Capítulo 16.

108 13 0
                                    

A la mañana siguiente me levanté como una rosa por primera vez desde que había dejado a Yoongi hacía algo más de tres semanas. La razón por la que había descansado tan bien seguía rodeando mi cuerpo como una manta, con la cabeza apoyada en mi pecho y el brazo y la pierna derechos protectores sobre mí, y no pude evitar suspirar de dicha. Había dormido toda la noche de un tirón, bueno, lo que quedó de ella después de que Yoongi y yo termináramos de redescubrir nuestros respectivos cuerpos.

Una sonrisa infantil se instaló en mis labios al pensar en nuestras travesuras nocturnas. Había sido increíble. Tres semanas separados no habían conseguido apagar nuestro insaciable apetito sexual, eso seguro.

Negué con la cabeza sin acabar de creerme todo lo que había pasado el día anterior y me escabullí de él para poder contemplarlo, allí tumbado, mientras dormía relajadamente. Pese a los muchísimos problemas de Yoongi, no me arrepentía de haber decidido volver con él. Se había sincerado tanto conmigo que estaba convencido de que podíamos superar cualquier dificultad que se nos presentara.

Volvió la cabeza sobre la almohada, la cara libre de cabello, y pude apreciar bien los rasgos afilados de su rostro; sentí que me faltaba el aliento, claro que eso tampoco era nuevo. La belleza de Yoongi siempre me había quitado la respiración, así que, después de tres semanas sin ver su maravilloso rostro, me tomé unos minutos para recrearme en él un poco más.

Mientras recorría con un dedo su barba incipiente, asentí para mí. Sí, estaba convencido de que había hecho lo correcto, sobre todo si pensaba en la noche horrenda en que había abandonado a Taemin. No era esa la razón por la que estaba con Yoongi, no era por redimir mis pecados, pero mi experiencia con mi hermano me había enseñado que era lo bastante fuerte para apoyar a Yoongi en cualquier otro conflicto que tuviera sin resolver y ayudarle a superarlo. Y, por doloroso que me resultara, sabía también que sería lo bastante valiente para dejarlo si volvía a sobrepasarse conmigo.

Me deslicé con toda la delicadeza de que fui capaz y, haciendo todo lo posible por no despertar a Yoongi, cogí el teléfono para mirar la hora.

Cuando conseguí alcanzar el móvil me quedé de piedra al ver que eran más delas diez. Claro que, después de las fantásticas horas que había pasado tiernamente enredada en su cuerpo esa noche, no era de extrañar que estuviera cansado, me dije sonriendo de nuevo satisfecho. Menos mal que era sábado y no tenía que ir a trabajar, porque Hoseok y Seokjin se encargaban de la librería los fines de semana.

Yoongi se removió a mi lado; debía de haber notado que me movía. Cuando quise darme cuenta me había puesto boca arriba y, sentándose a horcajadas sobre mí, se inclinaba para plantarme un beso suave y largo en la boca.

—Confío en que no estuvieras pensando en levantarte sin despertarme, señor Park —me susurró en la mejilla.

Sonreí de felicidad mientras le pasaba la mano libre por el pelo alborotado. Mmm, olía tan bien... Un poco a loción para después del afeitado, pero sobre todo a piel caliente, sábanas limpias y a mí. Menuda combinación.

—Buenos días, bello durmiente — bromeé, procurando ignorar el calor de su entrepierna en mi vientre—. Te he visto tan a gusto que no he querido despertarte —le susurré exactamente al mismo tiempo que empezaba a sonarme el teléfono en la mano, sobresaltándome.

La saqué de entre nuestros cuerpos y miré la pantalla. Enseguida reconocí el número.

—Es mi madre. Deja que me levante.

Lo empujé del pecho, esperando que se apartara para poder contestar la llamada.

—¿Me estás dando órdenes, Jimin? ¿En serio? —inquirió, enarcando las cejas provocativamente —. Contesta —me ordenó con una sonrisa pícara.

SU LADO OSCURO | YOONMIN | [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora