Arthit esperaba en su auto. Ahora eran las 06:42 pm, había llegado muy temprano. Le tomó toda su fuerza de voluntad no correr escaleras arriba hacia el apartamento de Kongpob, pero no quería llegar 15 minutos antes del tiempo acordado.
Cielos... Aún no podía creer que cenaría en el apartamento de Kongpob. ¡Y algo que el mismo hombre había preparado!
Estaba revisando algunos correos electrónicos en su teléfono para matar el tiempo. Su teléfono del trabajo lo había dejado en casa. De todos modos, se estaba tomando un descanso.
Arthit suspiró. ¿Debería simplemente llegar ya? Un par de minutos más temprano no estaban tan mal, ¿cierto?
Miró por el espejo del auto una vez más para verificar si aún se veía bien y entonces salió del auto.
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—¡¡Oh, mierda!! —Kongpob gritó cuando quemó su mano con el sartén. Gruñó en frustración. ¡¿Por qué había invitado a Arthit a cenar si era una mierda de cocinero?!
Bueno, eso no era por completo cierto. Podía cocinar un poco, pero ¡¿por qué se estaba complicando tanto haciendo una cena elegante que obviamente no estaba a su nivel?!
¡Toda la cocina era un caos!
Miró la hora. Arthit estaría aquí dentro de 10 minutos.
—Está bien, aún tengo un par de minutos —se dijo a sí mismo, pero justo después de pronunciar la última palabra y de cerrar la boca, el timbre sonó. —Oh, mierda, ¿qué debería hacer? —Se preguntó, en pánico.
No podía fingir nada más que no estaba en casa, tampoco podía limpiar el desastre tan rápido. Sólo tenía que aceptar las consecuencias de sus acciones estúpidas. Caminó hacia la puerta y la abrió.
—Hey —dijo al alfa frente a él.
Los ojos de Arthit se ensancharon y sus labios se curvaron hacia arriba.
Kongpob lo miraba con el rostro lleno de manchas y piezas de comida en el cabello. Arthit ni siquiera sabía qué tipo de comida era esa.
—Hola, ¿está todo bien aquí? —Preguntó Arthit, contento. Pensaba que Kongpob se veía lindo así.
Kongpob se hizo a un lado para mostrarle la cocina a Arthit.
—No lo sé, tú dime —dijo avergonzado el omega.
Literalmente toda la cocina era un desastre explosivo. Cucharas que chorreaban, ollas que se derramaban con todo y humo y un olor a quemado.
—Santo cielo —rio Arthit.
Kongpob regresó corriendo a la cocina y apagó la estufa.
—Lo siento. Todo salió un poco diferente a lo que tenía planeado. Quería prepararte una linda cena para agradecerte y esto es lo que obtienes —Kongpob pinchó con un tenedor el objeto negro que descansaba en la bandeja y lo mostró a su invitado.
—¿Qué es? —Preguntó Arthit, apenas conteniendo la risa.
—Pollo.
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