Capítulo 7

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Derek.

Despertar a su lado es la sensación más reconfortante del mundo.

Admito que no he dormido toda la noche. Lo único que he hecho fue contemplarla, y preguntarme qué oculta realmente. No puedo olvidar esa expresión de dolor en su rostro. Ella ha dicho que no significa nada, pero miente.

Isabella está mintiéndome.

La idea de ella con otro hombre me vuelve loco. Espero que acepte pronto mi propuesta. Quiero tratarla como a una reina, darle lo que ella se merece.

Acaricio cada detalle de su cuerpo, y soy compensado cuando suspira. Esta mujer está calando hondo, y esa idea me aterra. No volveré a ser el mismo si ella me aleja.

Mi celular empieza a vibrar en la mesita de luz, y ruedo los ojos fastidiado cuando noto que se trata de Javier. ¿Qué quiere ahora?

—¿No crees que es muy temprano para molestar? —bufo.

—Mierda, lo siento, pero necesito que me hagas un favor.

Aquí vamos.

—¿Qué favor?

—Anoche me acosté con una zorra, y terminó robándome la billetera.

No puedo evitar reírme. Sólo a Javier le sucede este tipo de cosas.

—Dame la dirección, iré por ti.

—Gracias, hermano, no sé qué haría sin ti. Te lo diré por mensaje.

Me aparto del cálido cuerpo de Isabella, y me apresuro a pedir el desayuno mientras me visto. Todo lo que quiero es quedarme con ella en esta cama, y follarla todo el día, pero Javier me necesita.

Cuando llega el desayuno, le escribo una nota a Isabella, y luego beso sus labios antes de abandonar el departamento. Espero que no se vaya, tengo buenos planes para hoy.

***

Diez minutos después llego a la dirección que me dio Javier. Una carcajada brota de mi boca cuando lo veo sin zapatos, y bastante despeinado. Vaya, esa loca le robó todo.

—No te burles, imbécil —gruñe —. Esa puta me robó todo.

Sin dejar de reírme le digo:

—La próxima vez no pienses con tu pene. Te ha pasado esto porque te acuestas con la primera zorra que encuentras.

—Ya, no me regañes, ahora llévame a mi casa. Necesito bañarme.

Subimos a mi auto, y me cuenta todo lo ocurrido. Esa loca lo sedujo, se acostaron, y le robó todo.

—Ella realmente me gustaba —Se queja Javier —. Pero me robó todo.

—La próxima vez ten en cuenta mi consejo —Le digo mientras conduzco.

Javier se ríe.

—Te veo muy animado, ¿te acostaste nuevamente con ella?

Una sonrisa se desliza por mis labios ante la mención de Isabella.

—Ella está esperándome en mi departamento.

Javier me mira con los ojos bien abiertos.

—Vaya, hombre, ella te gusta.

—No tienes idea de cuánto —admito.

Me palmea el hombro.

—Veo que vas muy en serio.

—La quiero seguir frecuentando, eso es todo.

—Sólo espero que ella no te rompa el corazón —dice, y me tenso —. Ya sabes lo que sucedió con...

Te Deseo, Isabella. (RETIRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora