Fuerte

15 1 0
                                    

Una vez más, mi madre me grita por tener la mente en otro lado, por no tener humor para sus peticiones y favores, por tener mala cara por el sueño y el desvelo de anoche.

Sus gritos y regaños recaen en lo mismo, que está harta de mis humores, que está cansada de que tenga una preferencia por ti por encima de toda la familia, que le molesta que me escape por ir a verte, que ya no te quiere cerca.

En cada manotazo, dice lo mismo; "entiende que ese cabrón te va a dejar", "¿Qué no ves que eres temporal?", "No sé qué hacer para que salgas de tu puto mundo, parece que es sólo él, ¿Dónde quedamos nosotros?".

Yo tampoco sé por qué es que te defiendo tanto, por que es que saco la cara por ti cada vez que ella se molesta por qué estoy contigo, por qué es que soporto golpes e insultos, por qué es que siempre intento borrar la mala imagen que tienen de ti.

Sin embargo en mi cabeza sigue una incógnita, ¿Será que todas sus palabras tienen razón? ¿Por qué retumban tanto en mi todos esos reclamos?

No entiendo por qué me duele tanto.

Me encuentro llorando en una esquina de mi cama, anhelando el calor único que sólo tú me das, esperando en qué tal vez, sólo tal vez, tú también requieras de ese cariño que es sólo para ti, me causa una sonrisa boba entre tanto llanto imaginar que te sientas a mí lado y limpias estas lágrimas tan amargas que causaron el extrañarte, acaricias mi rostro y me dices con esa voz confortable que tanto amo; "Ya estoy aquí mi bebé, ya no llores, recuerda que te amo y que no estás sola".

De igual forma, esa imagen dulce se desvanece con la caída de más lágrimas que caen de mis ojos por qué  no es más que una simple imagen creada por mi.

Tú no estás aquí.

Me hundo más profundo en mi soledad y me abrazo a mí misma con desesperación, buscando estabilidad que sencillamente no puedo encontrar si no te tengo aquí.

Mi celular vibra, mi pulso se detiene, ¿Será que por fin me buscas?, ¿Será que ya te hago la misma falta que tú a mí?.

Miro el reloj, 5:15, no he entregado tarea, inconscientemente a propósito la olvidé para concentrarme solamente en añorar tu presencia.

Nada, no era nada, ni un mensaje, ni una llamada, nada tuyo, como si hubieses esfumado y sólo existieras a base de mis más profundas memorias.

Mi padre entra a casa, está molesto, también fui una hija desagradecida con él.

Él aún no acepta que esté enamorada y está aún peor con las actitudes que de vez en cuando tomo cuando me quiero encerrar y dedicarme a extrañarte.

Me grita, me reprende y me amenaza con quitarme todo lo que amo, eso significa quitarme mis libretas donde te escribo poemas, quitarme los colores con los que te dibujo, quitarme los plumones que me diste, quitarme la única manera de comunicarme contigo, mi teléfono.

Con todo, me hace preguntarme, si de verdad desapareciera, ¿Te comerías la cabeza para hallarme?, ¿La duda de no saber mi paradero te haría desesperarte?

No encuentro donde más apoyarme.

Chicos me buscan, me dicen que soy hermosa, que soy la más perfecta y que me quieren.

Ninguno de ellos eres tú.

Cada uno de esos halagos, todos y cada uno de ellos se vuelven vacíos para mí, no vienen de ti, ¿Qué caso tiene hacerles caso?

Ninguno te podrá igualar, no quiero cariño de nadie, que no seas tú.

Sin embargo, soy humana y no puedo evitar sentir una leve felicidad momentánea al leer sus mensajes.

Pero nada me hará querer cambiarte.

Yo, sigo con la pequeña esperanza de que, quizá, en algún momento del día, piensas en mí y te sientes dichoso de poder llamarme "novia", de poder tomar mi mano, de tener mi permiso de tocar mi cuerpo.

No tengo más palabras, mi llanto por ahora ha cesado, ¿Te digo la cuenta?

No te interesa.

Me levanto y me dispongo a hacer la tarea que tengo pendiente, con la primer canción que resuena en mis audífonos.

"Nadie entiende por qué me aferro, nadie te ve como te veo"

Mi escritura cesa, mi plumón a base agua se corre por una lágrima rebelde que cae por mejilla.

Es fatal, mi pecho se abre, mi corazón grita a los cuatro vientos tu nombre, me acurruco encima de mi cuaderno.

¿Qué crees? De nuevo estoy llorando.

No sé por qué soy tan llorona.

Vuelve, no puedo sin ti.

𝕷𝖎𝖛𝖎𝖓𝖌...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora