06

1.3K 174 89
                                    


—¡Qué puta pero la puta mayor de las putas más grandes!— me dieron ganas de arrojar la computadora a un lado, pero recapacité.

Me levanté dejando el juego sin elegir opción todavía, pensando seriamente si gastarme el crédito de la tarjeta de papá en un maldito juego mientras tarareaba una canción cualquiera que se reproducía en la computadora con dirección a la cocina.

Hoy había salido temprano de las clases de puro milagro. Los dos últimos profesores tenían reunión con la facultad y las clases se habían cancelado y aquí estaba yo, en la pura paz y comodidad de mi casa y con una simple camisa que a duras penas me tapaba lo necesario, todo porque hacía un endemoniado calor que no aguantaría con pantalones.

Aunque el día estaba bien para salir por un helado...

Lastimosamente era demasiado floja como para arreglarme y dejar el juego de lado porque vamos; estoy en mi salsa.

Meneé mis caderas cantando el inicio de la canción que comenzaba a reproducirse y sin pensarlo saqué de la alacena el chocolate en polvo. Di un giro con este en mano sacando los pasos prohibidos y llegué al frente del refrigerador, sacando la leche y la hielera.

—Amigo pero qué tema, me lo tengo que aprender.— Hablé para mí misma en voz alta mientras echaba los ingredientes de mi desastroza futura malteada en la licuadora.— Menea, menea, menea.

La vibra de la canción me había cambiado el estado de ánimo totalmente, aunque no niego que el estar relajada jugando y sin complicaciones ni nadie que me molestara también me tenía contenta, pero el ambiente que había creado en la planta baja de mis casa se asemejaba a mi lugar feliz.

Dejé de licuar y saqué el vaso más grande que teníamos en casa: el de papá. A ese hombre seguro se le caían las pestañas si se entera que estoy tomándome una malteada de chocolate en su vaso y me daría una hora y media de charla del porqué no debo tomar las cosas ajenas.

Pero no se va a enterar.

Reí maliciosamente mientras terminaba de echar la última gota para seguido echar la licuadora sucia a un lado junto a la pila de platos sucios.

¿A quién le tocaba lavar los platos hoy? ¿Era a Minhee? Ah no, Minhee los lavó ayer...los lavo después.

Sería mentira decir que estaba todo ordenado, porque si echabas una mirada a la sala de estar y a parte de la cocina deducirías al instante que era un completo y perfecto desastre.

Me encogí de hombros sabiendo que tendría la casa para mí sola durante todo el día y dejando un recordatorio en mi memoria de trabajo sobre ordenar antes de que llegaran mis padres.

Hyeongjun había mencionado temprano que se quedarían en la escuela terminando unas cosas para el festival que tenían en esta semana, por lo que Minhee llegaría más tarde de lo normal y mis padres como siempre, trabajando. Quise llamar a Minho para pasar el rato juntos, pero no contestaba su teléfono, cosa que me hizo llegar a la conclusión de que estaba practicando.

Últimamente minho estaba más ocupado y no lo culpaba, estábamos en fechas de evaluaciones. A mí no me importaba, porque por alguna razón siempre me libraba de malas notas, pero no puedo meter en el mismo saco a mi mejor amigo.

Dejé el vaso en la mesa de centro y me volví a tirar en el sofá tomando mi computadora y poniéndola sobre mi regazo, mandando a la mierda todo y poniendo el número de tarjeta de papá en el juego para conseguir más corazones.

"Luego me preocupo y hoy disfruto" era mi lema desde la secundaria y aún lo tengo vigente. Antes de clickear el botón de "aceptar" el timbre de mi casa sonó, extrañándome un poco pues, Minhee tenía sus propias llaves al igual que papá y mamá.

soulmates, peaches and cream ;; Bang ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora