Capítulo 11

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      –Confundido por aquel sueño sólo pensaba en lo que podía ocurrir, andaba tan nervioso que no podía ni razonar, daba vueltas sin sentido de camino a  la estancia con aquella incógnita en mi mente...«Sólo es un sueño Andrey, deja de torturarte».

Al llegar, abrí aquella caja que me había dado Anya, noté un frasco con agujeros y un contenido amarillento a manera de gas, al lado un oso de peluche que le habría regalado en nuestros primeros meses de noviazgos, ambos tenían un fuerte aroma que pensé en ignorar.

Amelia—Andrey...

Su suave voz me hizo quebrarme...pero ¿De donde habría salido?

Andrey— Amelia, Amelia por favor perdóname...

Lloré inconsolable, su voz parecía tenuamente calmarme.

Amelia—Bebé...¿Qué te ocurrió?

Andrey—Te traicioné Amelia...ella me besó.

Amelia—Precioso...

Andrey—Pero yo...la besé, Amelia, eso está mal...

Me tomé la cabeza con fuerza, mientras sentía como los narcóticos actuando en mi.

Amelia—Bebé, déjalo ser, estoy junto a ti, sólo disfrútalo.

Nos acercamos casi por inercia, sólo dejamos envolver nuestros deseos reflejados por sus ardientes labios, sólo sentía que estaba predestinado a estar junto a ella.

Amelia—Andrey...

Andrey—Amelia... sólo quiero que entiendas que sólo quiero abrazarte a ti, tu sonrisa Amelia...tus ojos, me encanta tu simple manera de ser.

Amelia—Lo sé Andrey, sé que te gusto.

Andrey—Sólo quiero que sigamos estando juntos, Amelia.

Amelia— No estaremos juntos por mucho tiempo, Andrey.

Esa pregunta me alertó, solté sorpresivamente.

Andrey—¡¿Qué?!

Amelia—¡Ja! Te la creíste, ja, ja.

Salté sobre ella, entre esfuerzos le tome de los brazos, ella consiguió colocarse sobre mi.

Andrey—Amelia, suéltame.

Amelia—Que mal luchador eres Andrey, siempre te gano en todo, eres muy débil.

Andrey—¿Débil? ¿Yo?

Amelia—Sí.

Se levantó la camiseta, sus caderas daban un movimiento similar a una ola, estaba aún bajo mareos sus acciones se intensificaban para mi.

Amelia—Que fuerte es el niño, buff.

Dijo con cierta picardía, en tono irónico. Mis mejillas ya habían cedido ante el imponente rival, lentamente conseguía hacerme caer en su juego.

Andrey.—¿Eso es todo?

Dije intentando mantener la compostura, Amelia se sentía muy inusual, sin embargo dejé llevarme por las emociones.

Amelia—Tengo mi carta bajo la manga, o mejor dicho...

Se deslizó sobre mi abdomen, tomó por los bordes mis pantalones y les deslizó, hacia mi vientre, me tentó de la manera más adecuada, sin pensarlo, sólo le tomé por la cabellera y le acaricié mientras ella besaba mi pelvis. Amelia se habría animado a hacerlo, cosa que me sorprende de ella. Al sentir sus labios rodear mi miembro mi piel se eriza por completo, siento un frío recorrer mi cuerpo y un dolor satisfactorio en mis piernas.

Andrey—Joder Amelia, estás muy rara hoy...y me gusta mucho.

Sólo se dedicaba a lamerlo de forma extravagante, estuvo así un tiempo hasta que yo decidiese cuando culminar.

La ligera sospecha hacia Amelia, seguía, los mareos y náuseas seguían constantemente, tanto que me hacían dudar de mi realidad.

Amelia, una chica para enamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora