Capítulo 12-Fairy Tail

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La pelea iba transcurriendo con normalidad a favor de Laxus, la diferencia de poder era abismal ya que la joven no podía apenas esquivar los golpes.

—¿Existe gente tan fuerte?—se sobaba el brazo adolorido.

Laxus caminaba cual monstruo con rayos a su alrededor, ojos dorados y ya sin camiseta haciendo resaltar su fuerte musculatura. Cada pisada hacia resonar el lugar, realmente estaba cabreado por todo lo sucedido.

—A ver que te parece esto—dio un chasquido y unas enormes ramas emergieron del suelo para enredarse en el cuerpo del mago.

—¡Es...es inútil!—gritaba mientras se liberaba usando su gran fuerza rompiendo aquellas enormes ramas.

—Te olvidas de algo, soy inmortal, tarde o temprano te cansarás—dijo con una sonrisa confiada.

Por mucha rabia que le diera, tenía razón, era fuerte, pero pronto se cansaría de usar tanto poder ya que su cuerpo estaba comenzando a llegar a su límite.  Entonces recordó una conversación que tuvo con su abuelo y se le vino una idea a la mente.

—Eso es...no hace falta matarla...—esbozó una sonrisa que confundió a la joven.

La joven empezó a correr a toda velocidad, algo tenía en mente para atacar de forma tan directa y suicida. En su mano llevaba un puñal que saco a escasa distancia de su oponente, quería herirle mortalmente en el corazón.

Laxus usando el poder del dragon slayer se transformó en un rayo para colocarse detrás suya en un abrir y cerrar de ojos. Con el lado de la mano haciendo fuerza y siendo preciso golpeó la nuca de la joven dejando a esta inconsciente.

Tuvo que asegurarse de que lo estaba para dejar de usar aquel poder que desgastaba tanto y poder respirar un poco de aire relajado. Cayo fuertemente de rodillas al suelo y se quedo mirando la nada, toda la fatiga le vino en ese momento y justo cuando fue a caer, alguien lo sostuvo en sus brazos.

—Bien hecho...Laxus—eran unas manos suaves al igual que su tono, su rostro desprendía un perfume fresco.

Alzo los ojos como pudo y vio el rostro de una bella mujer.

—Mira—fue lo único que dijo antes de perder la consciencia por el agotamiento.

—Laxus—Makarov acababa de llegar y lloró de emoción el ver que estaba sano y salvo—ahora podemos encerrarla para asegurar que nunca vuelva a hacer daño.

Entonces se escucharon varias toses, se giro y vio a mucha gente algo impacientes.

—¿No se ha dado cuenta de algo Makarov?—pregunto una vecina.

El anciano miro a su alrededor y se le escapo el alma.

—¡Laxus maldito idiota te has vuelto a cargar la ciudad!—dijo entre lágrimas.

Gray y compañía entraron en la habitación donde estaba Natsu y vieron a la joven. Al hacerlo, estallaron de alegría y se pusieron a llorar.

—¡Erza!—Lucy y Levy se abalanzaron sobre ella para darle un gran abrazo.

—Veo que la has encontrado, no eres tan idiota—dijo el chico de hielo poniendo el brazo en el hombro de este.

—Tienes poca confianza en mi—ambos esbozaron una gran sonrisa y chocaron puños.

La pelirroja miraba a todos con cara de confundida, ¿realmente se llamaba Erza?

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La pelirroja miraba a todos con cara de confundida, ¿realmente se llamaba Erza?.

—Lo siento, no os conozco—dijo roja.

—Somos tu familia...somos...Fairy Tail—ahora todo el grupo levanto el dedo como solían hacer los miembros del gremio.

Ella al ver aquello sintió algo en su corazón, imágenes vinieron a su mente y por algún motivo que desconocía, de uno de sus ojos salió una pequeña lagrima que fue descendiendo hasta la barbilla.

—¿Qué dices?, ¿vuelves a casa?—el pelirosa le tendió su mano como en su día hizo con Lucy.

Samantha estaba ya entre rejas, por muy fuerte que fuera, no podría escapar de aquellos barrotes y jaula ya que disminuyen mucho su poder mágico. Era como un castigo aún mayor, podías usar tu magia pero era como la de un niño.

—Se les ha olvidado algo...tengo telepatía. Usaré mi as en la manga—se concentró para usar su poder.

Ya había previsto que la podían capturar, por eso su base no estaba muy lejos de aquel edificio.

—¿Me oyes?...¿puedes escucharme?—tenía los ojos cerrados para hacerlo mejor.

—Si...ama...¿donde esta?—pregunto una voz siniestra.

—En la prisión, pero ahora eso no es lo prioritario. Ya sabes que hacer—esbozó una sonrisa mientras le explicaba el plan.

—¿Esta segura de ello?.

—Por supuesto. Al fin y al cabo, solo tu puedes llevar esto a cabo—respondió.

Una siniestra y oscura figura rompió el aparato de cristal donde permanecía controlado por máquinas para controlar su inmenso poder. Era algo parecido a lo que usaba Tártaros para crear demonios.

—Si...por fin...llevare a cabo mi venganza—se vistió y salió del lugar.

El sol daba de lleno su cara de la cual solo se podía apreciar una sonrisa macabra.

—Eso es...mi as en la manga...destruye a mis enemigos. Al fin y al cabo...eres el hijo de...Acnologia—soltó una risa malvada que resonó por todo el lugar haciendo que incluso los prisioneros más sanguinarios sintieran escalofríos por todo su cuerpo.

Continuara.

El amor de TitaniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora