Llanto De Media Noche

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El llanto interrumpió el silencio de la habitación, de la mullida cama un rubio se movió, estirandose un poco mientras bostezaba, con el fondo del llanto, se levantó no sin antes darle un beso al joven que se encontraba a su lado dormido, para después ir a la fuente del llanto, una cuna donde había una bebe exigiendo atención. 

El llanto no cesó, obligándolo a abrir los ojos, frotó cansado sus ojos al percatarse que había vuelto a soñar con aquella escena que anhelo con el corazón vivir, pero era más que un sueño.

Sacando la poca fuerza que su cuerpo tenía, se levantó para ir por aquella bolita de carne que demandaba atención, una sonrisa llegó a su cansado rostro, y espero no tener un moretón en la cara que asuste a la pequeña, apenas llego y cargo a la bebe dándole palmaditas en la espalda.

.-Vamos cielo, papá te cambiará el pañal

La tarea fue fácil, a comparación de las primeras veces que terminaba en desastre, acomodo la pijama de conejito rosa, y observó como aquella bebé de ojos rubí y cabello cenizo seguía gimoteando haciendo un puchero adorable.

.-Lo hago....?-miro al que le había preguntado, un rubio de ojos azules  enmarcados por unas ojeras con un biberon en mano lo miraba por demás cansado.

. - Duerme, hoy me encargo, Mirio-sempai

El rubio no se vio convencido, enarco un ceja mostrando su molestia, sabía porque, hace solo unas horas tuvo una pelea brutal con un villano y sentía su cuerpo pesado y adolorido, pero eso no iba a impedir que atendiera a su hija, volvió a sonreír mientras tomaba el biberon y se sentaba en una silla mecedora con la conejita en sus brazos.

Aquella mirada de desaprobación no duró mucho, ya que el rubio moría de sueño, le tomaría la palabra, arrastrando los pies se fue a su habitación, mientras tanto, la pequeña tomaba del biberon como si su vida dependiera de ello. Se enternecio al ver como su bebe lo miraba intensamente mientras comía, sonrió nostálgico, aquella mirada le recordaba a la persona que más amo, la que le rompió el corazón, la madre de su pequeña, Bakugou Katsuki.

Vaya sorpresa se llevó, siete meses atrás, cuando llegó a su casa después de un largo paseo, verse abandonado por su pareja. La bebé cumplía recién tres meses, el cansancio que conlleva la maternidad se veía en el agotado rostro del rubio cenizo, por lo que considero darle un día de descanso.

Lo planeo todo, se sintió alegre y orgulloso al ver a su pareja aliviada por el descanso, así que con un beso apasionado, y una despedida con voz infantil simulando ser de su hija ("nos vemos, mami"), salió de casa tarareando. La primera cita con su hija, de muchas que tendría. Terminando su ocupado itinerario del día, regreso esperando encontrarse a su Omega con la cena y su beso de bienvenida, pero al llegar solo lo recibió el frío apartamento en penumbra, sin rastro de su pareja o sus cosas.

Podía recordar que, mientras lleva a su bebita durmiente a su cuna, vio como únicamente estaba su cama matrimonial y todas las cosas de su hija, se sintió estúpido al alegrarse que toda su ropa y cosas se encontraban ahí, por un momento pensó que lo habían robado y no abandonado, y su enamorado corazón prefería lo segundo porque garantizaba la seguridad de su pareja..... O ex-pareja. Claro que darse cuenta que había sido abandonado le tomó trece minutos con doce segundos, por el hecho de que hacía menos de un mes le había pedido matrimonio y hablaron de la marca que se haría en la luna de miel.

Cuando su pequeña terminó la leche, procedió a darle palmaditas para que eructara, mientras tarareaba una nana que había olvidado la letra, pero era una canción que su difunta madre le cantaba de niño.

Debía ser justo, el de ojos rubí no acordó nada, simplemente se dejó hacer, no contestó la propuesta de matrimonio, simplemente dejó que le pusiera el anillo, eso no le incómodo, ya que algo parecido sucedió cuando se hicieron pareja, cuando vivieron juntos, cuando compraron ese departamento y todo lo que había en el, cuando decía que hablaron de la marca, solo fue un monólogo del pecoso mientras el otro en silencio lo veía con el ceño fruncido.

Había vivido la ilusión de que conocía a su amigo de la infancia, creyó que también lo amaba como el lo hacía, que era demasiado tímido para demostrarlo, pero que aquel tambien soñaba vivir junto a él y envejecer juntos.

Pero que menudo idiota.

Al día siguiente tenía la esperanza que todo fuera un sueño, que al día siguiente regresará su rubio y le dijera que había comprado una casa mas grande para su familia. Después de que atendió con mucha dificultad a su hija por la inexperiencia, el rubio siempre lo hacía, un hombre trajeado tocó su puerta, era de bienes raíces, por otro segundo se ilusiono y con una sonrisa esperanzada espero que realmente su pareja no lo había abandonado, que lo amaba y había comprado un nuevo hogar.

Eso le duró dos minutos, en lo que el hombre le entregaba un documento informando que tenía tres días para desalojarlo, ya que finalmente encontró un comprador para ese lugar, que había tardado dos meses pero estaba hecho.

Dos minutos tardó en comprender que Bakugou Katsuki nunca lo había amado y lo estaba echando no sólo de la casa, sino de su vida.

Todo estaba a nombre de Katsuki, sus acciones como héroe, el auto, las tarjetas de crédito, el departamento. Solo le quedaba su ropa, su hija, que hasta el momento no tenía nombre, y aproximadamente setenta dólares en la billetera.

Al notar la respiración pausada de la bebé, la recostó en su cuna, siguio tarareando aquella nana con amor.

Quizá ese hombre nunca lo amo, pero le dio el regalo más hermoso de su vida, y era suficiente para no sentir rencor. Sonrió tristemente. Katsuki tenía razón, era un nerd idiota.

Un nerd idiota que seguía amando a Kacchan.

Love Me HarderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora