Luz, cámara, acción

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» Sexo: algo que sucede en diez minutos y excede a todo el vocabulario de Shakespeare «

By: Robert Louis Stevenson


Mauro se quedo en silencio, observando fijamente a Matías por unos largos segundos, ignorando el hecho de que este tenía las mejillas teñidas suavemente de rojo. Estaba procesando lo que acababa de escuchar, analizando pros y contras. En realidad, solo encontraba contras, y eso no era bueno para el mayor.

—No. Otra cosa. —dijo finalmente, desviando la mirada y centrándose en barrer— No me quiero arriesgar así, Mati. —añadió.

—Por favor, Mau. —prácticamente le rogó— ¿Acaso no confias en mí? Sabes que nunca lo pasaría, aunque peleemos de la peor manera. —Lit suspiró y detuvo sus movimientos, mirando al otro nuevamente.

—Sé que no lo harías... Pero ¿Y si alguien agarra tu celular y lo ve?... Esa persona puede publicarlo y arruinarnos la carrera o pedirnos dinero. —explicó, completamente negado— Tenés que tener alguna otra fantasía que... —Ecko suspiró, y Lit se detuvo, mirándolo. Le quería cumplir la fantasía a su novio, pero no podía arriesgarse a que alguien viera la grabación.

—Entonces, lo voy a tener con 10 claves de ser necesario y no lo voy a tener en el celular, lo voy a tener en la laptop, que es más seguro. —se mordió la mejilla interna— O incluso puedo borrarlo después de que terminemos, es solo el morbo de grabar y...

—Está bien. —cedió finalmente el platinado, interrumpiendo al contrario— Lo guardas en la laptop, con 10 claves y dentro de 5 carpetas. ¿Bien? —Ecko sonrió como nene al que le cumplen un capricho, y asintió firmemente, como si hacer algun movimiento en falso pudiera despojarlo de lo que acababa de ganar.

—¿Ya te dije que te amo? —Lit miró el cielo, como si estuviera pensándolo.

—No las veces suficientes.

Ecko rio y se acercó, abrazándolo por la cintura y llenando sus labios de pequeños besitos.

—Entonces lo voy a decir hasta que te canses. —sonrió— Te amo, cabeza de tomate.

Un sonrojado Lit sonrió y besó los labios ajenos fugazmente.

—No creo que sea posible cansarme de escucharte, cabeza de video. —bromeó— Y ahora demostrame que me amas barriendo lo que queda de la casa. —dijo, apartándose y entregándole la escoba.

—No se vale, yo cociné y lavé los platos. —se mofó, casi haciendo un puchero.

—Pero yo soy el que va a ser grabado mientras lo cogen, cariño. —le respondió, observando como el otro se quedaba sin argumentos y se resignaba a limpiar.

[...]

—Vamos, mira a la cámara, bebé. —un sonrojado Lit alzó la mirada, mirando directamente a la cámara del celular— Saca la lengua. —y así lo hizo, dejando ver el semen del otro en la misma.

Ecko se mordió el labio inferior, amaba demasiado esa imagen de Lit, y ahora podría tenerlo grabado para verlo cuando lo extrañara, con su rostro completamente rojo y las pequeñas lagrimas acumuladas en sus cuencas por el esfuerzo de meter completamente su miembro en su boca.

—Muy bien, ahora tragá. —Mauro tragó, relamiendo sus labios para quitar cualquier rastro de esperma que hubiera quedado. — Subi, bebé.

Lit se paró, y acto seguido se subió a la cama, acomodándose sobre el abdomen de Spallatti, quien se había acostado para grabar mejor lo que sucedería.

Llevó su mano libre a la boca del platinado, y este lamió tres de sus dedos, de ese modo seductor e inocente que solo él sabía. Pronto sus dedos quedaron bien lubricados, y Matías se encargó de ir insertándolos poco a poco en el interior del menor, dejando el celular apoyado en la mesa de luz contra el velador, de modo que apuntara a ambos. De este modo, Ignacio pudo besar sin problemas al menor, sujetando su nuca y embistiendo certera y profundamente su interior con sus tres dedos, sintiendo como el otro ahogaba los gemidos en el beso.

Cuando sintió que estaba listo, rompió el beso y quitó sus dedos, tomándolo de las caderas por debajo de la camiseta, que era lo único que este llevaba puesto, al contrario de Ecko, que llevaba puesto solo el pantalón y bóxer.

Ambos se miraron y no necesitaron decir nada, se acomodaron y poco a poco Spallatti empezó a entrar en su pareja, entre gruñidos y jadeos de su parte y gemidos del menor.

—Mati... —gimió Monzón, bajando sus caderas de golpe, sacándole un jadeo al contrario.

—Mierda, Mau... —ambos jadearon y se besaron profundamente.

Ecko volvió a tomar el celular y grabó desde su perspectiva al menor moviendo las caderas, auto penetrándose con su miembro. Ignacio lo ayudaba con su mano libre que se encontraba en su cadera.

Poco a poco se perdieron en el placer, Ecko disfrutando la estrechez y calor del menor, y Lit estaba completamente perdido en las fuertes y profundas embestidas contra su próstata, que casi le hicieron olvidarse del hecho de que estaba siendo grabado; se sujetó la camiseta con los dientes, con una mano empezó a masturbarse, y con la otra se apoyaba en el abdomen del mayor, ayudándose en esto para moverse.

Spallatti se mordió el labio inferior, analizando cada detalle de la imagen que le estaba brindando el menor, quien apartó el celular y se inclinó a besarlo. El mayor dejo de lado el celular, centrándose completamente en lo que estaban haciendo, en la suavidad de los labios del otro, en su estrecho interior...

Pronto, ambos se vinieron, jadeando el nombre ajeno.

Jadearon agitados, dándose pequeños besos en los labios, sonriéndose suavemente.

—Eso que tenes en tu celular vale más que nuestras dos vidas juntas, así que más te vale cuidarlo bien, cabeza de celular. —habló Lit, sacándole una risa a Ecko.

—Si, cariño... Aunque creo que deberíamos dejar ese "insulto". —propuso, alzando sus cejas y mirándolo a los ojos.

—¿Ah? —preguntó, incrédulo— Sobre mi cadáver, cabeza de "insulto" —hizo las comillas en el aire, haciendo reír al más alto.

—Es increíble cuanto te amo. —acarició suavemente la mejilla del platinado, quien se acurrucó contra esta.

—Es increíble pensar que alguien puede no amarme. —bromeó, logrando que Spallatti lo mirara fijamente, con molestia— Bueno, bueno, perdón, también te amo, ¿Contento?

—Demasiado. —dicho eso, se abalanzó sobre los labios del menor, dejándolo abajo suyo. —Ahora... —jadeó, rompiendo el beso— ¿Preparado para un segundo round?

—Estoy preparado hasta para el 4°, cariño.

Ambos se sonrieron y fundieron sus labios en un nuevo beso, que daba inicio a otra sesión de sexo.

Cuarentena [One-shots Litcko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora