CUATRO

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A pesar de que se dijo que dejaría la investigación por ese día, lo que escuchó no hizo más que elevar su curiosidad.

¿Era el escritor? ¿O había escuchado mal? ¿Estaría viendo al escritor que tanta intriga le causaba? ¿Su tío le conocía bien?

—¡Félix! Que gusto tenerte por aquí.

Sus pensamientos lo volvieron a consumir y no reparó en que su tío iba hacia él hasta que se encontraron frente a frente.

—Hola... tío —respondió.

—¿Necesitas algo? —preguntó con tono amable.

—Eh... quisiera hablar usted.

—¿Es algo serio? —Su rostro se tornó preocupado.

—No, no. En realidad no. Solo quiero preguntarle algo.

—¡Oh! Claro, vamos a mi oficina —Relajó su expresión y señaló el pasillo.

Comenzaron a caminar hacia la oficina.

—¿Cómo están tus padres? Casi no tengo comunicación con ellos.

—Ellos están bien, gracias.

El hombre asintió con una sonrisa plasmada en el rostro. Llegaron a la oficina, abrió la puerta y entraron.

—Tienes suerte que hoy tenga más tiempo libre, siéntate.

Hizo lo que dijo y sintió las manos sudar, se olvidó del discurso que había planeado automáticamente.

—Y bien, ¿Qué te trae por aquí? —preguntó, tomando asiento también.

No sabía como empezar, así que decidió improvisar.

—Bueno... es algo que creo será difícil responder.

Las cejas del hombre se hundieron mostrando toda la confusión que sentía.

—Bueno, iré al grano —Su tío sonrió—. Hay un libro que estoy leyendo, es muy bueno y en cuanto al autor... es alguien que se esconde.

Y en ese instante, su familiar se creo una idea de hacia donde se dirigía.

—¿De quién estás hablando?

—Adam Cooper. Él... él publica con ustedes, ¿No?

El rostro de su tío parecía cambiar a cada instante. Pero no lograba descifrarlo del todo, si bien era un hombre sonriente, era difícil saber cuando un sentimiento aparte lo dominaba. Y en ese momento no lo sabía exactamente.

—Si... ¿A qué quieres llegar con esto?

—Bueno... quisiera conocerlo, saber quien es —exclamó apresurado y con un toque de emoción.

—Félix, mira...

Lo interrumpió.

—¿Lo conoce? ¿Cómo es? ¿Por qué se esconde? —Soltó las preguntas una tras otra, sin darse cuenta.

—Félix, tranquilo. Lo que te trato de decir es que no puedo darte esa información.

El brillo de emoción se apagó en los ojos de Félix, dando lugar a la confusión.

—Pero, ¿por qué? Tiene muchos lectores y quieren conocerlo...

—Lo sé, pero es información confidencial.

—Entiendo que sea confidencial, pero... debería ver lo mucho que sus lectores lo quieren y desean conocerlo.

—Lo sabemos, pero yo no te puedo decir quien es. Él está en todo su derecho de no quererlo así.

El enigma: Adam CooperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora