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No iba a defraudarse; había sido rechazado, ignorado, menospreciado por otros, y tan poco confiado en sí mismo, que nunca intentó siquiera hacer lo que le gustaba, encontrar pasión en sus gustos. Tan pronto como salió del pequeño sótano había sido en automático, volver a un pequeño apartamento (que bien podría ser una oneroom). Era todo muy, muy diferente. Había tecnología extravagante, teléfonos pequeños sin teclado, televisores enormes en las vitrinas de los locales...

Tampoco había sido muy difícil acostumbrarse, aún si él no tenía nada de eso, estaba seguro que al menos podría hacer una llamada si lo necesitaba. Así igual tampoco fue difícil aprender a usar las herramientas en su trabajo, la computadora (que el recordaba... Completamente diferente) o el pequeño teclado con los botones o controles deslizables.
Su audición había sido un completo trauma, había sido fluido, estaba seguro de que hizo un buen trabajo, pero lo que terminó de convencer al manager había sido lo rápido que se adaptó a todo -a escondidas, Yoon sabía que le estaba costando su salud mental-, lo hábil que era para hacer que un beat pasara de rígido y forzado a ser tan... Fluido, justo como él mismo, que no pareciera que lo obligaban a ser agresivo sino que simplemente le arrullara.

Sí, le habían tenido tanto tiempo en duda, sin saber si iba a poder o no continuar en la empresa, si era bueno en lo que gustaba o no...

Y finalmente había sido llamado, le entrenarían para trabajar en producción y convivir con los artistas.

Vaya, no se quejaba (en realidad sí) de terminar como trainee, pero si que consideraba demasiado extraño todo. Tan jodidamente estresante, agendas apretadas, entrenar por casi 16 horas, y lo que más odiaba, por algún motivo, era bailar. Las coreografías parecían succionar su alma aún si tras horas y horas de entrenamiento no se encontraba realmente cansado.
Descubría tantas cosas extrañas mientras los días avanzaban y se sorprendía un poco cada que lo notaba; como cuando todos discutían sobre la comida que iban a pedir, y a mitad del día descubría que no tenía hambre. O al terminar ciertas clases notar que no tenía sed. Nada era una necesidad, pero todo era bienvenido a sabiendas de lo poco que tuvo antes de esa vida, aunque sufriera más, aunque estuviera igual de solo, ahora no estaba perdido.

Solo... ¿De verdad estaba solo? Entrenaba todos los días con los mismos seis chicos, había empezado a vivir con ellos en un departamento pequeño e incluso conocía un poco más a dos de ellos, con quienes empezó a vivir antes, y de todas formas... Se sentía tan fuera de lugar que una vez entraban a la compañía, procuraba no dirigirles la palabra, quizá para no fastidiarles, o tal vez para no involucrarse. Fuera como fuese, le agradaba el ambiente; le encantaba mirarles en descansos, hablando ansiosos con sus familiares, haciéndose selcas, hablando entre ellos, los menores jugando. Le daba una sensación de paz, era relajante que al final del día ese sentimiento siguiera ahí, y le ayudaran a volver.

-Hyeong- le buscó con la mirada, algo tímido. Él era de los mayores y sólo pocos se dirigían a Yoongi así, uno de ellos le desagradaba un poco, porque siempre parecía estar fingiendo. Tragó un poco de saliva e hizo un sonido con la garganta para que aquel moreno continuara.-, bueno... Estuve hablando con los productores y los compositores, porque entré aquí con un proyecto en mente... ellos me han dicho que serás el futuro compositor y productor, o en algún caso editor.

Asintió, sin saber a qué se debía todo eso. Nam se pasaba el índice por la nariz para quitar las pequeñas gotas de sudor que producía del nerviosismo.

-Si tiene algo de tiempo... hoy estamos libres luego de la práctica de vocalización, ¿Cree que pueda escuchar lo que llevo?

Sus felinos ojos observan detenido cada facción del rostro ajeno; sus labios gruesos, pequeña nariz, ojos tranquilos, y el como pronunció aquello le hizo burbujear el estómago. ¿De verdad confiaba en que tendría habilidad suficiente como para confiarle la razón por la que estaba ahí? Ese joven apasionado por el rap, quien estaba seguro había dado todo en la presentación de antes, ¿De verdad confiaba en él, que apenas era trainee y del que no sabían nada?

Antes de que su vista se nublara y su garganta se cerrase, le susurró un amable "lo haré".

Y aquella sonrisa de hoyuelos que el alto le había regalado valía la pena al alejar todo ese cúmulo de dudas sobre sí mismo.

Luego de la práctica, mientras todos planeaban que comer o regresarse al departamento, Nam arrastró a Yoongi al estudio de producción. Una tierna huida por completo improvisada; era lindo verle tan nervioso mientras intentaba introducir el USB en la computadora.

-Muchas gracias por aceptar- Nam murmuró, abriendo el programa y buscando la pista.-, significa mucho para mí, y me importa mucho lo que piense de ella.

Se giró a verle mientras la melodía sonaba a sus espaldas, un ritmo agresivo, melancólico, algo que podía mejorar siempre y cuando el otro estuviera de acuerdo.

Yoongi se acercó lento, sentándose en la silla listo para ofrecerle una edición al alto, que sonrió en grande cuando le vio acercar su mano al ecualizador.

Conmovido, emocionado por el alto, sonrió de vuelta. El purgatorio quizá era un poco bueno.

seesaw ↬ namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora