaría destinada a morir en ese barranco. Thomas sintió un nudo en la garganta, una parte de él le decía que no debía de interferir con el espacio—tiempo y la otra...y la otra le decía totalmente lo contrario. Thomas tenía que ver el asunto con lógica, pero la lógica no tenía ningún sentido en ese momento, después de todo podría impedir que una vida se acabara de una forma trágica y si no haría nada al respecto sería un total y completo gallina, incluso pudo jurar escuchar la voz de Marty diciéndole "eres un gallina, solo los gallinas harían algo así" y entonces supo lo que tenía que decir.

—¿A qué hora llega el tren?—, llega a la estación a las...—el alcalde miró su reloj de bolsillo—a las 12:30 de la tarde—Thomas dio un suspiro de alivio, podría encontrar una solución a su estancamiento temporal y a la vez evitar que muriera.

El alcalde dando por terminada la conversación le estrechó la mano antes de irse pensando en que era una suerte tener a un hombre como él en el pueblo.

Back to the past (Volver al futuro fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora