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"Cuánto más debo esperar, para estar junto a ti y volar juntos"








Estaba en ese lugar nuevamente.

Aquel callejón vacío cerca del Instituto al que asistía, quejándose por los golpes recibidos y sintiéndose horrible por haber perdido el dinero con el compraría comida para su familia. No entendía que había hecho tan mal en la vida para que le trataran así, menos él.

No entendía en que punto Kim Namjoon, uno de sus mejores amigos se había vuelto un bully, un abusivo y se descargaba con él, sabiendo muy bien  su situación y la de su familia. No entendía nada de lo que le pasaba, pero había algo de lo que estaba seguro: el no se lo merecía.

Y aunque pensaba así, no hacía nada para terminar con aquella situación.

Comenzó a sollozar.

Ya estaba harto de soportar golpes, de soportar abusivos.

Ya no quería vivir.

Kim Seokjin no se había dado cuenta de que había un chico mirándole a los comienzos del callejón. El individuo caminó hacia él y lo miró a los ojos, notando sus lágrimas. También repaso los golpes que adornaban su bello rostro.

Jin hizo lo mismo con él, notando algunas vendas en su rostro, entendiendo que ambos estaban en la misma situación. El pálido chico suspiró.

-Eres de los míos- fue lo único que dijo y se levantó volviendo a caminar hacia la calle.

No hizo amague de devolverse o algo, solo caminó, dejando al otro chico ahí.
Y Seokjin se perdió en su espalda cuando desapareció doblando hacia la derecha.

Decidió, después de aquel extraño y corto encuentro, levantarse y caminar hacia su casa, no había nada que pudiese hacer con el dinero, más que seguir trabajando y robar algo, por el momento en algún súper.
Definitivamente eso era algo que odiaba, pero no dejaría a su pequeña hermanita y a su madre sin comida.

Caminó un poco más y se encontró con el chico de hace unos momentos en una esquina. Corrió hacia él y lo tomó del brazo.

-Tú….-le dijo.

-Somos lo mismo- contesto tranquilo el pálido.

El semáforo dio verde. Seokjin soltó el brazo de quien lo acompañaba y caminó junto a él.

-Cómo te llamas?- preguntó curioso.

-Yoongi- contestó con aquella voz grave y calma.

Le daba cierta paz.

-Por qué dices que somos lo mismo?- preguntó.

-Los golpes, los abusos, las ganas de desaparecer. Te suena conocido?- preguntó dando una leve sonrisa con sus labios.

Seokjin que era más alto que él otro chico, le miro y no pudo evitar sentirse comprendido, por primera vez. Se sentía afortunado de haber cruzado camino con aquel chico, pero algo en aquella calma que el contrario le brindaba le hacía sentir completamente ansioso, sin comprenderlo del todo.

-También te pasa, no?- le preguntó haciendo alusión a los pequeños vendajes de su cara.

-También- asintió sin pronunciar muchas palabras.

Ambos caminaron en silencio y sin darse cuenta llegaron a la rivera de un rio que estaba por ese lugar. Estaba atardeciendo y era otoño, el crepúsculo bañaba el cielo y daba unas tonalidades hermosas. El rostro y el cabello de Yoongi se mezclaban junto a ese paisaje perfecto, notando como su pelo revoleaba con el viento. Por primera vez pensó que un hombre podía ser hermoso.
Yoongi lo era. En ese momento se sentía como si estuviera presente frente a una exposición de arte.

HAPPINESS, quiero volar contigo (YoonJin-JinSu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora