Parte 5

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Avanzaron por las calles, nadie pareció reconocerlos. Giorno miraba la multitud y aunque estaba en casa, no se sentía en ella, no le gustaba.

-Rendir ‘os Todos, el momento ha llegado ¡Ha llegado!- oyeron un hombre, hablar en voz alta, pero nadie le hacía caso. Y mientras más se adentraban, se veía a la gente ocupada, con los preparativos para el día siguiente. Mañana seria el día del nombre de madre, y Bruno le había dado un día para verla.

-¡No se dejen engañar!- grito una mujer, y todos en el grupo la miraron -¡No se dejen engañar, por el rey impostor!-

-¿Qué le pasa a esta gente?- pregunto Mista confundido

-No tengo idea, pero se ve que están locos- dijo Abbacchio, mientras seguían caminando

-Eso no nos importa, sigan avanzando- hablo Bruno, y todos continuaron la marcha. A ninguno de ellos le gustaba, como aquellos voceros entre las calles, hablaban de algo que no entendían. ¿Acaso había pasado algo muy grave?

-¡Tel Aviv será libre!- llamo un anciano en voz alta, caminando entre la gente -¡Nuestro rey Dio-sama, volverá!- grito, tomando por sorpresa a Giorno de los hombros, al interponerse en su camino, y lo vio directo a los ojos -¡Nuestro Rey Dio-sama!- repitió, Giorno pareció quedar paralizado, pues los ojos de aquel anciano, no se miraban para nada agradables.

-¿Dio-sama?- murmuro Fugo, mientras la multitud finalmente pareció notar al grupo recién llegado. Y un hombre encapuchado los miro.

-¡Oiga, suéltelo!- hablo Narancia, dando un empujón al hombre que aun sujetaba a un Giorno, paralizado, de los hombros pero parecía negarse a hacerlo.

-Oiga...- repitió Narancia, y Giorno reacciono. Se intentó soltar y mientras el hombre ya no decía nada, se aferraba a él, a la vez que aquel hombre encapuchado apretaba su mano, cerrando más su puño y caminaba hacia ellos, entre la multitud que se amontonaba a su alrededor, para acercarse al duo que forcejeaba entre sí.

-Giorno...- musito Mista, acercándose a ellos rápidamente e intentando separar a la pareja, empujo al hombre lejos de ellos. Se negaron a sacar las armas e intentaron seguir caminando pero aquel hombre paranoico se negaba a dejarlos ir.

-¿Señor, que le pasa?- hablo Bruno, interponiéndose entre ellos pero el hombre hizo oído sordos, intentando acercarse a Giorno. Hasta que el hombre encapuchado lo hizo, los alcanzó y tomo al viejo anciano del hombro, lo jalo hacia atrás y el apareció frente a frente de Giorno, lo miro fijamente a los ojos, sintió como si la multitud se desvaneciera alrededor de ellos, incluso sus amigos, y solo quedaran los dos.

-Eres tu- hablo, tan claro que Giorno pudo escucharlo pero incluso, antes de acercarse más a él, Mista le empujo del pecho.

-Usted también, déjenos en paz- se oyó, como si hubiera dicho muchas palabras antes, Narancia tomo a Giorno del brazo y se abrieron paso entre la gente del lugar. Bruno y el resto de los chicos los siguieron, así como aquel hombre se quedó quieto y los miraba partir. Hasta Fugo, quien sintió una extraña aura de aquel desconocido, lo miro directo a los ojos y le basto un momento, para sentir que parecía ser igual que él, un brujo. Y el extraño, desapareció.

-¿Que sucede con todos?- se quejó Abbacchio, y Narancia abrió la puerta de la posada.

-Giorno, ¿estás bien?- le pregunto Mista, y el solo asintió -¿Seguro?-

-Sí, solo son las heridas- respondió Giorno, incapaz de reaccionar claramente y todos entraron al lugar.

-No puede ser- hablo la voz femenina, ignorando la poca gente que bebía dentro del lugar, y los recién llegados la miraban. -Son ustedes- sonrió, y mientras Narancia hizo gestos de que guardara silencio, los muchachos detrás de él, se inclinaron levemente, con una reverencia, ante ella.

Renaissance (GiornoxMista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora