Capítulo 17.

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La cama de las visitas estaba hecha, el apartamento estaba recogido, y me había duchado y cambiado de ropa, todo justo a tiempo para la puntual llegada de mi madre a mediodía. Por suerte la casa estaba casi impoluta de todas formas, porque me había pasado las tres últimas semanas limpiando como un chiflado obsesivo compulsivo para distraerme y no pensar en Yoongi.

Mamá y yo estábamos sentados, tomando café y planificando lo que íbamos a hacer por la tarde y, la verdad, estaba muy contento, en primer lugar por la reconciliación con Yoongi y en segundo por poder pasar un rato charlando con mi madre. Estaba siendo un día perfecto. Claro que ella no sabía que no tenía ni regalo ni planes para su cumpleaños, al día siguiente. Confiaba en poder sacarme algo de la manga esa noche cuando se hubiera acostado, pero, sinceramente, no esperaba que fuese nada del mundo.

La tienda de la gasolinera sería mi destino, me dije.

Acababa de servirnos el café cuando sonó el timbre de la puerta. Fui a abrirla con parsimonia, esperando que fuera algún vendedor, pero me sobresaltó encontrarme a Yoongi apoyado en la pared del pasillo. Cielos, estaba guapísimo. ¿Cómo era posible que unos vaqueros azules oscuros y un polo gris le pudieran quedar tan bien a un tío? A sus pies había una caja de cartón grande.

Sin embargo la obvió. Pasó por encima de ella, entró en mi piso y, después de mirar un instante en dirección a mi madre, me atrajo con firmeza hacia él y me besó apasionadamente en la boca.

¡Uau, menuda entrada! Por un lado debería haberme enfadado porque yoongi me demostrara su afecto de ese modo delante de mamá, pero, en el fondo, no podía evitar sentirme complacido de que fuese tan posesivo.

Nunca había sido muy dado a las muestras de afecto en público; no obstante, pese a que era perfectamente consciente de que mi madre estaba sentada en el sofá, a menos de tres metros del despliegue de pasión de Yoongi, debo añadir, no fui capaz de apartarme de él. No quise. Con el magnetismo que solía haber entre los dos, sencillamente no pude hacer otra cosa que poner las manos en los hombros de Yoongi, arrimármelo y devolverle el beso con idéntico entusiasmo.

Yoongi se separó de mí apenas y me sonrió, los ojos brillantes y llenos de un furor tal que ni siquiera me atrevía a pensar mucho en ello con mi madre tan cerca.

—Hola —murmuró.

—Hola —le respondí cohibido; aún no sabía qué hacía allí. ¿Había olvidado la visita de mi madre? Porque, a juzgar por su reacción de esa mañana, estaba casi convencido de que no le apetecía conocerla todavía.

Estábamos los dos encerrados en nuestra pequeña burbuja cuando vi a mamá por el rabillo del ojo. Nos miraba con evidente interés y las mejillas considerablemente sonrojadas también.

Uf, eso sería por presenciar nuestro acalorado beso, seguro.

Pasé un brazo por la cintura a Yoongi y me volví hacia ella para hacer las presentaciones.

—Mamá, este es Yoongi... —Lo miré—. Mi novio —le expliqué, algo incómodo y confiando en que a él no le importara el título—. Yoongi, esta es mi madre, HyunA.

Cuando ella se dispuso a levantarse, Yoongi se inclinó hacia mí.

—¿Novio? —me preguntó en un tono peculiar que hizo que se me encogiera el estómago de preocupación. ¿Habría ido demasiado lejos al suponer que el título era el correcto? Pero ¿qué otra cosa iba a llamarlo delante de mi madre? ¿Amante? Pues no—. Novio —repitió, pronunciando la palabra despacio como si estuviera asimilándola—. Nadie me ha llamado nunca eso... Me gusta — concluyó con una sonrisa.

Uf.

Mi madre cruzó disparada la estancia para que la presentara como era debido y, divertida, reparé en que se quedaba boquiabierta al ver a Yoongi en todo su esplendor. «Lo sé, podría parar el tráfico de lo guapo que es», pensé orgulloso.

SU LADO OSCURO | YOONMIN | [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora