2 El paseo

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Albus Severus Potter se despertó más temprano de lo habitual ese domingo. Se vistió rápidamente y se alborotó más aún su cabello castaño. Sus ojos verdes reflejaban en el espejo una chispa de felicidad.

Al, como todos lo llamaban, llamó a la puerta derecha de su habitación. Abrió su hermano James bostezando.

-¿Qué quires?

-¿Puedo pasar?- preguntó a su vez Al.

-Entra.

Albus entró en la desordenada habitación. Era más pequeña que la suya. Aunque las paredes estaban forradas de papel amarillo y escarlata, al igual que la suya. Había fotos muggles de motocicletas y automóviles modernos en las paredes junto a los postes de Gryffindor. Además de fotos de sus padres, su hermanita y sus primos Rose, Hugo, Victoeire y Emma, así como de sus abuelos maternos.

La habitación de Albus era más grande y había pertenecido al padrino de su padre. Estaba decorada con viejas fotos de motocicletas muggles y pósteres de Slytherin.

-Hoy vamos al callejón Diagon- le recordó Albus a su hermano-. Le diré a papá que me compre una escoba. Este año haré las pruebas para ser buscador, como papá.
-Pero yo soy cazador como mamá- no se dejó intimidar James-. Ahora sal. Debe vestirme.
-¡Acabo de entrar!
-A mi qué... ¡Sale!

Albus bajó hasta la cocina, donde su hermana de diez años (Al tenía doce y James catorce), Lily, desayunaba con sus padres.

Una hora después todos montaron en el auto y Harry condujo hacia el centro de Londres. Se detuvieron frente a un viejo edificio que tenía este cartel: "*Caldero Chorreante*". La familia Potter entró en el bar al cual ninguno de los paseantes miraba.

Dentro había varias mesas con personas vestidas de túnicas y sombreros puntiagudos. En la barra el anciano Tom limpiaba unos vasos. Al ver a los Potter, Tom los saludó con entusiasmo.

Luego, los Potter se dirigieron a una habitación detrás de la barra, donde solo había un viejo latón de basura.

Harry sacó su varita y dio unos golpecitos a la corrompida pared. Los ladrillos comenzaron a moverse y dieron paso a una larga calle llena de magos y brujas de todas las edades, los que entraban y salían de diversos comercios.

Las vitrinas de las tiendas mostraban distintos objetos coloridos, voladores y silbantes. Escobas, túnicas, sapos llenos de verrugas, golosinas, lechuzas, varitas, joyas exóticas, juguetes mágicos eran expuestos en los distintos comercios.

-Iré a Gringotts a buscar dinero. Ginny, lleva a James y a Albus a comprar sus túnicas- sugirió Harry-. Que Lily me acompañe a mí.

Los Potter se dividieron, y Albus, James y su madre se metieron en la tienda de túnicas de Madame Malkin. El lugar estaba dividido por cortinas. Albus entró en un vestidor y James en el otro. Madame Malkin apareció detrás de una cortina con una cinta métrica en su cuello.

-¿Qué desean..?
-Tunicas para Hogwarts, de Gryffindor, una de Slytherin talla 12 y otra de talla 14- contestó Ginny.
-En seguida se las traigo- Madame Malkin regresó luego con dos túnicas negras con escudos rojos y verdes cada una.

Los hermanos Potter se pusieron las túnicas y Madame Malkin les tomó las medidas. Luego las guardó en una caja y Ginny las pagó.

Los Potter salieron al callejón y vieron a Lily regresar de la mano de su padre.

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Capítulo un poco flojo, lo sé 🤦🏻‍♀️, pero lo hice para dar algunos detalles necesarios; y, por qué no, para recordar ese mágico ambiente ✨ del Callejón Diagon, que a tantos nos hizo soñar con visitarlo 🥰.

Albus Potter y la sangre del unicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora