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Los meses habían avanzado, Yoongi estaba relativamente mejor, pero siempre habían recaídas y siempre sería de aquella forma.

Jungkook miraba desde afuera lo bien que se habían hecho el uno al otro y el ver aquellas sonrisas en sus menores, le hacía sentir demasiado bien. Quedaba la última semana de escuela, así que esa mañana, antes de dejar a Yoongi para irse al trabajo, por alguna razón estaba más aprehensivo que nunca. Abrazó a su pequeño hermano, dándole un sonoro beso en la frente.

-Me llamas cualquier cosa- le pidió Jungkook.

-Todo estará bien, hyung. Ve tranquilo al trabajo- contestó Yoongi mientras terminaba su desayuno.

Y aunque así era en aquel momento, todo estaba bien, nadie podría deducir lo que pasaría en un futuro, ¿no?.

Yoongi salió de su casa, como cada mañana, camino al instituto. Si había algo que no cambiaba era eso. Aquella rutina, pero ya acabaría, sólo una semana más de aguantar a los simios que antes se hacían llamar sus amigos. Por lo menos los golpes se habían detenido, pero los insultos no le daban tregua y no era algo que pudiera negociar, eso lo sabía.

A pesar de aquello, comprendió que lo que los demás decían de él, no hablaba mal de él, sino de los demás, sólo una semana más y todo aquello se acabaría. Esperaba de todo corazón que Seokjin estuviera teniendo un buen comienzo de semana.

Seokjin por su parte, ya había preparado a su hermana para llevarla con él al jardín de infantes, su madre se iría al trabajo y él a su instituto. Salió de casa junto a su hermanita y caminó con ella hasta el jardín, que quedaba a pocas cuadras de su casa. Luego se fue al Instituto con tranquilidad, ya que tenía minutos a favor y sabía que no llegaría atrasado.

En perspectiva, comenzó a recordar el día que Yoongi y él se conocieron. Nunca imaginó que terminaría así. Ahora su relación había evolucionado a “noviazgo”, lo cual se tomaban con demasiado relajo, disfrutando de cualquier pequeño momento juntos. Con su trabajo estaba ayudando a su madre y a su hermana, además de comprar algunas cosas personales para él y algún presente para Yoongi, a veces.

Ellos se querían mucho, de hecho, Seokjin sentía que lo amaba, pero no se habían dedicado aquellos sentimientos todavía. Era demasiado abrumador y lo que menos quería era incomodar a Yoongi y a su evidente mejoría en general. Sabía que había ayudado, pero si Yoongi no se hubiese querido ayudar, otra sería la situación. Al llegar al Instituto, sintió una opresión en su pecho, dejándole algo dudoso, esperaba que nada malo pasara durante el día.

Para Seokjin, las cosas no habían cambiado mucho, sólo el hecho de que sonreía un poco más y era más activo en las clases, pero eso era todo. Lo que menos quería era levantar sospechas y tener a Namjoon sobre él de peor manera. Ya era suficiente y sólo faltaba una semana para que aquello terminara. Podría empezar de nuevo.

Empezar todo junto a Yoongi.

Aquel pensamiento le asustaba, pero a la vez le provocaba un calor hermoso en su pecho. Sí, deseaba tener su lugar junto a Yoongi, aunque costase. Sería difícil, sobre todo con las recaídas y necesidades de Yoongi, pero podría con ello, estaba seguro de poder.

Caminó con paciencia hasta su salón y entró en completo silencio. No había nadie, sólo él con sus propios pensamientos. No había visto a Yoongi ese fin de semana, así que, como ambos habían pactado, se juntarían ese día por la tarde en su lugar. Aquella rivera de río que venía acompañándolos hace casi cinco meses.

Cinco meses desde que se conocieron, cuatro desde que decidieron estar juntos y estaba tan feliz de ser el “ángel” que Yoongi necesitaba para sanar. A veces lo extrañaba demasiado, sobre todo tener aquel pequeño cuerpecito rodeado con sus brazos. Y vino a su mente la primera vez que ambos estuvieron juntos, desnudos en la cama de Yoongi. Ese cuarto tenía sus momentos más íntimos y por eso era la zona de confort de ambos, al igual que  la rivera del río.

HAPPINESS, quiero volar contigo (YoonJin-JinSu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora