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—Ya te dije que no.

—¡Es injusto!— Con rapidez, me planté frente a mi mamá y en su cara ví el vivo "me tienes harta."

—Hyeji, sabes perfectamente que tu papá y yo hicimos una inversión grande hace poco en la academia.— Mamá se apartó un poco y me entregó mi plato con comida.— no podemos costear más gastos. Además, Minhee está muy grandecito para que lo estés cuidando como a un bebé ¡Que aprenda él a los raspones!

—Pero...— Traté de decir pero me interrumpió.

—O es que no recuerdas cuando aprendió a manejar bicicleta ¿Hm?

Obvio lo recordaba.

Antes de cumplir los ocho años, Minhee ya se había estrellado con cada auto del vecindario al intentar aprender a manejar bicicleta. Un día me vino llorando diciendo que estaba harto.

—¡Pero eres su madre!— seguí reprochando aún cuando mamá salió de la cocina para el comedor.

—Exactamente; soy su madre, no un banco.— Se sentó y me senté frente a ella con mi comida.— Ahora comienza a comer o llegarás tarde a clase.

—Sí, má.— Respondí completamente rendida ante su mirada de mamá gruñona.

—Ah, llama a tu hermano, por favor.— Gruñí a lo bajo porque ya había agarrado los palillos.— No me gruñas.

Suspiré y rodé los ojos cuidando que no me viera y grité:— ¡MINHEE! ¡MINHEE! ¡VEN A COMER!

Mamá me pegó en el brazo y la miré sin poder creerlo.

—¿Quién está gritando tan temprano?

—¿Cómo amaneció el padre más simpático, agradable, divino el héroe de mi vida?— Saludé a papá que venía bajando de las escaleras con el usual morral que llevaba a la academia.

Papá se acercó y besó mi frente y sonreí ante el acto. Se acercó a mamá y le dió un pequeño pico. Arrugué la nariz sin borrar mi sonrisa.

—Buenos días, amores míos.— Se sentó al lado de mamá y tomó los palillos para comenzar a comer. Pestañeé con mi sonrisa en grande mirándolo.— ¿Minhee no ha bajado?

—Nop, pero si quieres puedo levantarme y traerlo.— Me apresuré en responder. Papá miró extrañado a mamá.

—Quiere que le paguemos clases personalizadas a Minhee.— Respondió mi mamá restándole importancia.

—¿De baile? Que vaya a la academia.— Mamá negó.

—De fútbol ¿Puedes creerlo?— Mamá se rió y papá le siguió. Los miré indignada ¿Qué tan poca fe pueden tener en su hijo?

Bueno, es más probable que Minhee repita año por educación física a que aprenda algo de deportes.

—Soy la única en esta casa que apoya al pollito de la familia, confirmado.— Refunfuñé llevando comida a mí boca.

—Cariño, los adoramos a ambos. Pero no tenemos dinero.— Respondió papá y puchereé.

Mamá se levantó de la mesa mirando el reloj de pared.

—Iré a ver qué le pasa a tu hermano.— Me habló.— Y tú come que llegarás tarde.— Sacudí mi mano, restándole importancia.

—Llegar tarde es de gente cool.— Y sin aviso golpeó mi nuca.— ¿Por qué fue eso?

—No te hagas y termina de comer, ya.— Ordenó la jefa de la casa mientras subía las escaleras.

Sonreí y miré de soslayo a papá con una sonrisa que en mi mente pintaba inocencia.

soulmates, peaches and cream ;; Bang ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora