Capítulo 4

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Isabella.

Despierto en los brazos de Derek. Su respiración se siente muy tranquila, y se aferra a mi cuerpo como si no quisiera soltarme nunca. Un nudo se instala en mi garganta, y cierro mis ojos. Me acosté con él por dinero.

Vendí mi cuerpo.

Me siento sucia, y trato de no llorar. Me convertí en lo que Rosalie quería.

Una puta.

El dolor entre mis piernas palpita, y debo admitir que estoy muy adolorida. Siento que desgarró algo en mí, pero a la vez estoy complacida. Derek fue dulce conmigo. No me puedo quejar, pero ahora sólo deseo irme.

Trato de apartar sus brazos de mi cintura, pero él se niega.

—¿Dónde vas, preciosa? —Su voz ronca provoca escalofríos en mi piel.

—Es hora de irme.

—¿Tan pronto?

—Sí.

Me posiciona debajo de él en la cama, y estoy sin aliento. Su cabello está alborotado, y sus ojos marrones un poco achinados. Es hermoso.

—Espera, Isabella. Puedes tomarte un baño, y luego desayunar conmigo.

Parpadeo lentamente.

—¿Qué?

—Sé que me has oído bien —sonríe —. Puedes desayunar, y luego te llevaré yo mismo.

Niego rápidamente.

—Puedo irme sola. Además, no tengo ropa limpia aquí para ducharme.

—No te preocupes. Sólo tómate un baño, y yo me encargo de la ropa.

Mi corazón se acelera, y de repente me dan ganas de llorar. ¿Por qué es tan dulce conmigo? Sé que esta será la última vez que nos veremos, y me duele.

—Gracias por hacer esto —susurro.

Pone un mechón de pelo detrás de mí oreja.

—No es nada, preciosa.

Derek se retira de la habitación, y entro al baño. Me relajo cuando el agua tibia cae sobre mí, y miro mis piernas. Me siento un poco avergonzada por lo sucedido de anoche. Pero bueno, ya está hecho, y no hay vuelta atrás.

Restriego el jabón por mi cuerpo, y aplico un poco de champú en mi cabello acompañado de acondicionador. Cuando termino, envuelvo una toalla alrededor de mi cuerpo, y salgo del baño. Casi me da un paro cardiaco cuando veo a una jovencita sentada en la cama de Derek.

—¿Y tú quién eres? —Me pregunta arrugando su pequeña nariz.

Me dará algo.

—Yo...

—Ella es mi novia, princesa —Derek termina por mí mientras cierra la puerta.

El shock atraviesa mi cuerpo, y lo miro confundida. ¿Cómo se atreve a mentir de esa forma? El rostro de la joven se ve tan sorprendida.

—¿Tu novia? —pregunta ella —. Nunca me dijiste que tenías novia.

Derek se rasca la nuca.

—No he tenido tiempo de presentártela.

Me quedo en silencio con ganas de matarlo. La jovencita es muy parecida a él. Luce adorable, y me mira de arriba abajo.

—Eres muy bonita, tienes mi aprobación —sonríe —. Soy Kelly.

¿Aprobación?, ¿acaso está bromeando?

—Hola, Kelly. Soy Isabella —Al fin encuentro el valor para hablar.

Te Deseo, Isabella. (RETIRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora