Capítulo 8.

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Aunque la experiencia de la ducha pase a la historia como uno de mis mejores encuentros sexuales hasta la fecha, debí haber caído en la cuenta entonces de lo raro que era Yoongi, porque después volvió al dormitorio con su cara de siempre, se encerró de nuevo en sí mismo, se vistió deprisa y se fue sin decirme apenas una palabra más.

Así, tal cual.

De no haber estado ya completamente confundido con lo que estaba sucediendo entre nosotros, lo habría estado después de esa noche.

Menos mal que en mi despacho había poca luz, porque se me escapó una lágrima que rodó patética por mi pálida mejilla, aunque tampoco había nadie que pudiera verlo. Me la limpié con el dorso de la mano y suspiré con fuerza. Había llorado tanto en las últimas tres semanas que me sorprendía no haberme deshidratado ya.

Me limpié otra lágrima y recordé que había llorado después de que se marchara esa noche también.

Probablemente fuera el resultado del estrés del día, del capullo del señor Hang en el trabajo y de las emociones encontradas que Yoongi me producía, pero, en cualquier caso, desde luego había llorado un rato antes de meterme en la cama. Había estado tan cariñoso en la ducha y luego tan distante cinco minutos después que me había dejado hecho polvo. Lo cierto es que aún lo estaba. Min Yoongi era tan jodidamente voluble que resultaba imposible seguirlo.

En la clase de piano de la semana siguiente había estado normal. Claro que «normal» en el caso de Yoongi era sinónimo de dominante, brusco e intenso, con destellos de su lado protector, suave y casi cariñoso de cuando en cuando. Desde luego no mencionó su súbita aparición en mi apartamento del fin de semana anterior, ni habló del sexo inusualmente tierno que habíamos practicado en la ducha. Muy en el fondo, yo seguía preguntándome cuánto me ocultaba, y no dejaba de dar vueltas a su «no te gustaría el Yoongi dominante, ni siquiera estoy seguro de que me guste a mí ya» en cuanto me descuidaba.

Algo he aprendido de todo este lío con Yoongi y es que, en el futuro, debo confiar más en mi intuición y dejarme guiar por ella. De hecho me había imprimido ese mismo lema y me lo había pegado en la pared del despacho para acordarme de no volver a cometer jamás un error tan estúpido. Mis ojos llorosos lo miraban ahora mientras me mordía el labio.

Aparte de su personalidad autoritaria y brusca en el dormitorio, había visto en ocasiones indicios de su temperamento y de su lado dominante fuera de nuestras sesiones de sexo, que no hacían más que sumarse a mi preocupación por lo que sería capaz de hacer si perdiera la cabeza de verdad, si bien el vínculo que había entre nosotros me impulsaba sobre todo a confiar en él. A veces me debatía entre seguir a su lado y, con el tiempo, quizá poder romper su coraza, o salir corriendo mientras pudiera y lamerme las heridas.

Dado el resultado de nuestro breve y tortuoso amorío, ya conocía la respuesta, pero, por desgracia, mi obsesión por Min Yoongi no me permitió marcharme entonces como me dictaba mi intuición.

Me encogí al recordar una clara demostración de su carácter celoso y fácilmente irritable. Luego me revolví incómodo en la silla porque tuve que aceptar, aunque a regañadientes, la leve excitación que aquel recuerdo en particular traía consigo.

Llevaba ya tres meses dando clase con Yoongi y las últimas ocho semanas teniendo sexo con él después de la clase, pero hasta entonces ninguno de los dos había sacado el tema de en qué punto estaba exactamente nuestra... relación. Que yo supiera, por lo que él había dicho, no éramos más que follamigos, un término no especialmente agradable pero apropiado para lo que Yoongi y yo hacíamos. A fin de cuentas, ver a alguien una vez a la semana para tener sexo no podía considerarse una relación estable, ¿no?

Nunca hacíamos esas cosas que hacen las parejas, como ir al cine o salir a comer o cenar juntos, y rara vez hablábamos durante el resto de la semana. Incluso en nuestros encuentros del viernes solo fingíamos que yo aprendía a tocar el piano, después follábamos hasta quedar exhaustos durante una o dos horas y luego me iba.

SU LADO OSCURO | YOONMIN | [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora