Comienzo pt1

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Me encontraba en la puerta del edificio en el que se suponía que estaba la oficina de Jeonghan, suspiré y pulse el botón para que me abrieran.

—Buenos dias, consulta del Dr. Yoon Jeonghan, ¿Que desea?—

Dijo una voz de un chico, haciendo que me sorprendiera, me imaginaba que su recepcionista fuera una chica.

—Soy Lee Jihoon, llamé la semana pasada para que Jeonghan me atendiera.—

Dije algo nervioso, tenía un debate interno entre si salir corriendo de allí o enfrentarlo de frente, al final me decanté por ir a la cita de aquel psicólogo que me encontré por suerte la semana anterior. Me subí al ascensor y esperé a que este llegara al piso indicado en la tarjeta de contacto. Salí del montículo de metal y mirando a las dos puertas derrepente se abrió una de ellas, saludo a un chico con mejillas grandes y la cara algo redonda con pelo castaño.

—Buenos días Jihoon, pasa por favor, en seguida te atenderá el Dr. Yoon, tome asiento, ¿Quiere un vaso de agua?—

Dijo el chico desde la puerta haciéndose a un lado para dejarme entrar en la consulta. Yo le hice caso y me senté donde me indicó y esperé algo incómodo, menos mal que el chico en seguida se centró en su ordenador.

Al cabo de unos 20 minutos salió de allí un chico llorando.

—Hasta la próxima semana Kim Seokmin.—

Dijo el recepcionista levantándose y haciéndole una reverencia de forma educada, no pude evitar arquear las cejas al ver aquello, entonces Jeonghan se asomó.

—Por favor Seungkwan, apunta a Kim Seokmin para la semana que viene a la misma hora... Oh! Hola Jihoon, has venido, dame un momento que recoja un poco.—

Dijo cerrando la puerta; a los cinco minutos volvió a abrirla para llamarme desde la habitación en la que se encontraba, me levanté y me dirigí allí a ritmo normal. Era casi la típica consulta de un psicólogo, dos asientos cómodos, una mesa entre los dos asientos, algunas estanterías en las paredes y a un lado, un escritorio con un ordenador sobre este con algo de decoración.

—Siento lo de antes, Seokmin está pasando por un mal momento. Bueno Jihoon, sienta te ahí por favor, cuando quieras empezamos.—

Yo hice caso al contrario y me senté para luego suspirar, realmente no sabía por donde empezar, nunca había ido a un psicólogo, sabía cómo era por la televisión o las películas pero no sabía cómo se empezaba en estos casos. Miraba a mis piernas algo nervioso con mis manos entre ellas, y mis pies colgando y balanceándose por los nervios, ¿Por qué la gente compra muebles altos? Nadie piensa en la gente bajita... En fin la hipotenusa.

—Bueno, Jihoon, cuéntame de ti, que tal tu infancia o tu vida en general, recuerda no estoy aquí para juzgarte si no para ayudarte así que no evitas ningún detalle por horrible o vergonzoso, todo es importante.—

Dijo este poniéndose un portátil pequeño en el regazo mientras tecleaba.

—Bueno, realmente no sé muy bien que pasó de la secundaria hacia atrás, así que no te puedo contar demasiado, tampoco sé por que la verdad... Bueno se que nací en Daegu por lo que me contó mi madre pero que nos mudamos aquí a Seoul para que pudiera tener unos estudios mejores y mejor vida, aún que no sé muy bien por qué.—

Respondí algo pensativo, Jeonghan mientras escribía y asentía mientras alternaba su mirada a mí y la pantalla.

—Comprendo... ¿Te has preguntado alguna vez por qué no recuerdas nada de tu infancia y parte de tu adolescencia? ¿O a tus padres? —

Me preguntó, yo miré de nuevo a mis manos para luego negar.

—Mi madre me dio muy pocos detalles y si le preguntaba me daba largas, llegó un punto en que me cansé de preguntar.—

Este, asintiendo dejando de escribir al instante de que yo dejará de hablar.

—Curioso... ¿Tu madre te sobreprotegia? Quiero decir, aparte de eso, ¿no te dejaba salir con amigos o hacer una vida de adolescente?—

Me preguntó pensativo, yo le miré sorprendido, no me esperaba aquella respuesta.

—Creo que si, si que es verdad no me dejaba hacer muchas cosas que a ella le parecían peligrosas o que en juntara con gente que no le parecía bien, hasta el punto que me castigaba o me prohibía salir.—

Dije pensativo, el asintió y apuntó unas cosas más en el ordenador.

—Está bien, a ver, de momento esto son solo una congetura, me gustaría seguir viéndote a lo largo del tiempo, ver qué más podrías tener. Creo que podrías tener ansiedad social, y miedo al contacto.—

Me sorprendió al oír lo que me dijo, aún que no sabía muy bien como dedujo lo segundo.

—Me gustaría ponerte algunos objetivos para la semana que viene ¿vale?—

Yo le miré curioso. Mientras el apartaba el portátil a un lado de la mesa que había en entre nosotros.

—Está bien... Pero una cosa, ¿como has descubierto lo segundo? no he tocado a nadie.—

El sonrió como la otra vez de cuando le conocí, la profesionalidad con la que me trataba al principio.

—Ah! Bueno... Me hice psicólogo porque aparte de interesarme el cómo funciona la cabeza de la gente, soy un cotilla de manual, a parte, cuando me marchaba para venir aquí escuché como te llamaba ese chico y desde un árbol vi aquella escena de drama que hicisteis.—

Dijo riendo leve, yo no pude evitar sonrojarme y mirar a otro lado.

—Cuando vi como le apartabas no pude evitar darme cuenta, de aquella manera tan repentina y asustadiza. Además por como me contabas que conociste a ese grupo de trainees, me di cuenta que te daba ansiedad todo lo que venía siendo lo social ¿me equivoco?—

Añadió aún sonriente, parecía disfrutar con todo aquello, realmente era un cotilla.

—Y... ¿que tengo que hacer?—

Pregunté cambiando de tema drásticamente, el me miró pensativo.

—Primero, necesito que me des el número de tu madre me gustaría hablar con ella, segundo, dijiste que tenías  que escribir una canción para aquel grupo, para hacer una canción a alguien tienes que conocerlos bien así que me gustaría que pasaras una semana con ellos, conocer a gente nueva en profundidad te ayudaría con tu ansiedad, el tema del contacto lo trataremos más adelante. Toma esta libreta, quiero que me apuntes aquí todo lo que has ido descubriendo de esos chicos y como te has ido sintiendo mientras les conocías, dentro de una semana, repasaremos tus notas y te preguntaré un poco más de tu vida, poco a poco iremos solucionando tus problemas ¿Vale? —

Contestó de forma amplia, mientras se levantaba para darme una libreta pequeña.

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