La chica del violín (Temporadas 1 y 2)

Cap 4: Eres increíble..

Aquí otro capítulo de esta linda historia, disfruten...

Narra Adrien:

Suspiré con pesadez por dejar pasar esa oportunidad. Quizá nunca se repetiría.

Observé mi mano sobre las teclas de piano, las apreté un poco para mantener la compostura.

Marinette: es verdad.. –dijo en un suspiro

Ella colocó su mano sobre la mía y la apretó ligeramente. Yo me sorprendí.

Marinette: yo te lo pedí..

Y dicho esto, se acercó a mi mejilla y la besó.

Fue mágico.

Un sinfín de emociones despertaron repentinamente con ese dulce e inocente beso. No podía creer lo que ella estaba haciendo.

Sentí su cálida respiración sobre mis mejillas que se ruborizaron con violencia en un parpadeo. Se formó un revuelo en mi interior, mi estómago fue quien más lo resintió. Mis latidos eran tan fuertes y veloces que seguramente podían ser escuchados en la habitación. Era un sueño.

En cuanto ella se separó suspiré con pesadez, necesitaba dejar salir toda la presión que estaba sintiendo en mi interior por tan pequeño beso. Aún con la mirada al frente seguía sin creerlo.

La miré por el rabillo de mi ojo izquierdo y la vi, mirando hacia el lado contrario, muy sonrojada y apenada por lo que acababa de hacer, jugaba con su cabello pasándolo tras su oreja, seguía haciendo eso que me encantaba.

Carraspeé un poco antes de intentar hablar.

Adrien: y-yo.. –de verdad estaba nervioso- n-no.. no esperaba que tu..

Me interrumpió.

Marinette: cr-creo que debo irme –quiso levantarse- ya es tarde

Intentó huir, pero no podía dejar las cosas así, así que la tomé del brazo evitando su escape. Ella se detuvo a medio erguir su cuerpo.

Adrien: ¡no te vayas!

Jalé ligeramente su mano para que volviera a sentarse. Con la mirada baja, así lo hizo. Mantuvo la vista al frente, pero luego giró a donde yo estaba, y volvió a verme con esos hermosos ojos azules. De nuevo me dejaban sin aliento.

Adrien: y-yo.. –tartamudeé; no ahora Adrien- yo prometí que te acompañaría..

Quizá por el carmín en sus mejillas y el brillo en sus ojos, o por la cercanía de su cuerpo, no lo sé, no sé porque fue, pero me tenía embelesado, no podía dejar de mirarla. Miré sus labios. Unos labios rosados entre abiertos frente a mí, me atrajeron con dulzura.

Mirándolos comencé a acercarme a ella, y ella no hizo nada.

Cerré los ojos cuando sentí su aliento entremezclarse con el mío, era real, iba a pasar...

Tock, tock, tock.

Me detuve.

X: ¿hay alguien? –preguntó una voz

La puerta se abrió de pronto rompiendo en armonioso silencio de la habitación.

Me separé inmediatamente de ella, con la cara completamente roja y volví a tocar las teclas del piano. Ninguna nota sonaba decente.

X: ahh.. perdón –dijo la mujer- es que ya vamos a cerrar y como escuché ruido... -se detuvo

Marinette: s-si.. –tartamudeó- ya estábamos por irnos.. –se levantó