III

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En los días siguientes le hicieron las cirugías que requería para sanar, enfermo demasiado, había perdido el apetito, me encontraba afligida, me sentía impotente, frustrada, triste de no poder hacer nada para calmar ese dolor, de no poder saber que necesitaba para estar mejor, lo único que podía hacer es seguir las instrucciones del veterinario, estuvo en reposo durante varios días, de a poco mejoró, aún puedo recordar sus pequeños ojitos mirándome! percibía que aún sentía dolor en sus patitas, pero lo veía luchando por vivir, por estar bien, fue muy valiente, un pequeño guerrero...uno de esos días se levantó le di un consomé que le había preparado y lo comió todo, aquel día fue un gran día, porque sabía que estaba mejorando y que pronto estaría totalmente recuperado.

Pasaron los días grises y poco a poco los días empezaron a tornarse de colores, empezó a recobrar el apetito cada vez comía más, en un inicio empezó a caminar lento y con el tiempo empezó a caminar con normalidad, empezó a correr a jugar.

Añiño, fue un gran enfermero, lo cuidaba, dormía junto a él y lamia la cabeza de Lucas, fue el nombre que le puse, me gustaba aquel nombre, por nada en particular, simplemente me gustaba.

Una tarde me recosté en el sofá por un momento y me quede dormida, entre ensueños sentí que alguien se acostó a lado mío, podía escuchar sus pequeños latidos, podía sentir su respiración en mi rostro, me transmitía una paz indescriptible, entonces supe que había encontrado a un gran amigo; Lucas un cachorro valiente, fuerte, sufrió mucho, mas lucho por vivir jamás se dio por vencido.

Dulce VespertinoWhere stories live. Discover now