3

1.1K 136 12
                                    

Se sentía idiota por estar ahí, de rodillas sobre el lago mirándolo; pensando en como volver a llamarlo y a la vez temeroso, pues el hecho de hacer enojar a un dios no era lo más inteligente que alguien pudiera hacer, pero ya no había vuelta atrás.

—Veamos— susurro para si mismo y suspiro.

Miro sus manos y las junto a la vez que cerraba sus ojos y en su cabeza aparecía la imagen de Poseidón; lo llamaba con voz suave, sintiendo un cosquilleo en el estomago al pronunciar su nombre. Pero no hubo nada, hasta que por inercia, la palma de su mano toco la superficie del agua, liberando un poco de su chakra cosa que tenia bien manejada gracias a los entrenamientos del clan Hyuga. 

Y de esa forma tras llamarlo otro par de veces, sintió como el agua se movía debajo de su palma; aunque no abrió los ojos ni siquiera cuando escucho el sonido de algo saliendo del agua; se atrevió a abrirlos al percibir en el aire como el aroma a "mar" se hacia más fuerte algo extraño considerando que se trataba de un lago de agua dulce y aun así ese olor a Hinata le parecía hipnotizante; los ojos perlas se encontraron con el hombre de cabellos rubios y de nueva cuenta sus hermosos ojos azules miraban el suelo, sin hacer contacto con los ojos perla de Hinata. 

Mientras que el Dios mostraba un rostro serio, el pequeño Hyuga no evito mostrar una pequeña sonrisa, pero casi de inmediato comenzó a ponerse nervioso, haciendo su extraña manía de frotar sus dedos cada que estaba nervioso, y aquel nerviosismo aumento al ver como el rubio caminaba hasta él.

—¿Por qué llamaste?— dijo con una voz seria que hizo temblar al joven de ojos perlados. 

Entonces se sintió atrapado, realmente no supo que responder a esa pregunta; todas las excusas que se le ocurrieron sonaban absurdas y la verdad era que, nunca fue bueno mintiendo así que jamás podría engañar a un Dios; pudo haber dicho que guiado por la curiosidad decidió investigar más sobre los Dioses, o que solo quería ver si podía llamar a otra deidad, pero prefirió ser honesto, así que con un temblor en sus piernas, se levanto y agacho la mirada viendo sus dedos frotándose.

—Quería verlo— aquello salió en una voz tan baja que de milagro el Dios pudo oírlo—. Otra vez.

Cerro los ojos esperando algún golpe o algo de ese estilo pensando que había hecho enojar Poseidón. Pero nada de eso llego, así que volvió a levantar la cara; el rostro de ese hombre no había quitado su expresión seria, ni mostraba desagrado al escuchar eso de un simple mortal.

 Entonces un silencio se apodero del ambiente, haciendo pensar al pobre chico omega que eta idea había sido pésima; de hecho iba a decir algo que rompiera aquella tensión y diera fin a ese encuentro, pero se armo de valor y había abierto ligeramente la boca, sintió como aquel hombre sujetaba su muñeca y de un movimiento lo pego a su cuerpo. 

Hinata se sonrojo demasiado, odia sentir como su ropa se mojaba al entrar en contacto con la del Dios, pero no se alejo, era algo extraño lo que estaba sintiendo, era nerviosismo lo que recorría su cuerpo, más no miedo; pero su cuerpo comenzó a temblar al sentir como la Deidad se agachaba y colocaba su rostro entre el cuello del joven aspirando el aroma de aquel Omega en pleno crecimiento. 

El omega cerro los ojos y coloco sus manos en los brazos del Dios, pero aun así no sintió miedo tan solo los escalofríos que acompañaban esa sensación y el nerviosismo de tener a alguien muy cerca, era algo raro pues el peculiar aroma de ese hombre lo calmo, no sabia como describirlo solo que era un olor que podría oler para siempre que incluso le daban ganas de restregarse contra la piel desnuda del torso de la Deidad, se sonrojo al tener esos pensamientos y lo que lo hizo regresar a la realidad, fue al sentir como el mayor se separaba de su cuerpo sin decir nada, tan solo coloco su mano tan varonil que el pequeño hombro de Hinata apretándolo ligeramente, como si se tratara de comprobar la existencia del Omega. 

Ese contacto duraría a penas unos segundos, pero para el Hyuga fue como si el tiempo se hubiese detenido, hasta que Poseidón rompió el contacto callando unos segundos.

—Dime tu nombre— dijo tras los segundos de silencio. 

El Hyuga se sonrojo de nuevo al oír esa voz otra vez.

—Hinata... Hinata Hyuga—dijo en voz baja pero seguro. 

La deidad tardo en responder o hacer algún movimiento como si estuviera analizando ese nombre, hasta que ante la sorpresa del ojiperla y sin  decir nada, se sentó en el suelo terroso dejando su tridente a un lado, señalo un lugar a su lado dando a entender que quería que el Hyuga se sentara a su lado. Cosa que hizo sin decir dudar, mirando la enrome diferencia entre sus estaturas, y a la vez analizando las facciones del mayor sin duda era una belleza que jamás había visto y que no parecía de ese mundo. No supo cuanto tiempo admirando los rasgos de Poseidón pero se avergonzó cuando su voz volvió a traerlo a la realidad. 

—Pregunta lo que quieras— fueron sus palabras.

Hinata tenia una oportunidad que muchos matarían por tener, varias preguntas cursaron por su mente, sobre todo después de su pequeña investigación en la biblioteca de su aldea, pero al verlo detenidamente supo su primera pregunta.

—¿Tú, eres un alfa?— algo absurdo para muchos tal vez.

El rubio volteo la cara como si fuera verlo, pero sus ojos se mantenían mirando hacia abajo. 

—Eso es algo obvio.

Muchos se sentirían idiotas por esa respuesta, pero Hinata tenia otra pregunta.

—Entonces, ¿de ustedes vienen todas las castas?

A pesar de que su rostro no lo demostró, la deidad se sorprendió por aquella pregunta, con su dedo dibujo en la tierra los símbolos de cada casta.

—Alfa, beta y omega— dijo Hinata señalando cada símbolo. 

El dios asintió.

—Gracias a nosotros ustedes están aquí, por lo que si, las castas vienen de nosotros- con su dedo dibujo más símbolos que Hinata jamás vio —.Estos símbolos como ustedes los conocen, en realidad son letras, alfa, beta, gamma, delta, épsilon— decía el nombre de cada símbolo que dibujo hasta que llego a la letra con el símbolo de los omegas.

Hinata tuvo una expresión triste al ver que incluso en ese alfabeto los omegas iban al ultimo.

—Pero ustedes los mortales, como siempre alteraron la palabra de los dioses, y tuvieron la osadía de formar una jerarquía— esas palabras hicieron que Hinata se sorprendiera, además de que era como si Poseidón hubiera sentido la tristeza en el joven —. Rebajaron a los omegas a no ser más que esclavos de los alfas- 

Con eso se formo la siguiente pregunta, solo que esta vez el joven de ojos perlados no pudo esconder su emoción.

— ¿Hay dioses omegas?

— Si, y son tan poderosos como los alfas— dijo sin el Dios sin dudar.

Hinata quería saber más mucho más pero quería que todos conocieran esta parte de la historia que nadie conocía y que se había mantenido oculta. 

—Quiero saber más— dijo el ojiperla quien se levanto y sin ser consiente de lo que hacia sujeto una de las manos del alfa —.Por favor, quiero verte mañana de nuevo. 

Se sonrojo al ver lo que estaba haciendo, pero no soltó su mano de hecho la apretó ligeramente. La deidad sujeto su tridente y con cuidado se levanto, sin apartar su mano del las manos del omega.

—Mañana, vuelve a llamarme como lo hiciste hoy— y sin más comenzó a caminar de regreso al lago, haciendo que Hinata lo soltara, sintiendo como su corazón latía con fuerza al ver la espalda de aquel Alfa mientras de nueva cuenta como la vez pasada el agua lo cubría hasta que desaparecía y con él, el olor a mar. 

Entonces Hinata regreso a su clan con una sonrisa que no paso desapercibida por cierto alfa que deseaba con todo su ser, ver a su merced al pequeño omega y no estaba dispuesto a que sus planes se vieran afectados. 


Amor de dos mundos (Poseidón x Hinata male) (Yaoi) (Omegaverse) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora