Albus Potter y la sangre del unicornio

1 La cicatriz duele

Harry se despertó sobresaltado en medio de la noche. Le ardía la cicatriz, la cual había estado sin molestarle durante casi veinte años. Su corazón latía en su pecho apresuradamente. ¿Voldemort había revivido? Era imposible.

Se puso las gafas y miró a la persona que dormía tranquila a su lado: Ginny Weasley, desde hacia 15 años una Potter. Su cabellera pelirroja brillaba a la luz de la luna que se coloba por las ventanas.

Harry se levantó de cama y salió de la habitación. Al acercarse a la escalera sintió como alguien subía. Sacó su varita, pues le seguía doliendo.

Pero quien apareció frente a él fue su hijo Albus.

-Baja esa varita, papá. Me puedes matar.

-Pensé que eras otro- se disculpó Harry guardando la varita-. ¿Qué haces levantado?

-Tenía sed- contestó Albus.

-Yo también bajo a ello... Pero acuéstate ya, mañana iremos al callejón Diagon.

-Buenas noches- Albus siguió subiendo las escaleras.

-Buenas noches, Al.

Harry bajó hasta el recibidor del número 12 de Grimmuald Place. Miró hacia la pared que estaba llena de fotos que se movían, recordando la primera vez que entró en esa casa y la pared estaba llena de horribles cabezas de elfos domésticos disecados, de las que hacía años se había deshecho. Su esposa había colocado muchas fotos con numerosos pelirrojos.

Entró a la cocina y tomó un vaso de la alacena. Cuando se dirigía al grifo, la puerta de la habitación de Kreacher se abrió repentinamente y apareció el elfo doméstico. Se acercó con prontitud a su amo y le quitó el vaso de las manos.

-No debe hacer eso solo, amo- dijo llevándole el vaso con agua-. Kreacher lo hace por usted.

-Gracias, Kreacher- agradeció Harry tomando el vaso-. No debiste levantarte.

-Para Kreacher es honor, amo. Además, pronto Kreacher participará hacia Hogwarts y ya no podrá servir a la familia Potter. Aunque Kreacher pedirá permiso para regresar en Navidad, señor. Kreacher extrañará a la pequeña señorita Lily. La señorita Lily quiere a Kreacher y eso lo hace muy feliz.

-Lo bueno es que te quedarás para la cena mañana- le respondió Harry.

-Sí, amo. Esa cena Kreacher la preparará deliciosa- aseguró el elfo agitando sus orejas de murciélago y su nariz caída.

-Eso no lo dudo- respondió Harry-. Ahora subiré a dormir. Tú también retírate a descansar. Buenas noches...

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