Décimo Segundo capítulo

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7:10 AM, los alumnos forman para entrar en el salón, creando dos columnas, una de hembras y otra de varones. Amaratna se caracterizaba por siempre querer ser la primera de la columna. "Entren primero las niñas" dijo el profesor de matemáticas, con tono de aburrimiento y monotonía.

Amaratna entró con delicadeza y aires de superioridad, pasando la mano por su cabello echando para atrás, y apenas entró al colegio, camino velozmente en dirección del asiento de Aleksei, para sentarse junto a él. Al ser Aleksei también el primero de la columna de formación, no tarda mucho, recibiendolo con un fuerte y largo abrazo, acompañado de un beso.

Kyuka se sienta en su esquina, y observa toda las clases el comportamiento de esta pareja, concentrada en sus pensamientos «Ese es mi trono. Yo soy la reina, y él es mi rey. Vieja zorra ».

Mientras los observaba rompió inconscientemente el lápiz que tenía entre sus manos, sonando por todo el salón en silencio y varios se le quedaron mirando, ya que Kyuka seguía mirando a estos dos con celos y con el lápiz roto en las manos.

Kyuka, consideraba que su deporte favorito era el espionaje. El espiar, acosar y ser como una voyeur de su "Rey", Siempre estaba cerca de él, comiendo sola o fingiendo estar ocupada en un cuaderno, pero a momentos, bajaba el libro solo para seguir viéndolo, y se tapaba de nuevo no para leer, sino para retratando lo atractivo que era su "Dios", y escribir sobre el:

"Mi casa está llena de cuadros sobre un Dios, cruces y frases de cada día pidiendo a Dios, y honestamente, creo que no es el de los cuadros de mi casa, creo que te encontré

Virgen María, Jesucristo

Creo que acabo de encontrar la luz en tus ojos

Creo que me volví tan religioso como vienen

Creo que acabo de encontrar a Dios

Atónito por el resplandor de tu halo dorado

Oh Dios, no puedo creer que estoy mirando a un ángel vivo

Dame una Biblia, pondré mi mano sobre ella

Dame una pluma para unirme al club 700

Bautismos, cariño, sumérgeme en el lago

Vierte el agua bendita, beberé toda la copa, copa

Porque nunca creí que hubiera un cielo hasta que te encontré

Y nunca oré como la iglesia siempre me dijo que

Pero ahora puedes contar conmigo para ponerme de rodillas por ti

Virgen María, Jesucristo

¿Quién hubiera pensado que todas esas señales de la iglesia tenían razón?

El Señor vino y es mi salvador.

Soy una buena chica ahora, soy una creyente

No tengo fe ciega porque tengo pruebas

Sé que los ángeles son reales ahora que te he encontrado"

Mientras Kyuka observaba, escribia y dibujaba a Aleksei, a unos pocos metros, estaba un grupo de chicos de segundo año conversando. En el grupo, todos estaban sentados, y el único que estaba parado, era un chico nuevo, asiático, de baja estatura, color oscura, con una cara redonda y el acné abundaba en su cara como Aleksei en las fantasías de Kyuka. Estos ojos achinados no paraban de contemplarla. La observaba con aquella mirada, sin poder quitarla y detallando cada parte deforme y desproporcional que abarcaba el rostro de Kyuka.

La maldición del EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora