Valentin;
Terminamos de ver la película y Mateo seguía con ganas de hacer cosas, así que nos pusimos a cocinar galletitas.
Si.
Nosotros.
Nos pusimos a cocinar.
—A ver, primero hay que hacer la masa — leyó Manuel de su celular mientras Mateo acomodaba un gorro de chef en su cabeza. —, tenemos que poner dos huevos, leche, harina y todo eso
—¿Estos de acá te sirven? — pregunté señalando MIS huevos.
—No, esas nueces no — respondió burlón.
Buscamos los ingrediente y empezamos a hacer la masa. Todo iba bien hasta que a Mateo le entró harina en el ojo y Manuel lo acompaño a lavarse.
—Valu, tenes harina en la nariz — me avisó Dani. Toqué mi nariz intentando sacarla, pero no lo conseguí —, no, seguís teniendo
—Sacamela — pedí.
—¿La harina u otra cosa?
—La harina tarado — respondí rodando los ojos.
Se acercó a mi y paso su mano por mi nariz, sacando la harina. En vez de sacar su mano la dirigió a mi cachete, acariciando el mismo.
Inconscientemente me empecé a acercar mas a él, pero escuchamos la voz de Manuel y unos pasos que venían hacia acá. Tenía pensado separarnos, pero Dani plantó un beso en mis labios y después se separo rápidamente.
Me quedé totalmente atontado. Había probado esos labios rojitos y gorditos.
—Sigamos — dijo Mateo secando sus manos con un trapo de ahí.
Terminamos de hacer la masa y ahora tocaba dejarla reposar unos quince minutos. Mientras tanto nosotros jugábamos free fire. Jugamos una partida y nos pusimos a cortar la masa para hacer la forma de las galletitas.
Estuvimos un rato cortando, y cuando terminamos metimos las galletitas a cocinar.
—Estoy orgullo de nosotros — admitió Manuel con una mano en el pecho —. Ahora vayamos a bañarnos, hay dos baños, uno arriba y uno abajo. Primero nos bañamos Mateo y yo, y después Dani y Valen — estuvimos de acuerdo con lo que dijo, así con Dani nos fuimos al living mientras ellos se iban a bañar.
—Dani — lo llamé cuando nos sentamos en el sillón. Él solo hizo un sonido con la garganta en señal de que me escuchaba —,¿qué pasó en la cocina?
—Cocinamos — respondió obvio
—Dan, sabés a lo que me refiero
Él al escucharme bajo su cabeza mirando sus manos y empezó a jugar con ellas.
—Fu-fue un impulso — admitió tartamudeando. Mordía su labio con frustración y seguía mirando para abajo.
—Veni acá Dani — dije abriendo mis brazos para que venga a ellos, lo cual hizo. Estuvimos como media hora así.
Era lindo tenerlo entre mis brazos, así que aproveché y lo senté en mis piernas para abrazarlo mejor. De paso pase mis manos a su culo y lo apreté un poco.
—¡Valentin! — me retó Dani sonrojado. Antes de que pudiera decirle algo se escondió en mi pecho para que no lo viera.
—Tenía ganas de hacerlo hace bastante — dije haciendo que se aferre mas a mi pecho.
Levanté su cabeza e hice que me mire. Me fui acercando lentamente a él y cuando nuestros labios rozaron se escuchó un grito, de Mateo.
—¡¡Encontré un cuarto secreto!!
Rápidamente fuimos desde donde había provenido en grito. Mateo estaba subido en una escalera y había abierto una tapa en el techo.
—¿Que mierda? — murmuró Manuel terminando de ponerse la remera.
—Suban — dijo el morocho mientras subía a aquella habitación con la linterna de su celular prendida.
Subimos atrás de él y por lo poco que vimos era una especie de altillo.
Manuel camino con la linterna de su celular y fue hasta el interruptor de luz. La prendió y pudimos ver que también había una ventana tapada por cortinas, y por eso no se podía ver de afuera.
—Re cheto acá
—Si, si, muy cheto pero hay que bajar por que se queman las galletitas — dijo Daniel bajando por la escalera.
Lo seguimos y fuimos hasta la cocina, donde apagamos el horno y por suerte salvamos las galletitas.
Comimos como cerdos, tomamos mates y yo me fui a bañar junto con Daniel, pero por desgracia en baños separados.
(...)
Dani;
Vi a Valentin pararse de la cama que compartíamos, así que le hablé.
—¿A donde vas?
—Pensé que te habías dormido — murmuró —.Quiero explorar el altillo,¿venís? — asentí rápidamente y fui con él.
Cabe aclarar que estabamos los dos solo con el bóxer y con bermudas.
Fuimos hasta la parte donde estaba la tapa del techo abierta y la escalera seguía ahí. Subimos alumbrando con el celular hasta llegar al interruptor y prender las luces.
Habían varias cosas. Algunos adornos, cuadros, un pequeño armario, entre otras cosas.
—Encontré forros — dijo Valentin feliz mostrándome una caja de condones prime.
—Que asco, te imaginas que los abuelos de Manu vengan a cojer acá.
Imaginar eso me dio nauseas, y por la cara que hizo me parece que a él también.
—A mi me parece que es una señal — opinó acercándose peligrosamente a mis labios.
Sin previo avisó me beso pegándome contra la pared y haciendo que sienta todo su cuerpo contra el mio.
—Nada de esto estaba planeado — dijo entre el beso.
Sus manos fueron a mi culo y lo apretó con fuerza. Después se separó un poco de mi y me agarró de la cintura haciendo que pegue un saltito y enrosque mis piernas alrededor de su cintura. Puse mis manos al rededor de cuello para tener un agarré mas firme y poder besarnos mejor.
Podía sentir como su miembro se ponía cada vez mas duro al igual que el mio, pero un grito nos hizo separarnos.
—¡¡¡Los chicos desaparecieron!!! — gritó Mateo y sonaba realmente aterrado.
Me aparté de su cuerpo y nos empezamos a reír. Claramente escucharon nuestras risas y vinieron hacía nosotros.
—Te dije que no había desaparecido — le dijo Manuel —. ¿Qué hacían acá?
—Vinimos a explorar, que se yo — respondió Valentin —. Igual no hay nada interesante, pero encontré un paquete de forros
—No quiero pensar que mis abuelos venían a coger acá — dijo con una mueca de asco.
—Bueno, volvamos a la camita, los cuatro — pidió Mateo.
Bajamos de ahí y volvimos a nuestra habitación.
—Me quedé con ganas — confesó Valentin después de cerrar la puerta.
Yo solté una risita y me acosté esperando que él lo haga.
Me dormí ni bien sentí su brazo en mi cintura y no supe mas de mi.
