Diario de los sueños

7 abril 2020

Volviendole la espalda a las montañas que una vez nos arroparon,
estrellas son jueces de gelida condena esperando,
el triste amanecer en esta eterna cuarentena,
versos cada vez mas cortos eternos debates,
La cabeza estalla negandome la comunicación.

Negando la belleza del mar de nubes lejanas,
vuelvo a escuchar bashees bajo las tejas,
de esta casa que se me desmorona aunque la repare,
esperaré a la marea propícia, partiré otra vez,
añorando el hogar al que ni por sendas conocidas puedo volver.

Náufrago olvidado sin la gloria del holandés errante,
hay playas a las que ya nunca volveré paisajes que ya no existen,
como el ave que encuentra su nido en llamas,
desiste la rutina ante la nostàlgia si otra noche em vela conquista,
la avalancha de recuerdos que sepulta al mañana.

Ya no miro al abismo, me arropo con él, amante extraño,
retuerce entre horas frías las mortajas de lo que pude ser,
poniendo un bozal al perro que llora, viendo al lobo medio muerto,
asfixa la noche sin soles de invierno, madrugada llega como un carroñero.