El Juego Perfecto

Sentir Orgullo

¡Hola a todos! Aquí un nuevo capítulo, espero y lo disfruten

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Sentir orgullo

Krum se desespero cuando Hermione no lo recibió.

Necesitaba disculparse, demostrar que fue un idiota y que esa actitud nunca se repetiría.

Pensando en qué hacer, el jugador fue al campo donde algunos jugadores estaban hablando. Damian vio que el azabache estaba un poco preocupado.

—¿Está todo bien Viktor?—Preguntó cuando su amigo se unió a él y a Wood.

—Creo que hice una gran estupidez hombre...— murmuró apesadumbrado—Hermione y yo peleamos, y no sé cómo disculparme.—

— Oh valla...— se burló Damian— Bueno, puedes hacer esas cosas románticas que a las mujeres les gusta... como una serenata, llenar su auto con flores...—

— En este caso, sería su moto, pero a Hermione no le gustan cosas así— dijo Krum imaginando lo molesta que se pondría si llenara su moto de flores, sabia cuales eran las cosas que ella consideraba cursis y estúpidas, y esa era una de ellas.

—Haz algo que creas que le gustará—le ofreció Wood.

Viktor frunció el ceño pensativo y luego tomó a su amigo por los hombros sonriendo.

— ¡Gracias Oliver! — Agradeció con una sonrisa— Necesito tu ayuda...— comenzó.

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Malfoy abrió la puerta de la oficina de la fisioterapeuta asomando la cabeza por el espacio.

— ¿Pensando en dormir en el trabajo para ganar tiempo extra, Granger? — preguntó el rubio entrando a la habitación.

Hermione miró su reloj y se sorprendió al ver la hora, sus horario habían terminado hace tres horas.

— ¡Wow! Ni siquiera me di cuenta de que era demasiado tarde...— murmuró pensando que tendría que llamar a un taxi, porque bueno se había peleado con su prometido y este ni siquiera apareció para recogerla.

«¡Lo mandaste al diablo Hermione!» Su mente le recordó.

— Bueno, intentaré llamar a un taxi...— comentó tomando su celular.

— Si quieres, te llevaré— ofreció el jugador aún parado en la sala.

— Creo que mejor no. Si Viktor te ve conmigo otra vez, no le gustará mucho...— señalo sonriendo débilmente.

— No, no lo hará. Él ya sabe que yo soy gay...— declaro mirándola— Vámonos antes de que me arrepienta—

— Está bien— se rindió.

No sabía si podría tomar un taxi a esa hora.

Caminaron por el CE y la mujer encontró extraño el silencio del lugar, ni siquiera estaba el conserje. Comenzó a sentirse incómoda con ese silencio que solo se rompía con el sonido de sus pasos.

Miró al hombre rubio platinado que caminaba tranquilamente a su lado, esa quietud parecía normal, volvió a mirar hacia adelante y siguió los pasillos. Se preguntó qué haría cuando llegara al departamento de Krum. Ciertamente querría hablar sobre el motivo de los celos.