No Tan Sumisa

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No tan sumisa

Hoy llego a usted no tan sumisa, adicta de anhelar sus besos, de probar esa delicia de su sex0. Ama mi mentalidad malévola que lo hace claudicar, ante usted yo he caído, aún cuando quise que mi corazón no tocara.

Usted Señor sabe que es mi droga completamente, yo amo de usted esa bruma infernal que nos posee juntos, amo esta magna lujuria y su excelsa oscuridad que es el estandarte de nuestra relación.

¿Sabe por qué mi Amo oscuro este libro que tengo en mis manos esta en blanco?

-No, mi bella sumisa

-Porque quiero escribir esta historia sin pasado, hoy llego a usted no tan sumisa porque aunque yo sea de su posesión, de su propiedad, yo quiero también escribir las fantasías más obscenas con la tinta de su sexo y con los versos de sus gemidos roncos y guturales.

-Eres un remolino incitante aunque tengas una cándida mirada, en este cuerpecito esta una pequeña demonia que es solo mía.

-Sabe que solo soy suya, porque usted hace ronronear mi corazón, me hace subir el libido con esta arcana pasión que siento, quiero sentir esa furia lujuriosa de usted siempre, usted sabe que no tan sumisa llego a usted, pero lo sé respetar y obedecer.

- Sin recelo y sin titubeo te voy a tomar, voy a besar tus labios gruesos color frambuesa de forma suave y agonizante, con la maestría succionando cada poro expuesto, voy a acabar con tu fuerza.

-Mi carne esta caliente Señor, mis pez0nes duros, soy completamente suya, aquí ya no hay pasado, ahora soy una nueva mujer en sus brazos.

-Eres brasa ardiente en mis manos y con ese libro quiero f9llarte, haré que tu placer se arremoline en mi vientre y fallen tus piernas, voy a susurrarte poesía como te gusta al oído, vas a bañar mis manos con tus jugos.

-Señor arrope mi gruta de placer, inhale sobre mi sex0 húmedo, quiero que me deje pidiendo aire a mis pulmones, quiero su gruesa extremidad llena de venas dentro de mi carne, quiero apretar mis músculos conteniendo mi 0rgasmo, que sienta lo malditamente caliente que me coloca.

En ese momento me tomó y mi mirada fue de desafío, mientras estaba jodidamente húmeda, me quitó la camisa de seda que llevaba puesta y que estaba entre abierta dejando mi bralette negro y mis bragas, acarició mi lunar, ese que estaba junto a mi ombligo, siempre lo hace cuando me hace suya.

Hizo a un lado mi braga y me quitó el aliento cuando jugueteo en mi sex0, hacía sonidos degustandose de mi humedad, mientras yo apretaba mis labios, me tomó de mis muslos impulsando mis piernas entrelazadas a su cintura, desprendiendo las vértices de mis bragas de un solo tirón, mi cuerpo ardía en frenesís, yo estaba famélica de él. Bajó mi bralette negro de sumisa y torturó mis pezones, al mismo tiempo que decía :

-Mi bella sumisa.

Succionó mi labio inferior y la mío el superior mordiendolo, estrepitosamente mi cuerpo se estremeció, su cuerpo calentaba mi botón de placer, me tiró en el sofá al mismo tiempo que se abalanzó como fiera indómita a mi manantial de lujuria, a ese infierno que él encontraba en mi entrepierna, gimotee ante ese placer lleno de tortura.

Yo no podía evitar entregarme a él, yo era su posesión más preciada, suspiré sonoramente mientras una corriente eléctrica recorrió mi columna vértebral, causaba en mi una rendición completa.

Sus dedos pasaban por mis pliegues, yo solo gemía, mientras él lamía y mordisqueaba mi vulva ardiente. Alzó una de mis piernas pasando sus manos por mis caderas, tocó mi clít0ris con sus dedos y me arquee, jadee murmurando.

-Que rico mi Señor.

La punta de su eje se alineó en la entrada de mi cuerpo penetrandolo de un solo empujón y empezó el vaivén de desespero, subió mis piernas a su pecho y podía sentir su erección más dentro de mí, era una embestida frenética, este hombre me enerva, me hace agonizar en sus embestidas.

Y mordió mi espalda diciéndome - Ven y demuestrame lo que aprendiste la última vez.

En ese momento sin decirle nada y mirándolo fijamente le dije :

-Acuéstate, voy a hacer tu voluntad añicos, mi voz te va a llenar de frenetismo.

Fue en ese momento que no tan sumisa lo haría mío, en ese momento ya no era suya, ahora todo había cambiado, era el cambio de rol, en nuestra relación de Amo y sumisa él manda y yo obedezco, pero en nuestra relación normal ocurre lo contrario, por eso no tan sumisa llego a él.

Su mente expiró y con un beso mordaz le mostré mi dominio, desnudé su alma y ese hombre viril ahora era mío, tomé su tensa erección y la introduje dentro de mi carne de una sola estocada mirándolo de forma desafiante, clave mis uñas en su pecho y empecé a mover mis caderas hasta hacerlo gritar, nadie en esta put@ vida lo hace sentir expuesto como yo, le mordí el lóbulo izquierdo de su oreja, esboze una sonrisa malvada, mientras el rechinaba sus dientes de forma audible, su miembr0 palpitaba, me fue a agarrar y le di un manotón  sabía que no podía tocarme, porque yo quería follarlo a mí manera, y le pregunté :

-¿Eres mío verdad?

Su respuesta me excitó aún más - Somos nuestros, no hay nada más que decir, te pertenezco y tú a mí.

Todo era un equilibrio de perversión, en ese momento se corrió con fuerza derramándose por completo en esa ráfaga caliente y espesa.

Él me miró con esa placidez y yo con la altivez que me caracteriza siempre excepto cuando soy su sumisa, así es nuestra relación una mezcla de placer, un intercambio de dominio, disfruta mi compañía y yo de la suya.

Yo le sonrió en ese momento y él me da esa mirada que moja bragas, yo provocó en ese hombre tranquilo y controlado una tormenta y yo también me someto a él, somos fuego vivo, un abanico de ideas prohibidas y siempre llego a él no tan sumisa...

Mile Morales"Dulce Cayena "🌺
Bitácora erótica de una Dulce Cayena
Barranquilla - Colombia

El orbe erótico de la sumisión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora