Capítulo 2

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Kai

No sé cuánto tiempo llevo aquí andando por el bosque buscando a ese demonio, he estado rodeando distintas zonas, pero no tengo ni un indicio. Seguro se fue a la ciudad cercana o está al lado contrario. Seguiré buscando de árbol en árbol para ver si logró ver algo, aunque debo descansar si no pues me canso simplemente aparte ir de un lado a otro sin saber dónde ir es aburrido.

Voy a pasar a descansar cerca de la zona de campamento, siendo una zona cercana a la de los guardabosques y siempre andan por ahí. Aparte de luego darme un poco de comida o un dulce por casualidad, en verdad son agradables sin embargo son extraños. Sus interacciones se les nota amigables, pero al ser cada uno tan diferente parece solo unirles el hecho de cuidar el bosque y a mí.

Desde la última visita de aquellos chicos me he dado más vueltas que de costumbre, pero no los he visto, se nota como sabe utilizar el escudo del pueblo a su conveniencia por ahora. Mientras no salgan de ahí, estarán a salvo por un tiempo. Solo he logrado escuchar un leve rumor de un suceso extraño en la ciudad, pero tampoco puedo ir hasta allá, apenas tengo una ropa decente, me verán extraño seguramente con mis vendas y apariencia.

Tampoco estoy tan mal, aunque luego de ir a un río a lavarse uno como no lo ve normal cerca de los barrios de la ciudad, capaz piensan como soy alguien sin hogar, sin dinero o eso conocido como trabajo. Mientras a los de los pueblos no sé cómo me verían, quizás como un cazador al ser en lo único lo cual puedo hacer con certeza, lo aprendí a las malas, pero soy bueno en ello.

Me recargué en la cima de un árbol para ponerme a pensar, aparte de poder estar alerta cuando alguien pase debajo de mí si no me quedo dormido claro está. Solamente la gente quien viene a observar aves se fija en aquellos detalles y aun así sigo pasando como si fuera una simple silueta, dando más fuerza a esa supuesta leyenda. Al menos ahora puedo descansar y contemplar el cielo sin tener el miedo de la aparición de un fuerte dolor.

—¡Hola Kai! —Un guardabosque me estaba saludando desde el suelo, se le notó contento—. —El nuevo líder del pueblo me avisó sobre la situación del demonio y ¿Cómo estás? —No me sorprende los cambios en su propio tema, desde que lo conozco es así.

Literalmente lo conozco como guardabosques misterioso, nunca sabes con cual tema te sacará en menos de un minuto. De ahí estas los otros dos con apodos de alto castaño, cuidador violento, protectora animal. Pueden sonar extraños, pero nunca me aprendí su nombre de una buena manera. Ellos saben como me llamo, aunque luego me llaman Puercoespín Salvaje al seguirme el juego.

—Vivo y radiante, supongo —Le contesté sosamente—. —Sobre lo otro, hay que matarlo antes de que logré encontrar una forma de ir al pueblo o la de sacar a sus habitantes.

—También quiero darte una noticia urgente, el nuevo líder quiere verte para darte una noticia en persona —Vaya la redundancia—. —Ve al río frontera, ahí te verá para que pases al pueblo y para darte una sorpresa, no vayas a atacar a lo loco que no es una trampa.

—Está bien, confiaré en ti.

Fui a la dirección mencionada luego de despedirme aparte de hacer el esfuerzo de levantarme. Fue ir para al llegar notar a varias personas en el borde del casi anotable escudo, la separación marcada por un leve letrero y el pequeño río con su mismo nombre. Me oculté al no saber que esperar, solamente iba a seguir las indicaciones de no actuar impulsivamente porque me lo mencionaron, aparte de poder elegir por mí mismo esto.

A primera instancia revisé sus vestimentas checando como variaban entre sí al notarse un poco juveniles, pero logran ser las de la aldea por ciertas marcas. Ahí están una chica, el rubio enano por alguna razón, junto con dos adultos estaban a lado de él buscando algo misterioso. Me acabo de dar cuenta de cómo no tengo ni idea de su nombre por culpa de mis apodos mentales.

La "Leyenda" del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora